La Barbolla es un bonito pueblo situado a 950 metros de altitud. Fue anejo de La Revilla y en la actualidad lo es de Quintana Redonda.
El pueblo lo componían unas diez casas todas ellas orientadas al solano del mediodía, formando dos calles paralelas y una perpendicular a ellas. Tenían luz eléctrica en las viviendas pero no agua.
Trigo y cebada eran la base de la agricultura, de donde sacaban el grano que llevaban a moler al molino de Rioseco de Soria a lomos de los machos pues nunca hubo carro de animales en el pueblo.
La ganadería se componía principalmente de ovejas, utilizadas para la cría del cordero que se vendían a carniceros que venían de Reus para llevarlos a Cataluña.
El cura venia de Quintana Redonda a oficiar los actos religiosos.
El médico venia a caballo desde Rioseco de Soria y años más tarde acudía desde Muriel de la Fuente.
El cartero llegaba desde La Revilla a repartir la correspondencia.
El herrero accedía desde el cercano pueblo de La Revilla.
La maestra si vivía en el pueblo y lo hacia de patrona en alguna casa.
Dos fiestas tenia La Barbolla: la primera era el 10 de junio para agradecer al Niño Jesús que acabara con una nevada tardía que cayó por esa fecha. Se le sacaba en procesión alrededor de la iglesia a hombros de las mujeres que previamente habían subastado quienes tenían el honor de llevar en andas al Niño.
La fiesta principal del pueblo era el 14 y 15 de septiembre en honor al Santo Cristo de la Piedad y aquí eran los hombres los encargados de sacar al santo en procesión por las calles del pueblo. Había una misa y una comida con los familiares que venían de otros pueblos.
"En los últimos años como había menguado mucho la población ya no se celebraba baile, solamente un año acudió el acordeonista de la Ventosa de Fuentepinilla para dar un poco de colorido y alegría a la fiesta". LORENZO CHICO
Iban en romería el domingo de la Trinidad (mayo o junio) junto a una treintena de pueblos de la comarca a la ermita de la Virgen de Inodejo situada en el término municipal de Las Fraguas.
Para compras de cosas sencillas se acercaban hasta La Revilla donde había un comercio. Para cosas de mayor envergadura aprovechaban los lunes que era día de mercado en Rioseco, donde podían abastecerse de productos de todo tipo, desde calzado, ropa o bacalao y sardinas.
Algún vendedor ambulante proveniente de Tardelcuende o Quintana Redonda se dejaba ver periodicamente por La Barbolla ofreciendo sus productos.
Celestino y Sebastiana, un matrimonio de ancianos fueron los últimos habitantes en marchar de La Barbolla. Allá por el año 1996 cerraron su casa y se fueron para Soria, adonde habían ido a parar muchos de sus antiguos vecinos, alguna familia marchó a Zaragoza. Todos se fueron en busca de mejores expectativas que las que les ofrecía el campo.
Informante: Lorenzo Chico, antiguo vecino de La Barbolla (Conversación personal mantenida en el pueblo de La Barbolla).
El reportaje está abierto a poder ser ampliado. Si eres nacido o has vivido en La Barbolla y quieres aportar tus recuerdos, anécdotas o vivencias escríbeme al correo electrónico que hay en la columna de la derecha o facilitame alguna manera de contactar. Gracias.
Visitas realizadas en junio y octubre de 2009 y en noviembre de 2019.
Punto y aparte. Visitar estos parajes de la vertiente sur de la sierra de Inodejo en lo que fue el antiguo señorío de Calatañazor es una invitación a degustar la desolación, la amargura, la tristeza que produce ver como la despoblación ha hecho estragos por estos lugares: La Revilla, Monasterio, Fuentelaldea, La Muela, La Barbolla... son ejemplos de lo que fueron en el pasado y ya no son en el presente.
Algunos tímidamente tratan de sobrevivir en temporadas veraniegas y de fines de semana, otros ni eso. Tal es el caso de La Barbolla donde el silencio y la soledad son los amos absolutos de la atmosfera que impregna el pueblo.
Vuelvo a visitar La Barbolla diez años después de mi primera visita, todo sigue igual. Viviendas caídas se mezclan con otras que aún aguantan en pie (intentan en algunos casos preservar la intimidad de su interior, pero no es fácil).
La iglesia (de momento) se mantiene entera al exterior, lo mismo se puede decir de la escuela.
Otros edificios como la fragua o el teleclub se van desmoronando poco a poco.
La mañana es fría, llueve (y tiene que haber llovido de manera abundante a lo largo de la noche a tenor de los charcos que hay acumulados en algunos tramos).
Paseo por las silenciosas calles de La Barbolla buscando detalles que se me hubieran pasado inadvertidos en mi anterior visita.
Tuvo que ser dura la vida aquí para que todos tomaran la decisión de marcharse y no volver.
Es fácil imaginar los duros inviernos que aquí padecerían.
Si hoy cuando estoy aquí es un día de noviembre y hace un frío que penetra en todo el cuerpo aún por bien abrigado que voy, retrocedo mentalmente e imagino como sería la vida aquí en diciembre, enero o febrero y de hace sesenta o setenta años que eran inviernos de verdad, que la climatología se mostraba con toda su crudeza.
Me siento a gusto paseando por La Barbolla, una mezcla de tristeza, emoción y melancolía se apodera de mi mientras deambulo por todos sus rincones. Alguna nave agrícola intenta poner el contrapunto de que no todo es olvido en el pueblo, de que hay cierta actividad en alguna época del año.
Me acerco hasta el precioso conjunto que forman la fuente y el lavadero. Desde aquí veo el pueblo de La Revilla, importante en tiempos pasados pero corriendo la misma suerte que La Barbolla en tiempos actuales.
Vuelvo al núcleo central del pueblo, la iglesia, hermosa y dominante sobre el entorno circundante. Causa cierta desazón ver el estado de desamparo en que se encuentra el templo. Es cuestión de tiempo de que los fenómenos atmosféricos o la mano destructora del hombre (vándalos) hagan su trabajo de desgaste y la edificación vaya en imparable caída hacia la ruina. Las administraciones deberían tomar cartas en el asunto antes de que sea demasiado tarde.
La reguera que antaño pasaba llena de agua por medio del pueblo hoy permanece seca y mustia.
Me voy de La Barbolla con una sensación agridulce. El frío sigue presente, la lluvia cae con más intensidad. La soledad en este lugar abruma al visitante. No puedo evitarlo. Hay lugares que me tocan un poco más la fibra de la sensibilidad y este pueblo de La Barbolla es uno de ellos. El día gris también acompaña a que estos sentimientos se disparen. Seguramente esta misma visita en un soleado día del mes de julio no habría producido la misma sensación de aflicción en mi, pero... solo me queda por decir que tristeza y belleza van una vez más de la mano, en La Barbolla está el último ejemplo.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
Entrada al pueblo por el camino de La Muela, el cementerio a la izquierda.
Vivienda e iglesia.
Entrada al pueblo por el camino de La Ventosa de Fuentepinilla.
La iglesia parroquial de San Bartolomé.
Pórtico de la iglesia.
Escuela de La Barbolla, cerrada para siempre en el año 1969. El piso de arriba era la vivienda de la maestra.
"Cuando cerraron la escuela quedábamos tres niños. Teníamos que ir a la de La Ventosa de Fuentepinilla. Tardábamos medía hora andando. Nos llevábamos la fiambrera y comíamos allí. Por la tarde vuelta al pueblo". LORENZO CHICO.
Fachada lateral de la escuela.
Calle de La Barbolla.
La misma calle en sentido inverso.
Algunas viviendas agonizan sin remisión. A duras penas aguantan los muros. Tejas, vigas y piedras forman una masa escombrada en su interior.
Calle de La Barbolla. En primer plano a la derecha el ábside de la iglesia y la sacristía.
Vivienda en la calle de las Eras.
Vista parcial del pueblo.
Vivienda en la salida del pueblo por el camino de La Muela.
Vivienda delante de la iglesia junto al camino de La Ventosa. Aguanta firme, pero el tejado ya ha cedido y ha derrumbado el interior.
La fragua, con un imponente boquete en sus muros. Amenaza ruina inminente. El herrero venia desde La Revilla.
Teleclub. La llegada de la televisión fue un acontecimiento en el pueblo. Aquí se instaló y acudía la gente por las tardes después de sus quehaceres diarios a ver la programación.
Antigua era de trillar.
Fuente, abrevadero y lavadero.
Que curioso lo del tele club, mi padre es de un pueblo de Extremadura y recuerdo que cuando yo era niño también habia tele club, ¡que recuerdos de esos tiempos que nunca volveran¡. Yo sin haberlo conocido también quisiera dar las gracias a Don Lorenzo Chico, por mantener el ánimo y la ilusión de que su pueblo salga del anonimato y no pase a ser uno mas de los olvidados de España. Muchas gracias Don Lorenzo.
ResponderEliminarMi abuelo era de la Barbolla, yo vivo en Tarazona y casi todos los veranos me escapo algun dia alli. Mi abuelo se llamaba Manuel Isla Ropero, y fue secretario de Navajun, Torrellas (al lado de Tarazona), Morella y Graus. Se caso con mi abuela en Navajun (se llamaba Generosa Garcia)
ResponderEliminarYO CONOCÍ A TU ABUELO, HERA FAMILIA DE MI PADRE. YO NACÍ EN LA LA BARBOLLA, ME LLAMO JOSÉ LUIS Y SOY HIJO DE SEVERINO ISLA SORIA. ACTUALMENTE VIVO EN ZARAGOZA Y VOY TODOS LOS AÑOS,POR AGOSTO A VISITAR EL PUEBLO.
EliminarBuenas tardes: soy Luis Pastor y estoy haciendo un pequeño artículo sobre La Barbolla para la revista de AREVACON. En miminvestigación h salido tu padre como uno de los marineros que iban a Ferrol en enero de 1944, cuando se producjo el accidente ferroviario de Torre del Bierzo. Me gustaría poder contactar con vosotros. Mi correo es: lasopastor@gmail.com
EliminarMuchas gracias
Luis
Mi abuela era de La Barbolla, se llamaba Veneranda Hernández Ropero y nació en 1918, hija de Daniel y Juana.A los 18 años se fue a trabajar a Zaragoza haciendo ya el resto de su vida en dicha ciudad. Vivión en su infancia en el pueblo, Burgos, Soria y posteriormente en Zaragoza.
ResponderEliminarBesos,
Armando.
Mi abuela nació en La Barbolla (EUGENIA LÓPEZ ISLA) en el año 1915, aunque vivió más tiempo en el cercano pueblo de Fuenteladea, que con el tiempo acabará en una parecida situación. Impacta el silencio y la ruina que imperan en este pequeño pueblo, te viene a la mente que en ese lugar debió de pasar una guerra o una plaga devastadora para quedar en esa situación.
ResponderEliminarPues una reunión de descendientes no seria mala idea chicos
ResponderEliminarPues yo si tubier una casa allí empezaría con repararla los fines de semana luego en vacaciones y final.retirarme allí para el fin de mis días
ResponderEliminarmi familia es de la ventosa de fuentepinilla, la seca y la muela. una amiga me pasó la referencia y ha sido interesante conocer el blog. hay mucho que ver... y mucho que redescubrir y rescatar de todos los pueblos deshabitados.
ResponderEliminarmi abuela tambien es de la seca y en ocasiones vamos a una casa que conservamos; da lastima que pueblos tan cercanos como la barbolla o la revilla hayan pasado pagina y ppoca gente quiera recuperar su memoria
EliminarHola soy Mari Carmen Isla Gonzalez,vecina de la Barbolla. Me ha hecho mucha ilusión volver a recordar mi infancia a través de las fotos.
ResponderEliminarMe alegra que te haya gustado Mari Carmen.
EliminarGracias por dejar tu comentario.
Saludos.
Hola a todos, soy Alejandra de Miguel, hija de Omar, nieta de Luis Alberto, bisnieta de Doña Aurora Chico y Don Luis de Miguel, los dos últimos nacidos en La Barbolla y La Revilla respectivamente.
ResponderEliminarAmbos emigraron muy jóvenes a la Argentina desde donde les escribo, aquí formaron su familia. Un cariñoso saludo a todos los descendientes y familiares de aquellos pueblos que esperamos visitar con mi padre en un futuro no muy lejano.
Llevo 15 años viviendo en Soria y el tema de la despoblación no deja de llamarme la atención. Me fascinan las historias que se cuentan sobre ellos, historias interesantes del "simple" día a día. Lo que Unamuno llamaba intrahistoria. Mi padre es de una pequeña aldea gallega que, probablemente, esté a punto de convertirse en despoblado y no puedo hacer nada desde aquí para evitarlo. De hecho, la última vez que estuve de visita me dio muchísima pena y me tuve que marchar enseguida. Un aluvión de recuerdos se sumaron a lo imposible que es para mí volver y arreglar la casa de mis abuelos, algo que me encantaría hacer. Gracias, Faustino, por divulgar acerca de esta temática.
ResponderEliminarNo soy d Soria pero m tira muchísimo creo q algún descendiente vivió allí, m encanta Castilla y mucho Soria en verano siempre m guardo 10 días y pasarlos x allí, voy buscando siempre el sitio idóneo para retirarme y poder rodearme d un sitio rural y levantarlo desde cero y sobre todo con animales autóctonos, éste año voy a Berlanga d Duero y espero pasarme a conocer La Barbolla...besos
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