Acrijos (Soria)

Ubicado en un meandro de El Barranco a 1150 metros de altitud, se sitúa este escondido y recóndito pueblo de Acrijos en las Tierras Altas Sorianas, allá donde la despoblación primero voluntaria y luego forzosa causó auténticos estragos hasta el punto de convertirse en la comarca más despoblada de la provincia. Hoy día por los desolados montes de la sierra de Alcarama dormitan entre pinos de dudosa repoblación más de una decena de pueblos a los que una política mal gestionada por parte de las administraciones empujó a convertirse en almas en pena a merced de un abandono y un silencio brutal.
Estructurado en la pendiente de una ladera, unas ciento sesenta personas en 1950 daban vida a las cuarenta casas que formaban este bonito pueblo de Acrijos.
Para 1960 la cifra había descendido a noventa y seis habitantes, siendo treinta y tres las casas habitadas.

"Mi familia de varias generaciones fueron todos nacidos en Acrijos: padres, abuelos y bisabuelos.
A los abuelos paternos, Timoteo y Urbana no llegué a conocerlos, solo recuerdo su casa que era donde se quedaban los tíos y primos cuando venían en verano a Acrijos. Tuvieron cinco hijos: Felipe, mi padre, el único que se quedó en el pueblo, los demás: Eloy, Alejandro, Carmen y Fermina buscaron acomodo en diferentes lugares.
Los abuelos por parte materna fueron Zoilo y Nemesia, los cuales tuvieron tres hijos: Pedro, León (fallecido en la guerra civil) y Angelita, mi madre.
El abuelo Zoilo murió cuando yo era muy niño. La abuela Nemesia, el tío Pedro y Maximina, hermana de la abuela, vivían en su casa, un caserón enorme donde había de todo. Recuerdo el somero (desván) lleno de misterios y donde estaba el libro de Barba Azul, que decían había matado a todos sus mujeres. La abuela Nemesia, pese a su apariencia de mujer menuda, era fuerte y animosa, más de un día subía andando a San Pedro a por la correspondencia y ayudaba como la que más en las tareas del campo y cuidar el ganado. Nos contaba cuentos, costumbres, leyendas y romances. El burro del tío Pedro y nuestro macho formaban yunta para las faenas del campo (labrar, sembrar, trillar). Había días que en casa se decía “hoy vamos a segar para la abuela”. Madre nos hablaba de un tío suyo de nombre Castor que llegó a ser Senador y del que no he encontrado ningún dato".
JAVIER ORTEGA.


La escuela, la iglesia, la casa de la maestra y la caseta de la luz (el trasformador) eran los únicos edificios blancos, encalados, de Acrijos.
Para lavar la ropa las mujeres iban al lavadero situado en el Reajo, junto al barranco. Tenían su cajón para no lastimarse las rodillas y llevaban la ropa en un balde. Se hacían su propio jabón. De vez en cuando hacían la colada en el barranco o en la fuente de La Losilla.
La luz eléctrica fue la única infraestructura de renombre que llegó hasta los muros de Acrijos, hecho que aconteció en 1956, atrás quedaron los candiles de carburo y de aceite.

"Yo tenía once años cuando llegó la luz eléctrica a Acrijos. Venía por una línea proveniente de Matasejún". JOSÉ LUIS ORTEGA.

Se les conocía con el apodo de esteperos debido a la abundante cantidad de estepas que había en su término.
Los inviernos eran especialmente severos en esta comarca con abundantes nevadas que dejaban los pueblos incomunicados durante varios días.
Utilizaban estepas y leña de roble para la combustión de la lumbre en los hogares.

"Eran unos inviernos muy fríos y nevaba mucho. Había días en que la ventisca formaba grandes neveros, la nieve borraba las calles y caminos y no podíamos salir de casa, ni ir a la escuela que nos pillaba en la otra punta del pueblo. Pasábamos las horas alrededor de la lumbre o del brasero. El ganado no podía salir a pastar y teníamos que alimentarlo en el corral con el consiguiente gasto. Era la época en que parían las ovejas y las cabras.
Recuerdo los churros (carámbanos) que colgaban de los tejados, el hielo que se formaba en las calles. Solo se veía el humo salir por las chimeneas de las casas de Acrijos. En las largas noches de invierno estaba el trasnocho donde las mujeres hacían labores de costura, los hombres le daban a la bota o al porrón del vino, jugaban a las cartas y todos contaban historias o chascarrillos mientras que los críos escuchábamos en silencio embobados a la luz de la vela o el candil hasta que llegó la luz eléctrica". JAVIER ORTEGA.


Aira el Royo
Aira Juandana
Cabeza la Hoya
Camino de Vea
El Carrizal
El Chorro
El Chorrón
El Cogote del Cerro
El Cogote los Endrinos
El Horcajo
El Huerto el Cura
El Pozo Bartul
El Projimón
El Ribazo Grande
El Sobaco
La Coronilla
La Fuente el Chorrito
La Fuente la Losilla
La Fuente la Teja
La Hacienda
La Nevera
La Pascua el Vicente
La Pieza los Calvos
La Quebrada
La Teconosa
La Umbria
Las Cerradas
Las Veredas
Los Corrales de Vallejo
Mata la Zarza
Valdecubas
Valdemadrastro
Valdiñigo
Valmayor

**Son algunos topónimos de lugares comunes de Acrijos que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**


Trigo, cebada, lentejas y patatas era lo que producían mayormente en la agricultura.
Llevaban a moler el grano a los numerosos molinos que había en el curso del río Linares entre San Pedro Manrique y Vea.
Había un horno comunal donde hacían el pan por turnos las gentes del pueblo.

"Primero se quemaba la leña para calentar el horno y una vez que la bóveda estaba dorada se limpiaba el suelo con el barrendero y se colocaban las brasas en la boca. A continuación con una larga pala de madera se metía la hornada, primero los panes, grandes hogazas que duraban hasta una semana, luego las tortas a las que ponían chorizo, torreznos o un huevo.
La víspera, mi madre en el cuarto de amasar hacía los panes. Primero cernía la harina en grandes cedazos, padre había subido días antes a San Pedro una talega de trigo a moler al molino.
Madre distribuía la levadura que había dormido durante toda la noche junto a la lumbre y en la artesa le daba vueltas y vueltas a la masa. Durante la noche la levadura fermentaba junto al rescoldo del fuego y a la mañana siguiente la dividía en panes y tortas que metía en una cesta tapada con mantas.
Ese día en el horno también se asaban patatas, algún conejo u otro animal. En el invierno las brasas se llevaban a casa en el brasero. El horno servía también de trasnocho, lugar de reunión de los mozos y chicos en las noches frías de invierno". JAVIER ORTEGA.


Las ovejas y las cabras conformaban el volumen ganadero en Acrijos.
En época de matanza era costumbre matar un cerdo, en algunas casas se sacrificaban dos animales.
"Cada familia de Acrijos tenía, por lo menos, un par de cochinas, una para criar, cuya prolífica camada vendían de lechones (tetones), y la otra, tras caparla, se engordaba con harina, berzas y patatas para la matanza.
Había algunos, los menos, que mataban dos cerdos, pero lo normal era una sola cochina como en nuestra casa. Muy de mañana todo estaba preparado para el día de la matanza. Venían todos los familiares y algunos vecinos a los que invitábamos, pues era una gran fiesta. Sacaban la cerda al portal y de repente los hombres se abalanzaban sobre ella, la agarraban de las patas y la tumbaban en el banco. Los gruñidos inundaban toda la casa y hasta el pueblo entero.
El tío Pedro la sujetaba por detrás de la oreja con el gancho mientras padre le tentaba el garganchón y le metía con fuerza el cuchillo directo al corazón. Manaba un borbotón de sangre que madre recogía en un barreño para hacer el mondongo de las morcillas junto con las migas que padre había cortado la noche anterior, arroz, azúcar y otras especias. Nuestras morcillas eran dulces.
Una vez limpia, se colocaba boca arriba en el banco y padre la abría en canal. Luego la colgaban con una soga en una viga del techo, se pesaba con la romana (las más grandes llegaban a pesar hasta 200 kilos pero lo normal era entre 100 y 150, en la escuela presumíamos de lo que había pesado nuestra cochina) y se procedía a descuartizarla, a separar las costillas, el espinazo, las paletillas, los lomos, la panceta, los jamones y las mantecas. La morcilla más grande, el morcillón, la comíamos asada en unas parrillas la noche de la matanza.
No podíamos comer nada hasta que no bajara de San Pedro el tío Pedro del veterinario con los resultados de la triquinosis.
Eran unos días de fiesta, no íbamos a la escuela y nos pasábamos todo el rato en la cocina junto al fuego comiendo y observando a las mujeres cómo preparaban las morcillas y los chorizos. Para hacer los chorizos primero había que picar la carne con la máquina, luego sazonar y preparar el picadillo para las ristras, que al igual que las morcillas, se colgaban en varas en la cocina para que se secaran con el humo y el calor del fuego.
Los chorizos, una vez secos, se echaban en aceite en tinajas, al igual que las costillas, y constituían junto al tocino y la paletilla una buena parte del sustento del verano para la siega. Más adelante vendría la faena de sazonar y controlar el curado de los jamones colgados en el somero para que se orearan. Por lo general una vez curados se vendían en San Pedro". JAVIER ORTEGA.


Mucha afición a la caza había entre las gentes de Acrijos. Las liebres, conejos, perdices, codornices y otros tipos de aves suponían un buen reclamo.
"Mi hermano José Luis y yo éramos expertos en todo lo relacionado con animales y pájaros. Cazábamos conejos y liebres con escopeta de cartuchos, lazo y al rastro en invierno siguiendo las pisadas que dejaban en la nieve; perdices, con escopeta, lazo y reclamo, codornices, otras aves como palomas torcaces, tórtolas, picabarrenos y todo tipo de pájaros con cepos y aludas (hormigas con alas) al final del verano. El ayuntamiento nos pagaba por coger huevos y crías de urracas, cuervos, buitres y otras alimañas. También había mochuelos, aguiluchos, águilas, abubillas, tordos, cucos y muchos gorriones, topos, erizos y culebras. Últimamente se veían jabalíes y corzos en las dehesas y Valdecuvas, eran más difíciles de cazar. Cogimos más de un zorro: antes lo cebábamos con sardinas arenques cuando se acercaba al pueblo a robar gallinas. A la tercera noche plantábamos el cepo y cogimos alguno vivo que luego paseábamos por las casas del pueblo, en ocasiones solo encontrábamos la pata y un reguero de sangre, el zorro se la había arrancado y había huido". JAVIER ORTEGA.

San Pedro Manrique y Cornago eran sus dos salidas naturales al mundo exterior. A San Pedro acudían en buen número los lunes que era día de mercado. Día de colectividad social de toda la comarca, donde se veían las gentes de todos los pueblos y se enteraban un poco de lo que iba pasando por el mundo. Llevaban cabritos, corderos, cerdos, cabras viejas, huevos, quesos a vender en el mercado y de paso se abastecían de los productos alimenticios que necesitaran para consumo, útiles de labranza o ropa.

"Para nosotros subir a San Pedro los lunes, el día de mercado o en las ferias, era una auténtica fiesta. A veces subíamos toda la familia, andando o montados en caballería. Tras pasar por Las Fuentes, el Praujimón, Valdíñigo y la Muga llegábamos al molino del Mateo. Cruzábamos el puente sobre el río Linares y nos encontrábamos en el camino con los de otros pueblos que también subían a San Pedro. De chicos nos llamaba la atención los frutales de las huertas, había hasta membrillos, los peces del río o los patos y las ocas del estanque de agua del molino. El camino transcurría paralelo al río y tras superar los molinos y el cuevacho, donde habían acampado los gitanos, aparecía ante nosotros el mercado, una gran plaza llamada La Cosa donde se escuchaba el guirigay de animales, el griterío de los tratantes, el ir y venir de gente, tenderetes. Nosotros subíamos animales a vender y comprábamos desde utensilios, semillas y plantas (coletas, cebollinos, lechuguino) a pescado o frutas. A los chicos nos cortaban el pelo y a las chicas les hacían la permanente. Al día siguiente estrenábamos en el recreo los chiflos, las pelotas de goma o las canicas". JAVIER ORTEGA.

"Se iba a Cornago a comprar vino. Otros se desplazaban más lejos a por ello y alargaban el viaje hasta Fitero o Grávalos para lo cual empleaban el día entero. En algunas ocasiones también se llevaban cabritos a vender a Cornago que luego eran transportados hasta Barcelona". JOSÉ LUIS ORTEGA.

Aunque numerosos vendedores ambulantes se dejaban ver por el pueblo para ofrecer sus productos, como vendedores de aceite, olivas, frutas, verduras y telas que venían desde Igea y Cornago. El cacharrero de San Pedro Manrique aparecía de cuando en cuando por allí ofreciendo cantaros, botijos y todo tipo de vasijas.
"Recuerdo al Trapi que subía desde Igea (La Rioja) con un caballo a vender fruta, olivas, aceite, verduras. Al Motores, Isidoro del Rincón, hermano de Mario, que bajaba con su burro de San Pedro, traía pescado, chicharro y sardinas principalmente y compraba huevos, chatarra y quesos. También venían de fuera el capador de cochinas, el herrero, el estañador y los charlatanes a vender mantas. “Dos al precio de una, compre señora, porque el que sabe, sabe y el que sabe se aprovecha”, pregonaban, e iban añadiendo mantas y sábanas al lote y además regalaban pañuelos y pinturas para los chicos. Auténticos charlatanes, cuya cantinela los críos nos sabíamos de memoria". JAVIER ORTEGA.

Había una costumbre desde muy antiguo y es que cada año un vecino estaba obligado a tener una taberna en casa, más que nada para todo aquel forastero o gente del pueblo que quisiera echarse unos tragos de vino.

"El maestro de Sarnago venía los domingos e instalaba un pequeño comercio en la planta baja de un edificio donde vendía pastas, anís y otros licores. En los años más recientes fue Mario de San Pedro Manrique el que puso una tienda en Acrijos en casa de su tía Consuelo. Vendía un poco de todo, desde bebidas, comestibles a productos de limpieza. JOSÉ LUIS ORTEGA.

San Sebastián era el patrón de Acrijos, al que celebraban fiesta el 20 de enero. Pero como quiera que caía en lo más severo del invierno, estas fiestas quedaban muy disminuidas y no se celebraba ni baile porque los músicos no podían llegar. Solo la misa y la procesión cuando se podía era lo que daba un poco de solemnidad al día.
La fiesta grande de Acrijos se celebraba en torno al 10 de septiembre. Una diana con los músicos y el volteo de campanas anunciaba el comienzo de las fiestas. La misa y la procesión con música marcaban los actos religiosos. En la comida se sacrificaba un cabrito, conejo o cordero para compartir con parientes venidos de fuera y allegados. Pero era el baile lo más concurrido de las fiestas, por la mañana, por la tarde y por la noche. Los Patos (Félix y José Luis, dos hermanos de Cornago con violín y guitarra, algunas veces se hacían acompañar de bombo y platillos) eran los encargados de hacer sonar la música para que bailaran las parejas en la plaza.
Todo el vecino pueblo de Fuentebella al completo acompañaba a los acrijeños en esos días tan señalados. Prácticamente era del único pueblo que venían a participar de las fiestas, alguno de Vea y poco más.
Los mozos tenían la costumbre de matar esos días una oveja machorra, la noche anterior se la corría por el pueblo con gran profusión de ruido debido a los numerosos cencerros que llevaba al cuello. Durante un día entero daban buena cuenta de la carne del animal, solo participaban los mozos varones y solteros que formaran parte de la cuadrilla.
"Desde por la mañana las campanas no dejaban de repicar volteadas por los mozos y a la tercera señal acudíamos con ropa más fina a misa donde hacíamos de monaguillos algunos niños. Después había procesión, en fila, los chicos a un lado y las niñas al otro, un mozo portaba el pendón, y detrás el resto de la gente. Se lanzaban cohetes y los críos seguíamos con la mirada su trayectoria para ver donde caía la varilla y buscarla como un tesoro.
Ese día se cerraba el ganado y en casa había “sopa roya” de cocido (garbanzos y alguna parte de la matanza del cerdo), conejo o pollo asado y las ricas natillas que hacía madre. Por la mañana se comía rosquillas caseras y se bebía anís dulce. El pisto, a base de pimientos, cebolla, tomate revuelto con huevos, era lo que más nos gustaba cuando íbamos a segar. En la matanza y el esquilo de las ovejas padre hacía migas y también eran un bocado exquisito los rabos de las corderas cuando se desrabotaban.
El momento más esperado de la fiesta era el baile de la noche en el frontón. Venían los mozos de Fuentebella y alguno de Vea y era tal el grado de hospitalidad de los vecinos de Acrijos que había auténticas disputas para ver quien se llevaba algún forastero a cenar a casa".
El pasacalles de la víspera y el baile lo amenizaban los Patos, los hermanos Félix y José Luis, que subían de Cornago y tocaban la guitarra y el violín y aseguran que “sacaban buena música”. Yo recuerdo haber escuchado algún acordeón, pero el resto del año se encargaban los mozos y su guitarra, que algunos sabían rasguear. Especialmente en la fiesta de la machorra, mataban una oveja que ese año no había criado y pasaban varios días en el Chorro bajo los nogales preparando caldereta y otros guisos con su carne. Elegían al alcalde de los mozos que se hacía acompañar de varios alguaciles, los más jovencitos que acababan de llegar, para entrar de mozo había que pagar varias azumbres de vino y doce pesetas para las cuerdas de la guitarra. Se pasaban las horas de ronda cantando coplas y letrillas que inventaban como esta “Este el cantón antiguo, es cantón de reunión donde se reúnen los mozos de machorra y remojón”. El remojón era como el zurracapote o sangría.
JAVIER ORTEGA.


El día de la Trinidad era muy celebrado también en Acrijos. Al igual que en San Pedro y en Sarnago existía la costumbre de las mondidas y el mozo de ramo, tradición que se fue perdiendo poco a poco en cuanto la gente joven comenzó a emigrar.
Se celebraba una misa y una procesión con el santo y la virgen del Rosario, se engalanaban algunas calles con altares y arcos engalanados. El baile por la tarde en una era completaba el día festivo.

Cirilo Delgado fue el último alcalde de Acrijos, cargo que ejerció bastantes años.
                                     "La vara de la alcaldía la tiene el que la merece,
                                     la tiene el señor Cirilo y en su mano resplandece".


Jacinto Jiménez fue el último juez de paz del pueblo.
El invierno era época de poco trabajo en el pueblo por lo que muchos mozos se ajustaban de pastores, a veces para todo el año, en Las Bárdenas Reales, en el valle de Roncal, Tudela y también iban en cuadrillas a vendimiar a Olite, Tafalla y otros pueblos de Navarra y La Rioja.
El juego de la calva en una era o la baraja acompañada de unos tragos de vino en la improvisada taberna solían ser los entretenimientos de los acrijeños.
Los adultos en las tardes-noches de verano se sentaban a la fresca en la puerta de casa e improvisaban tertulias con los vecinos.
"Los niños estábamos por ahí enredando, haciendo trastadas, entreteniéndonos con cualquier cosa, pasábamos el día en la calle, cuando no había faena en la casa íbamos a nidos, a coger pájaros, ranas, nueces, castañas, pomas y moras.
Aunque hay que decir que estábamos casi todo el día ocupados y apenas teníamos un rato libre, pues estábamos implicados en todas las tareas de casa, en cuidar el ganado y las faenas del campo: sacar el ciemo, hacer leña, sembrar, escardar, segar con hoz y zoqueta, acarrear, trillar, aventar primero con palas y horcas y más tarde con aventadoras, guardar el grano y la paja.
Durante el curso en el recreo jugábamos al fútbol con cualquier objeto redondo y sobre todo en el frontón a la pelota a mano, de cuero que hacíamos nosotros con tripas de gato y lana que le quitábamos a nuestras madres. También a “la mira-mira-va”, a “civiles y ladrones”, al escondrijo, al bote-bote, al "gua" con las canicas o a correr el aro. Las chicas a saltar a la comba, al calderón, al corro, la roncha de la patata. Chicos y chicas juntos a el último que dé dedo, a tres navíos en el mar, al voy, toco y salvo, el zorromoco, el veo veo, el qué es churro, taino o gamella, o a esvararse sobre la tierra mojada o encima del hielo con unas estrepas o un banco de tres patas". JAVIER ORTEGA.


El cura venía a oficiar misa desde Sarnago, llevaba también el pueblo de Fuentebella. Posteriormente fue don Livino el que oficiaba los actos religiosos y estableció su residencia en Acrijos.

"En los últimos años venía don Alejandro, el cura de Matasejún a dar misa dos veces al mes. Venía montado a caballo y se traía su propio monaguillo.
JOSÉ LUIS ORTEGA.


El médico venía cuando no había más remedio montado a caballo desde San Pedro Manrique, de allí también acudía el veterinario.
El cartero (Pedro) residía en Acrijos, iba por la mañana hasta San Pedro a por la correspondencia y por la tarde la llevaba a su pueblo y a Fuentebella.
El herrero venía periódicamente desde San Pedro Manrique.

Muchos jóvenes fueron emigrando en los años 50 y 60 buscando la mejor calidad de vida que se daba en las ciudades.
"En la mayoría de las familias de Acrijos primero se marchaba algún hijo o algún pariente a trabajar fuera y por efecto llamada luego se iban otros hasta que terminaba yéndose toda la familia. Es lo que nos ocurrió a nosotros para irnos a Zaragoza. Mi hermana mayor trabajaba en una casa, antes había estado en Barcelona con las tías, yo estaba estudiando, y los hermanos hicimos la mili en Zaragoza, al final los padres compraron un piso en la capital maña"
JAVIER ORTEGA.


Además del auge urbano, el aislamiento que padecían con malos caminos, la dureza del clima y la ausencia de servicios que no llegaban a Acrijos fueron factores importantes para que la gente se tomara muy en serio lo de emigrar. Para colmo la política de repoblación forestal tan inadecuada que se llevó a cabo en toda la comarca de Tierras Altas empujó a los más remisos a ir marchando fuera. Les compraron sus fincas para la replantación de pinos por lo que ya tenían muy complicado salir a pastar con el ganado.
La emigración repartió a los acrijeños por muchas partes del país e incluso Sudamérica, un buen numero se establecieron en Tudela, Alfaro, Logroño, pueblos de la Ribera Navarra, Zaragoza, Barcelona o el País Vasco (unas cuantas familias en el pueblo guipuzcoano de Legazpia).
A primeros de los 70 ya si había apenas cuatro casas abiertas.
"Mi hermano José Luis o a veces Santiago (otro hermano), mi tío Pedro, Andrés Delgado (hijo de Manuel Delgado y Carmelo Calvo (hijo de Agustín y Basilisa) llevaron conjuntamente un gran rebaño de ovejas con cientos de cabezas, las compraban en otros pueblos, las criaban en Acrijos y luego las vendían en San Pedro. Tenían todo el pueblo para ellos y entonces aun podían pastar en el termino de Acrijos, repoblado de pinos. Es más, los nombrados más otros hombres y mozos del pueblo fueron a jornales a plantar pinos". JAVIER ORTEGA.

Corría el año 1974 cuando Acrijos se quedó completamente vacío al marcharse los últimos que quedaban: José Luis Ortega, su tío Pedro, su abuela Nemesia y la hermana de esta: Maximina. Se fueron a San Pedro Manrique.
A partir de entonces lo de siempre, pistas forestales que se abren donde nunca las hubo, expolio demoledor, olvido y silencio.

                                     Acrijos era mi pueblo
                                     Lo vendieron, despoblaron,
                                     abandonaron y humillaron.
                                     Hoy solo hay ruinas, maleza y pinos
                                     que ahogan calles y caminos
                                     y obligaron a marcharse a los vecinos.
                                     Paisajes y recuerdos
                                     clavados en la retina y el alma
                                     con alfileres del tiempo.
                                     Acrijos todavía es mi pueblo.
                                     (Javier Ortega)



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Informantes:
-José Luis Ortega, antiguo vecino de Acrijos (Conversación personal mantenida a la puerta de su casa en San Pedro Manrique).
-Javier Ortega, antiguo vecino de Acrijos (Conversación personal mantenida por correo electrónico).
Otra fuente de información: Pagina web de Acrijos: http://acrijos.blogspot.com.es/


Visitas realizadas en mayo de 1998 en solitario y en mayo de 2014 en compañía de Blas Gonzalo.

PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.

Punto y aparte. Voy en buena compañía con el amigo Blas, soriano de nacimiento y riojano de adopción. Gran conocedor de todos los despoblados de Tierras Altas los cuales se ha pateado en diversas ocasiones. Después de visitar el pueblo de Fuentebella y dar cuenta del avituallamiento en la era de aquel pueblo, emprendemos la caminata hacía Acrijos. A la media hora de caminar al coronar un altillo se abre ante nosotros una vista de postal: el pueblo de Acrijos a nuestros pies. La ocasión es para sentarse en una piedra durante unos minutos y disfrutar ensimismado ante el paisaje. El pueblo se recuesta suavemente en la ladera del barranco, se domina todo el caserío por completo. Enseguida echo a faltar el elemento arquitectónico que llamaba la atención en la iglesia de este pueblo y que si estaba en la anterior visita que realice a este lugar en los años 90: el Cristo que coronaba la espadaña. Son muchos años y los fenómenos atmosféricos habrán ganado la batalla al frágil equilibrio que lo mantenía.
No conseguimos encontrar el camino de bajada que nos hubiera llevado hasta el pueblo, el camino antaño bien transitado que utilizaban los de Fuentebella cuando venían hasta Acrijos. La falta de uso y la vegetación habrán terminado por borrarlo, así que nos toca dar un rodeo de casi ciento ochenta grados por las pistas que vienen de Sarnago para acercarnos hasta el pueblo.
La tarde es primaveral, amenaza con llover, pero se queda solo en unas gotas, temperatura agradable.
Una placa de azulejo ya muy desgastada por el tiempo anuncia el nombre del pueblo en la primera fachada, un letrero más moderno sujetado por dos finos troncos también con el nombre del pueblo no ha podido mantenerse erguido por lo que se encuentra apoyado en la pared. Ya desde el alto se veía el deterioro que estaba sufriendo este pueblo con la falta de muchos tejados y muros cayéndose, impresión que se confirma al empezar el paseo por el pueblo. Aun así hay todavía buenos ejemplares de viviendas en pie. La parte alta está intransitable por los escombros y la vegetación y es la parte baja por donde se puede pasear sin problemas. Enseguida se llega al transformador de la luz y tras un pequeño repecho se llega al rincón más bonito del pueblo: la plaza. Allí está la escuela, la fuente y algunas viviendas por encima. El silencio es absoluto. Mientras que el amigo Blas se va a explorar un poco otros rincones del pueblo me siento en un poyete a contemplar en soledad la plaza y enseguida veo a los Patos de Cornago con sus instrumentos sentados junto a la fuente haciendo sonar la música, las parejas jóvenes bailan agarrados en la explanada bajo la atenta mirada de los mayores que miran con nostalgia el tiempo que ya se pasó para ellos. Los chiquillos corretean inquietos de un lado para otro. La plaza se encuentra en ebullición. La llegada de Blas me saca del ensimismamiento en que me encontraba sumergido. Ha intentado entrar en la iglesia pero es imposible, hacia allí me dirijo yo y doy fe de lo mismo, la vegetación lo impide, si se puede acceder al anexo cementerio. Dos cabras subidas en el muro de un corral son los únicos seres vivos que nos encontramos en nuestro deambular por el pueblo. Por esta parte ya esta difícil caminar. Saltando escombros y con algún arañazo de ortigas vamos llegando al punto de entrada del pueblo. Así se acaba la visita a este solitario pueblo de Acrijos. Empieza a lloviznar y toca salir del pueblo porque aún nos quedan tres kilómetros de caminar hasta donde tenemos el vehículo.


En un pliegue de la sierra de Alcarama se encuentra escondido el pueblo de Acrijos. El pino traidor domina el paisaje.



Acrijos. Mayo de 1998. Se aprecia con poca nitidez el Cristo que coronaba la espadaña de la iglesia.



Llegando a Acrijos.




Entrada a Acrijos. Dos letreros anuncian el nombre del pueblo, los dos en su actual situación dan idea del desgaste que producen los años de soledad.



Rincón acrijeño.




La última casa que se cerró en Acrijos. Vivió en ella el matrimonio formado por Felipe Ortega y Angelita Hernández. Tuvieron cinco hijos: Hortensia, José Luis, Santiago, Javier y Angelines. La familia se fue a Zaragoza excepto uno de los hijos: José Luis que se quedó en la casa familiar, a temporadas vivía acompañado de su madre o de algún hermano.

"Nada más pasar la puerta de entrada, en la planta calle, estaba el PORTAL, al cual confluían la CUADRA del macho (mulo) con el pesebre y un cuarto para los aparejos, la POCILGA para los cochinos y encima el GALLINERO donde ponían y dormían las gallinas pues por el día estaban sueltas por la calle, el corral o los huertos, y la BODEGA para los aperos, garrafas y pellejos del vino y diverso utensilios y herramientas.
Una escalera daba a la primera planta donde estaba el PASILLO, con un pequeño balcón a la calle, y al que daban, por un lado el SALON- CUARTO- HABITACIÓN, con una cómoda, varios baúles, una gran mesa y una alcoba, y por otro la COCINA con la chimenea, el cuarto de la leña, el cuarto de amasar la harina para el pan y la fregadera con botijos, cántaros y calderos.
Otra escalera conducía al SOMERO (desván) que ocupaba toda la longitud de la casa y donde había varias camas, arcones, tinajas, talegas de trigo y todo tipo de objetos y cachivaches. JAVIER ORTEGA.





Calle Bajera.




Edificaciones en la calle Bajera. En la casa de la derecha vivía Manuel Delgado (viudo) con su hijo Andrés, el cual fue uno de los últimos en marchar de Acrijos, haciéndolo a Logroño. El resto de los hijos habían emigrado previamente: Elena a Tudela, Baldomera a Fitero, Pablo y Bienvenido a Logroño y Cristina (se hizo monja) a Buenos Aires. En el somero de la casa tenían un palomar, el único que hubo en el pueblo.



La preciosa plaza mayor. La fuente en el centro. Por encima las casas de Cirilo y Domingo. A la derecha cerrando espacio la fachada de la escuela, la cual servía de frontón para jugar a pelota. En sus tiempos esta pared estaba enfoscada en cemento.



Pilón y fuente. Por encima la casa de Domingo Jiménez y Teodora Jiménez. Tuvieron cuatro hijos: Jaime, Simón, María y Rosa. Vivía también con ellos la abuela Bernardina. Se marcharon a Tudela. Antiguamente la puerta de entrada no estaba por aquí sino por la fachada lateral que daba a un huerto.



Escuela de Acrijos. Construida en el año 1952, amplios ventanales para que entrara bien la luz. 1968 fue el último año que se impartió enseñanza en este aula. A la derecha la casa de la maestra.



Interior de la escuela.

"A la escuela íbamos unos treinta alumnos entre chicos y chicas, de todas las edades y de todos los niveles.
La escuela era amplia y estaba entarimada. Unos grandes ventanales daban al recreo en la Era Juandana y a la pradera de la Cuesta. En las paredes había encerados verdes, para escribir con tizas, y mapas de España con los ríos, las montañas y las provincias.
Detrás de la mesa de la maestra colgaban de la pared el crucifijo y un cuadro de la Inmaculada, y a ambos lados los retratos de Franco y José Antonio. Nosotros atendíamos las explicaciones sentados en los pupitres colocados en hileras y por edades. En medio de la clase había una estufa para el invierno, la cual se iba rellenando con leña que aportaban los padres y que se almacenaban en el llamado cuarto de la leña.
Las asignaturas que llevábamos eran Lectura, Escritura, Dibujo, Cálculo, Religión, Geografía e Historia, Lenguaje, Matemáticas, Formación del Espíritu Nacional, Educación Física, Ciencias Naturales y luego había otras llamadas Deberes, Conducta, Puntualidad y Aseo.
Todas la asignaturas estaban en un único libro o enciclopedia que se llamaba, según la edad, El Parvulito, La Enciclopedia Álvarez y Fundamentos.
En cuanto a las maestras, recuerdo el nombre de doña Daniela, que yo no conocí y debió de dar clases en la escuela antigua que estaba en lo que luego fue el ayuntamiento, un local pequeño en planta baja, luego vino Natividad Pérez (doña Nati), la que más tiempo estuvo en Acrijos y con la que yo di toda la Primaria y la última fue Eloisa Bravo, de Fuensauco (Zamora). Vivían en la casa de la maestra que estaba junto a la escuela, era grande, embaldosada, espaciosa y la única casa del pueblo que tenía retrete pese a no tener agua corriente aunque muy cerca estaba la fuente.
Al mediodía antes de ir a casa a comer subíamos en fila a la iglesia a la visita del Santísimo y rezar el ángelus. En el pórtico de entrada había un huerto que cuidábamos los escolares con flores (peonias, lirios, violetas), plantas (perejil, te, menta, siempreviva), arbustos y abundantes rosales. En el mes de mayo hacíamos ramos de flores silvestres y “con flores a María” recitábamos poesías (“Amapolas, amapolas encarnadas, mi madre me dio un ramito para ti Virgen amada”).
Los jueves por la tarde los escolares salíamos de paseo a los campo cercanos, se supone que a aprender las flores y las plantas pero sabíamos nosotros más que la maestra.
Los castigos no eran muy frecuentes: ponerse de rodillas, a veces con los brazos en cruz, no salir al recreo. y cuando la cosa era muy seria dejarte sin comer. De cuando en cuando se escapaba algún que otro tortazo". JAVIER ORTEGA.





Abrevadero, fuente y casa de la maestra (puerta azul).




La iglesia parroquial de San Sebastián.

"En la iglesia había un valioso retablo, imágenes, dos de San Sebastián, el patrono del pueblo, el San Sebastián chico y el grande, y una pila bautismal. Muchos años después vi algunos de esos objetos en la catedral de El Burgo de Osma en la exposición de Las Edades del Hombre. Nunca supe a donde fueron a parar las campanas de bronce y el reloj. JAVIER ORTEGA.




Torre de la iglesia. La coronaba un Cristo, que seguramente en algún día desapacible se vino abajo. Vanos sin campanas. Debajo había un reloj del que solo queda el letrero que lo acompañaba.
CUANDO DOY LAS HORAS
RECUERDA A TUS BIENHECHORES
HERMANOS JONAS Y
MAXIMO ORTEGA


A los pies de la torre había un monolito con la inscripción "A los hermanos Jonás y Maximino Ortega que donaron el reloj público. Su pueblo muy agradecido".
"En la torre había dos campanas, la grande y la chiquita, y un reloj, dicen que el mejor de la zona, que donaron al pueblo los hermanos Jonás y Maximino Ortega que emigraron a México e hicieron fortuna. Encima del campanario estaba el cuarto del reloj al que subíamos por unas estrechas escaleras cuando el tío Julio le daba cuerda y engrasaba la maquinaria. JAVIER ORTEGA.




La casa de Cirilo Delgado, quien fuera el último alcalde de Acrijos. Vivía en ella con su mujer Eulalia y sus hijos Aurora, Jesús, Miguel y Ángel. Tenía un llamativo balcón que daba a la calle. Marcharon a Cornago.



Calle del Medio. Viniendo de la plaza. La puerta del ayuntamiento a la izquierda. Aquí estaba el buzón de correos donde los vecinos depositaban la correspondencia.



Dos viviendas acrijeñas. En la de la izquierda vivió el matrimonio formado por Francisco Pascual y Felisa Delgado. Tuvieron tres hijos: Consuelo, Francisco y Ángel. La familia emigró a Falces (Navarra).
La casa de la derecha la habitó Fabián Delgado y su mujer Bienvenida. Tuvieron cuatro hijos: Amador, Luis, Fausto y Rosarío. Los dos primeros emigraron a Legazpia (Guipúzcoa) y Fausto y Rosario se fueron con su padre a Zaragoza.



Tres casas en la calle Bajera. Por un lado la casa de Deogracias (Deo) Sáenz y Florentina Jiménez. Tuvieron tres hijos: Salvador, Isidro y Mariano. La familia emigró a Vitoria.
A continuación la casa de Modesto Ortega que estaba soltero y marchó a Legazpia (Guipúzcoa). Modesto era el único que tenía un caballo en Acrijos. Los demás tenían machos y burros.
Por último la casa de Pedro Calvo y Brigida Jiménez. Tuvieron cuatro hijos: Agustín, Samuel, Ángel y María Jesús. Se fueron a Alfaro (La Rioja).



La casa de Antonio Ortega. Estaba viudo y vivía con sus tres hijos: Blas, Tomás y Puri. Se marcharon a Legazpia (Guipúzcoa).



Calle del Medio. De frente el ayuntamiento. La puerta de entrada estaba en el lateral que daba a la calle. En este edificio estuvo la escuela vieja hasta que construyeron la nueva en el año 52. En la parte de abajo había un sótano, un cuarto trastero donde se guardaban objetos y utensilios del ayuntamiento. En tiempos antiguos hizo las veces de calabozo.



Transformador de la luz.

65 comentarios :

  1. cada dia te superas mas, maravilloso reportaje.

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    1. Bueno Jesus superarse es muy difícil porque esta el listón muy alto, pero por lo menos mantener el nivel. Si ha quedado guapo el reportaje de Acrijos.
      Un abrazo.

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    1. Muy bonito Guillermo, pero es que esta comarca de Tierras Altas es especial, un lugar mágico como pocos.
      Un abrazo.

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  3. Un dia de los inolvidables ,cuando dos tipos raros se adentran por La Alcarama en busca de la vida perdida:nostalgia,tristeza y el regusto amargo que pese a lo duro del terreno ,se pudo evitar el despoblamiento tan brutal de esta hermosa tierra.pero aun nos quedan las ruinas.Un placer caminar a tu lado,Faustino,no hubiera tenido mejor compañia por estas tierras..el dia se hizo corto y muy agradable el rato en SPM con el ultimo cartero de Acrijos.Un abrazo y repetimos cuando quieras

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    1. Si fue un día guapo Blas, fue una excursión muy placentera, por la compañía, por lo que vimos y por las sensaciones que tuvimos.
      No se quien se extrañaría más si nosotros de ver a dos cabras solitarias en medio del pueblo o las cabras de ver a dos tipos pintorescos allí donde no se acerca nadie.
      Tierras Altas es mucha Tierras Altas. Fue durisima la vida allí pero para los amantes de la despoblación es el paraíso.
      Repetiremos Blas.
      Un abrazo.

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    2. Cierto Faustino. Las Tierras Altas son muchas Tierras Altas. Desde que fui la primera vez, no he tenido más remedio que volver a ellas. Y en ellas me encuentro. Un saludo

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    3. Asi es Miguel Ángel. Muy duro para los que vivieron allí pero nos enamora a los visitantes actuales. Las Tierras Altas sorianas son mágicas, un placer visual para el caminante.
      Un cordial saludo.

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  4. Yo he tenido la triste suerte de sentir la soledad aterradora de Acrijos, andar entre sus calles desoladas, de noche, todo ello debido a mi trabajo de protección de la naturaleza (Seprona), al igual que en este pueblo, en todos los también abandonados de las Tierras Altas, he sentido esa misma sensación, de desasosiego desamparado de lo abandonado. Triste, muy triste.-

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    1. Triste, muy triste pero desgarradoramente hermoso. Son sensaciones indescriptibles.
      Ya lo creo que de noche aumentan cien por cien las sensaciones, a mi me ha tocado alguna vez y no se puede expresar lo que se siente.
      En Acrijos por estar tan lejos de todo el ambiente de soledad y de tristeza es abrumador.
      Aquí se puede decir perfectamente que se escucha el silencio.
      Gracias por dejar tu comentario.
      Saludos.

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  5. ¡Impresionante! Yéndose la gente ha perdido su memoria, vive en un presente permanente con su realidad dictada por los medios de comunicación masiva y sin saber siquiera quién es el de la puerta de al lado

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    1. No tiene nada que ver la vida que vivimos ahora con la de antes, como bien dices no tenemos relación ni con el vecino de al lado, antes todos eran una gran familia, había mucha armonía y todos se ayudaban.
      Saludos.

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  6. Que hermoso lugar, seguramente alejado de las grandes urbes que acumulan gente y oportunidades. Pueblos como este hay y muchos. Los que vivimos en las grandes ciudades y tenemos unos cuantos años, sabemos lo lindo que sería poder vivir en esos lugares. Una pena que nadie pueda aprovecharlo.

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    1. No creo que fuera tan lindo vivir en estos lugares como tu lo planteas. Si se fueron de allí sería por algo, harían falta muchos adelantos que nunca van a llegar para que viviéramos a gusto en estos lugares. Ahora solo nos queda contemplarlos, admirarlos y valorar lo difícil que era la vida allí.
      Saludos.

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  7. De los pueblos bonitos que nos has traído, Faustino. Se me encoge el corazón.

    Un abrazo.

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    1. Es muy guapo este pueblo David, pero es que todos los despoblados de Tierras Altas lo son, tienen un encanto tremendo, te sientes en otro mundo, su soledad te envuelve, retrocedes en el tiempo y admiras a la gente que tenía el valor de salir adelante en estos lugares tan hermosos pero tan inhóspitos.
      Un abrazo.

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  8. Me parece maravilloso este blog, pensado a modo de ventana al pasado y en el que podemos ver los restos de antigüas formas de vivir en España.

    La gente marchó de allí buscando una vida mejor y mayores comodidades, mas lo que encontraron fue muy distinto a lo que probablemente esperaban. Dejaron atras un pueblo hermoso, en el que convivir en hermandad con tus vecinos (reseñable el caso del acuerdo para turnarse en abrir una taberna en casa para el resto), para marchar a una gran ciudad, donde la intimidad es religión y el egoismo dogma. Imagino la desolación del primero que al marchar, se dió cuenta de que uno podia sentirse desgarradoramente solo en medio de una multitud.

    A mi me ha hecho reflexionar acerca de algo. ¿De verdad nuestro avance ha sido bueno para nosotros individualmente, o solo para el conjunto? ¿Estamos haciendo avanzar a nuestra especie a costa de nuestra propia humanidad y felicidad? ¿Cuanto mas avanzan la teconología y las infraestructuras de conexion, estamos viviendo mas desconectados los unos de los otros?

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    1. Coincido en gran parte con tu reflexión Angel. Es muy duro dejar atrás lo que ha sido toda tu vida, la de tus antepasados y empezar una nueva vida en un lugar hasta entonces desconocido para ti, muchísima incertidumbre.
      A ellos no les quedó otro remedio que emigrar porque las comodidades que tenían en las ciudades no llegaban a los pueblos.
      Con el paso de los años a alguien se le habría que haber juzgado y pedir responsabilidades por el daño tan tremendo que hicieron al mundo rural.
      Gracias por dejar tu comentario.
      Saludos.

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    2. Si señor, es el gran drama del capitalismo: Lo que no es masivo, no es reentable, lo que no es reentable no tiene derecho a existir. No puede bastar con sufragar el coste de algo y disfrutar de ello, ademas tiene que haber alguien que se enriquezca en el proceso y si nadie se va a enriquecer por llevar un par de cobre o un cable de fibra de vidrio a un pueblo pequeño, pues no se lleva. Del mismo modo que entonces no llegaban las comodidades de la epoca.

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  9. Hola Faustino, una vez más, has hecho un espléndido trabajo en documentación y fotografía. Gracias por darlo a conocer.
    Un abrazo.

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    1. El pueblo de Acrijos y su memoria daban pie a que saliera un buen reportaje.
      Un abrazo Conchi.

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  10. Por desgracia en nuestro país ser de pueblo o vivir en un pueblo es algo extraño a los ojos de aquellos que viven en una ciudad y pensamos que por vivir en ciudades, apiñados en apartamentos, somos más modernos. Tenemos envidia de los pueblos de Francia o de Inglaterra y en el fondo lo que no sabemos es mantener ni cuidar nada en general, tenemos un país abandonado por sus cuatro costados. ¡¡¡¡Vivan los pueblos y sus gentes!!!!!

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  11. Buen blog y excelente reportaje gráfico. ¡Felicidades!

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    1. Lo primero una vez mas enhorabuena Faustino!
      Yo en mi ultima visita a las tierras altas pude llegar con el coche hasta unas naves tipo granja que hay encima de acrijos y desde ayi bajamos andando... sin duda el el al que mas nos costo llegar fue a Peñazcurna y vea lo dejamos para otra visita mas a fondo... ya que tambien estuvimos en valdenegrillos, el vallejo, fuentebella, sarnago, etc... que magia y q paz y q profunda tristeza desprende toda las tierras altas! Un recuerdo para todos ellos como buimanco valdemoro villarijo armejun tañine aldealcardo leria valdecantos la mata y muchisimos mas!!

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    2. Ya te aventuraste a llegar con un turismo hasta las mismas puertas de Acrijos, yo no lo recomendaría, corres mucho riesgo.
      Peñazcurna y Vea son los dos únicos que no conozco todavía de Tierras Altas y por lo que tengo entendido si es un poco complicado llegar además me cuentan que esta invadido por la vegetación, pero aun así espero poder visitarlo próximamente.
      Buena excursión la que os hicisteis si llegasteis a El Vallejo, Fuentebella y Valdenegrillos.
      Efectivamente son lugares mágicos, el silencio se ha apoderado de ellos y te sientes en el confín del mundo.
      Un abrazo Tendillero.

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    3. Bueno aventurarme no ya que llevo un mitsubishi montero que la verdad se mete por donde le pidas... y a Peñazcurna pues casi casi igual... si no recuerdo mal saliamos de Buimanco direccion Valdemoro y a la mitad del camino me fije en un mapa antiguo q llevamos en el coche que peñazcurna quedaba justo en paralelo mas abajo... total que en una de las curbas salia un cordel o cortafuegos acia El barranco o precipicio... total q cogimos esa direccion hasta que llegamos al avisto y desde ayi bajamos andado entre pinos y barranquera desde lo alto se apreciaba muy entero... y bueno la realidad es que no estaba muy invadido por la maleza asique bien! Hemos estado la verdad que muchas veces pero esa vez en especial fue un puente de marzo del año 2010 desde armejun bajamos al rio y aunque nos dio un poco de reparo por si nos quedabamos atrapados conseguimos cruzar a valdeperillo y visitamos tambien poyales, las ruedas de enciso, turruncun y alguno mas que no me acuerdo del nombre... fue un puente muy bonito y muy magico por cierto a la vuelta a guadalajara visitamos alguno mas y por una pista llegamos a la pica... preciosas ruinas de buenas casas... fachadas en piedra de sillar porticos y dinteles tallados... que me recordaron a muchas fachadas del despoblado de villacadima en la sierra de ayllon!! Bueno no me extiendo mas.. mi mas sincera enhorabuena y admiracion por tu gran labor... me encanta el blog!!

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    4. Bueno si es así ya cambia la cosa, pensé que era con un turismo normal.
      Ya veo que te has pateado bien toda esa zona, tanto el lado soriano como el riojano.
      Pero es que es un lugar que atrae y mucho para los que nos gusta la despoblación.
      Me alegra saber que Peñazcurna no esta tan enmalezado como yo pensaba.
      Nombras a La Pica, este es un despoblado que no conozco todavía y eso que en Soria me quedan pocos.
      ¡Villacadima! el primer deshabitado que yo conocí hace ya....
      Ahora esta un poco más recuperado como segunda residencia para verano y fines de semana.
      Gracias por tu felicitación amigo Tendillero.
      Saludos.

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  12. Hola Faustino,precioso tuvo que ser ese pueblo soriano con sus viviendas de piedra,lástima que como en otros muchos casos la gente tuviera que abandonarlos para encontrar mejores condiciones de vida,ya que al estar tan mal comunicados algunos de ellos era toda una odísea poder desplazarse,sobre todo en invierno,pués nada Faustino,como siempre un bello y bién detallado reportaje el que nos ofreces de nuevo,enhorabuena y te animo a seguir deleitándonos con ellos,un abrazo

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    1. Precioso tuvo que ser Roberto, porque lo es ahora aunque de otra manera, así que imagínate cuando estuvieran todas las casas en pie y todo su trazado urbano en perfecto estado.
      Fueron muchas trabas las que les pusieron a todos estos pueblos de Tierras Altas y no les quedó otro remedio que marchar.
      Un abrazo amigo.

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  13. Qué sorpresa me he llevado cuando he leído que ibas con Blas, no me ha comentado nada de vuestro encuentro, ya le voy a decir. ¡Qué pueblo tan bonito!, este verano he estado por esa zona y lo desconocía, me lo apunto.
    Pues era un pueblo muy joven, y es una pena que tan poco tiempo hayan vivido allí, dices que se creó en el año 1950 no? O lo he entendido así.
    Un saludo
    Paca

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    1. No lo has leído bien Paca, en ningún momento digo que Acrijos se creó en 1950, este pueblo tiene siglos de historia. Simplemente resalto esa fecha para hacer ver de que pocos años antes de su despoblación este pueblo tenía todavía un numero considerable de habitantes.
      Así es, estuve todo el día de caminata en la buena compañía de Blas.
      Ignoraba que os conocierais aunque viviendo los dos en la misma ciudad cabe esa posibilidad.
      A ver si me doy una vuelta por tu blog que hace tiempo que no entro pero es que llevo unos días desbordado. Ya veo que ahora andas por el Condado de Treviño.
      Saludos.

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  14. En pocos años no más de 20 muchos seran los pueblos deshabitados y despoblados en Soria ,Burgos,León ..no hay más que darse una vuelta por muchos de ellos para darse cuenta que la edad media está en 80 y tantos años en los pocos de sus vecinos y poca o nula juventud ...y estas fotos de pueblos abandonados se harán más frecuentes cada día saludos y animo al mundo rural

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  15. En guadalajara tambien estamos tocados y undidos con la despoblacion... la sierra se muere poco a poco pero pasa lo mismo en los pueblos de la comarca de molina algunos de ellos pasaron el invierno pasado solos... y este invierno sera peor y otros tantos se quedaran vacios en siguenza, atienza molina... una verdadera lastima!! Y nadue hace nada para impedirlo!!

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  16. Precioso lugar, Faustino. Está casi entero en pie y qué distinto es a los pueblos deshabitados de por aquí. Curiosa la frase bajo el reloj y que habla de lo que fueron sus gentes y su historia. Se ven dos murales en el interior de la escuela que parecen -al menos uno de ellos- un mapa. ¡Cuánta vida encerró este sitio!
    Enhorabuena por esta magnífica entrada. Un abrazo

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    1. Precioso lugar, Antonio, pero no solo este pueblo sino toda la comarca de Tierras Altas al completo.
      Se conservan medio bien debido a la buena calidad y grosor de la piedra pero aun así....
      Lo del reloj es algo original si. Igual que el cristo que había en lo alto de la espadaña.
      Un abrazo.

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  17. Enhorabuena por este excelente relato sobre Acrijos tambien esta en www.acrijos.es

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    1. Carlos, gracias por tu felicitación.
      La pagina que recomiendas es muy buena, me sirvió de apoyo para concretar algunos datos. Excelente documentación del pueblo y preciosas fotografías en blanco y negro.
      Creo que tu eres el creador de esa pagina si no me equivoco. Te comento que intenté ponerme en contacto contigo dos veces escribiendo a la dirección de correo electrónico que figuraba ahí pero me daba error, me lo devolvía, fue imposible. Quería haber cambiado algunas impresiones contigo.
      Saludos.

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  18. Hola Faustino,

    Te felicito por el reportaje, has conseguido dar le vida de nuevo a Acrijos. Mi padre es de Acrijos, he estado varias veces y la "magia" que desprende el lugar conmueve.

    Un saludo

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    1. Me alegra enormemente que te haya gustado el reportaje de Acrijos.
      Como descendiente de un acrijeño veo que no te olvidas del lugar donde están parte de tus raíces y lo visitas siempre que tienes ocasión, si encima la casa paterna todavía se encuentra en pie aumentaran mucho tus sentimientos y emociones cuando estas allí.
      Coincido totalmente contigo en que este pueblo tiene una "magia especial", quizá el estar tan aislado y tan lejos de todo tenga gran parte de culpa.
      Gracias por dejar tu comentario.
      Saludos.

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  19. Faustino.acaban de decirme que ha fallecido ,Jose en San Pedro,¿te acuerdas que rato tan bueno pasamos con él hablando de sus vivencias en Acrijos?:DEP.Un abrazo para ti

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    1. ¡Vaya! Que mala noticia. Tarde muy agradable la que pasamos a la puerta de su casa en San Pedro oyendo contar multitud de recuerdos y anécdotas de su pueblo.
      Me hago cargo del dolor que estará pasando su familia en estos momentos. No hay consuelo para ello.
      Un abrazo Blas.

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  20. Buenos dias,
    Me pongo en contacto con ustedes pq me guataria hacer la excursion desde Pedro Manrique al despoblado de Vea.
    Buscando por internet he visto este blog y me ha parecido super interesante y he pensado q siendo tan conocedores de la zona quizas podriais informarme.
    Mi interes surge hace dos años a raiz de indagar sobre el origen de mi apellido, Veà, y descubrir que su origen corre allà por el 1500 aproximadamente en Fitero y indagando descubrí el pueblo de Vea, hoy despoblado.
    Por ello les agradeceria si pudieran informarme sobre esta ruta, si es posible acceder al pueblo de Vea o si saben donde podrian informarme. Tenemos pensado hacer una escapada el fin de semana del 9 al 12 de julio.

    Os felicito por este blog, es genial encontrar historias asi !!

    Muy agradecida de antemano

    Un saludo

    Montse Veà

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    1. Si es posible visitar Vea, aunque el lugar esta muy enmalezado. Solo se puede ir a pie.
      Son siete km. de trayecto ( de hora y media a dos horas según el paso que se lleve).
      El camino es muy bonito por ir junto al río Linares y pasar junto a varios molinos harineros.
      El sendero sale de la parte baja de San Pedro Manrique junto al río. No tiene perdida, esta señalizado, sino cualquier vecino de San Pedro te puede indicar.
      Gracias Montse por dejar tu comentario y espero que tengáis una deliciosa excursión.
      Saludos.

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    2. Añadir ,si me lo permites Faustino,que el puente que hay justo a la entrada se lo ha llevado la riada por lo que es complicado entrar ,aunque supongo que el Linares llevara poca agua,otra opcion es subir por Valdeperillo,Villarijo,peñazcurna,mas largo pero tambien precioso.
      Un saludo

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    3. Ahí queda expuesta tu valiosa y actualizada información para que Montse lo tenga en cuenta cuando vaya a hacer la excursión a Vea.
      Gracias Blas.
      Un abrazo.

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  21. ¿Qué paso en las tierras altas de Soria para que se despoblaran, ¿Cuáles fueron las causas? Porque sus paisajes son de ensueño, y sus casas grandes y espaciosas, buenas tierras de labor y muy fértiles, Solo hay que ver la maleza que crece tan abundante.

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    1. En el reportaje de este pueblo creo que están explicadas las causas de la despoblación, esto mismo sería aplicable para todos los despoblados de Tierras Altas.
      Ausencia de servicios básicos, malas comunicaciones, aislamiento, dureza del clima, poco futuro para la gente joven,terreno poco propicio para la agricultura, una repoblación forestal nefasta, etc.
      La vida en estos lugares era muy dura aunque ahora los visitantes de un día lo veamos con otros ojos, de manera idílica.
      Saludos.

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  22. He entrado por casualidad en este blog y me ha encantado todo lo que he leído pero en particular me ha emocionado la referencia a mi padre. Soy hijo de Félix el Pato de Cornago, que junto con su hermano José Luis iban a tocar a todos los pueblos de la sierra. Los dos fallecieron hace años y me encanta que la gente todavía los recuerde.
    Yo por mi parte sigo yendo siempre que puedo a Cornago y conozco todos los pueblos abandonados de alrededor; visitarlos es siempre una experiencia especial.
    Muchas gracias por el blog. Seguiré visitándolo

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  23. Hola Faustino, enhorabuena por tu blog, es el mejor de todos los que he visto acerca de los pueblos deshabitados. Soy catalán pero mis raíces son sorianas, concretamente de un pueblo llamado Alaló que pertenece a Berlanga de Duero, en el Sur provincial. Tengo casa y voy siempre que puedo. En esa zona todos los pueblos están muy tocados por la despoblación. Querría sugerirte que algún día vayas y hagas un reportaje de Cabreriza, también perteneciente a Berlanga de Duero. Es el despoblado emblemático de la zona y dicen que Julio Llamazares se inspiró en el para un libro. Otra sugerencia sería Cañicera en la comarca de Tiermes, perteneciente a Retortillo. Un cordial saludo.

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    1. Hola Albert. Muchas gracias por tus palabras. Se agradecen y mucho.
      Conozco Alaló de pasar por él por la carretera, pero no he transitado por su casco urbano. Tierra dura que sabe mucho de la despoblación que ha azotado a toda la provincia. Paones, Torrevicente, Lumias, Abanco, etc, todos ellos se quedan tiritando en el invierno, aunque en verano salen tímidamente de su letargo.
      Cabreriza lo conocí hará unos quince o veinte años, cuando se llegaba por un camino en mal estado desde Paones. Ahora con lo de las parcelarias todo es más sencillo. Quiero ir próximamente a hacerle una nueva visita para realizar un reportaje suyo para el blog porque es un pueblo bastante guapo. Desconocía por completo que le hubiera servido a Llamazares de inspiración para escribir un libro.
      Cañicera si lo he visitado en más de una ocasión, la última hace un par de años con vistas a sacarle en el blog a través de su correspondiente reportaje. Lo que pasa que lo tengo en "la nevera" porque no pude contactar con ningún antiguo vecino de los que allí vivió para que me ayude a contar su reciente historia pasada. En cuanto lo consiga tendrá su hueco en el blog.
      Disfruta de tus estancias en el coqueto pueblo de Alaló que Soria es una provincia mágica.
      Gracias por dejar tu comentario y por tus sugerencias.
      Saludos.

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  24. Sr. Calderon, me emocione al leer,su articulo sobrew los pueblos deshabitados,casi lloro al ver las fotos de Acrijos.Yo stuve ahi, en el año de 1953,pase varios meses, entre esa gente maravillosa,que quedaron para siempre en mis recuerdos y mi corazon. Vivo en Mexico, soy nieta de Jonas Ortega.los felicito por su labor, especialmente a la gente de Sarnago, han hecho algo maravilloso,abrazo

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  25. Juan Luis Ledesmajueves, 16 agosto, 2018

    Hace muchos años, debió ser hacia el año 1980, un buen amigo me convenció para hacer una excursión a Acrijos. Tal como me había prometido, la experiencia fue inolvidable: la sensación de recorrer las calles, el silencio lleno de sonidos de pájaros, la vaga culpabilidad de entrar en unas casas abiertas en las que todavía permanecían camas y enseres que los últimos habitantes habían dejado atrás, la sensación de que el "espíritu" del pueblo nos vigilaba, la tristeza de pensar en tantas historias medio perdidas y medio olvidadas vinculadas a esas calles..., todo era inquietante, pero en cualquier caso fue mágico.
    Faustino: muchas gracias de corazón por lo que haces. Consigues que todos esos pueblos, sus imágenes, el recuerdo de los que los habitaron y de sus historias, no desaparezcan.

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    1. En aquellos años (1980) se daría un contraste tremendo entre lo que veías y lo que sentías.
      Mucha tristeza por un lado y un sentimiento de emoción por otro viendo un lugar apagado pero tremendamente hermoso como solo lo pueden ser estos lugares que se apagaron lentamente con el éxodo de sus vecinos.
      A pesar de la congoja por ver un lugar muerto, el silencio y la soledad unido al buen estado de conservación de todo el pueblo hizo que fuera una experiencia inolvidable para ti el visitar Acrijos en aquellos años tan recientes a su despoblación. Sensaciones que tan bien describes en tu comentario.
      Gracias Juan Luis por dejar tu bonito comentario.
      Un cordial saludo.

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  26. Gracias Faustino. Mi madre era de Acrijos. Mientras vivió volvimos a su pueblo y a su casa. Nos alegra mucho que conservemos entre todos su memoria y la vida que tuvieron todos los habitantes, sus historias. Tu reportaje nos ha emocionado. (Os refería a la muerte de Jose, si era José Luis Ortega era mi primo)

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    1. Hola Fermina. Me alegra mucho que te haya gustado el reportaje de Acrijos y que os haya tocado la fibra de la sensibilidad, no en vano parte de tus raíces están en este pueblo.
      Entre todos tenemos que aportar nuestro granito de arena para que la memoria de estos lugares no caigan en el olvido.
      Me imagino que tu madre aunque se tuvo que marchar no olvidó nunca su querido pueblo y volvía siempre que tenía ocasión.
      Si, me comentaron que había fallecido José Luis.
      Es la persona con la que yo estuve hablando en San Pedro Manrique para confeccionar el reportaje.
      Gran parte de lo escrito son los recuerdos y vivencias que él me contó una tarde allí a la puerta de su casa.
      Gracias Fermina por dejar tu comentario.
      Un cordial saludo.

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  27. Buenas Faustino. Después de leer muchas de las intrahistorias y la Historia que cuentas en el blog me he "dado de alta" en él para poder participar y estar al tanto de los reportajes que vayas colgando por aquí.
    He decidido presentarme en el reportaje de Acrijos porque es el pueblo con el que descubrí este maravilloso blog.
    De todos los pueblos que presentas los que mas me llegan son los de la Sierra de Alcarama, ya que son los únicos en los que he estado, y tambien Ruedas de Enciso, ya que he tenido oportunidad de pasar por él varias veces antes de que fuese derruido y sepultado bajo las aguas.
    Un buen amigo de mis padres me inculcó el cariño por las Tierras Altas cuando yo era un crío, montábamos en su viejo Suzuki e íbamos a por setas a los alrededores de San Pedro Manrique, Sarnago, Acrijos, etc...Pasábamos por Las Ruedas de Enciso al ir y al volver, en algún ventanuco de una casa recuerdo ver luz alguna lluviosa tarde de Otoño en las Ruedas, me causaba una sensación de tristeza y de admiración a la vez, no sé describirlo bien....el caso es que disfrutaba visitando Acrijos, Vea...Siempre me imaginaba como serían esos pueblos cuando estaban habitados, como serían sus gentes, sus calles, sus fiestas, sus inviernos.
    Eso sentía de crio cuando iba allí, ahora lo que me pregunto es cómo sería la partida de sus últimos moradores, que sientes cuando cierras una pesada puerta de madera que sabes que nunca mas vas a volver a abrir, que sentirían todos los que tuvieron que marchar cuando veían por última vez su pueblo desde lo lejos.
    En mi caso debo decir que vivo en un pueblo de 34 habitantes en Navarra, bien comunicado y con servicios cerca, de momento no veo los peligros que acabaron con los pueblos de la Alcarama, pero la vida da muchas vueltas, y el mundo rural está con la flecha para abajo desde hace mucho.
    Desde aqui animar a los hijos del pueblo, aquellos hijos de unos padres que tuvieron que partir del pueblo en los 70 a las capitales, animarles a volver, a que los pueblos tengan niños, a limpiar y podar el pueblo juntos, a hacer PUEBLO alrededor de unas pancetas en la brasa.
    Ojalá Faustino no tuviese ningún pueblo deshabitado mas que visitar, y ojalá nadie sintiese lo que sentía yo aquellos domingos de otoño pasando por Las Ruedas de Enciso, viéndolo languidecer herido de muerte.
    Un saludo Faustino. Vaya pedazo de Blog estás haciendo.

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    1. Hola Alberto. Poco más puedo decir ante tu extenso, bonito y emotivo comentario. Coincido cien por cien en tus reflexiones. Una frase de las que has dicho me encanta y me llega al alma: cuando pasaba alguna tarde por Las Ruedas y veía luz en alguna casa una mezcla de tristeza y admiración se apoderaba de mi.
      La fibra de la sensibilidad a tope.
      Veo que tienes bastantes recuerdos de Las Ruedas, un pueblo al que le tengo (o más bien tenía) un cariño especial por diversos motivos.
      Bueno pues me alegro que te hayas enganchado al blog y a las historias que dentro de él se encuentran y que hayas sabido valorar las horas que hay empleadas en este monumental trabajo.
      Espero que sigas dejando comentarios tan bonitos como este, son de agradecer.
      Un cordial saludo.

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  28. Mi pueblo, Acrijos (Soria), está en un lugar llamado Sierra de la Alcarama (en árabe significa “orgullo” y “dignidad”). También se conoce como las Tierras Altas de San Pedro Manrique, donde la noche de San Juan pasan el fuego descalzos, o la Sierra del Alba. En los años sesenta fue expropiado junto a otros más para la repoblación forestal de pinos. Quisiera compartir con los antiguos vecinos de Acrijos y con cuantos lo lean este poema prosa sobre el lugar.
    Javier Ortega Hernández (Hijo de Felipe y Angelita, los carteros), Zaragoza, 2025

    LA ALCARAMA
    Sierra orgullosa y altiva, que has dejado marchar a tus hijos.
    Sierra llena de pueblos vacíos:
    Sarnago, Fuentebella, Villarijo, Acrijos, Vea, Peñazcurna, Buimanco, Valdemoro, Taniñe, Armejún, Valdenegrillos. Y muchos más.
    Tierras Altas, hoy caídas y humilladas hasta casi desaparecer.
    ¿Quién te puso Sierra del Alba si tus luces se apagaron y las calles están a oscuras?
    Eres la Soria callada, pobre y olvidada.
    Una barca varada en la montaña. Como no eches a andar, nunca llegarás a ver el mar.
    Pájaro triste de la infancia. Escuela blanca y recreo, hoy solo ruinas.
    Un día regresaré a ese lugar, donde nací y crecí.
    Tierra de todos, tierra de nadie.
    Historias y leyendas, contadas por Abel Hernández. Caballito de cartón, peonza, canicas y pelota de goma.
    Olmos secos, también el Árbol de la Música, que ni el poeta pudo reverdecer en primavera.
    Un día subiré al alto, me asomaré al cerro, orgullosa Sierra de la Alcarama, y gritaré en tu desierto.
    ¿Qué queda de la edad de oro de tus bosques?
    ¿Qué fue del orgullo de pisar el fuego con los pies descalzos?
    ¿Todavía sueñas con las Móndidas y el tributo de las Cien Doncellas?.
    Ya no hay trashumancia, ni mayorales, ni legiones de pastores ni pastan merinas en tus montes.
    Solo hay campos yermos, tierra de ceniza, donde antaño hubo cultivos y abundantes mieses.
    ¿Dónde están las civilizaciones que te poblaron?
    Nieve soñada y blanca. Rosa de invierno, de rocío, hielo y escarcha.
    Alcarama altiva, con tus 1.551 metros, tus pinos nuevos y tus molinos de viento.
    Estás atrapada entre barrancos del Linares, el Pedroso, el Alhama y el Añamaza.
    Ensimismada entre el puerto Oncala, el Moncayo y la Sierra del Frío.
    Grito encina, olmo, chopo, roble, tomillo, retama, salvia y romero...
    Y solo escucho los ecos del silencio, del paso del tiempo y del olvido.
    Evoco los días azules y la luz amarilla de la infancia...
    Y solo veo colores pardos y grises alcores.
    Recuerdo el olor a tierra húmeda, a madre, a casa, a lluvia, a espiga, a ropa lavada, a pan recién sacado del horno de leña...
    Y solo percibo ausencias y vacíos, el olor de la soledad. Nada.
    Sierra de La Alcarama, presagio negro de tronada y tormenta. Se paró el reloj de la torre de la iglesia y enmudeció para siempre la campana.

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  29. Buenas, me ha encantado el mensaje, realmente conmovedor y bien redactado. Te envió un enlace reciente que trata sobre el pueblo, creo que le hará bastante ilusión: https://www.heraldodiariodesoria.es/soria/provincia/250225/197716/viral-deseo-pareja-ancianos-volver-ver-pueblo-soria-emigraron.html

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    1. Muchas gracias por tus palabras y por el envío del enlace. Por las explicaciones que da el matrimonio, sobre todo la abuela, creo reconocer quienes son.¡Ojala consigan volver a visitar a su Acrijos querido!. Lastima que allí no quede nada, solo recuerdos, ruinas, maleza en las calles. Eso fue lo que encontré la ultima vez que estuve. Nosotros, al ser los carteros, fuimos los últimos en irnos, los encargados de apagar la luz y de cerrarle los ojos al pueblo moribundo.

      Saludos
      Javier Ortega Hernández (Nieto de Zoilo y Nemesia, por parte de madre, y de Timoteo y Urbana por parte de padre, de una familia larta en Acrijos, los Ortega)

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    2. El regreso de Saturnina a Acrijos
      Saturnina (Satur) Ortega Jiménez, hija de Vicente y Severina, hermana de Ángel, Ascensión, Sole, Julita, Julián, Corpus, Margarita y Tarsicio, salió de Acrijos, su pueblo natal en Tierras Altas , con tres años al ser dada en adopción a una familia de agricultores de la Isla de Menorca.
      Allí creció, ha trabajado de cocinera y se casó con el menorquín LlorenC. Los dos abuelos han sido protagonistas de varios videos que ha colgado en las redes sociales su nieto David Triay, 'El Cromas'. En uno de ellos les pregunta qué les gustaría hacer antes de “irse al cielo”. La respuesta fue “volver a Acrijos”. Esta entrañable historia ha tenido un final feliz y el resultado del viaje del regreso de Satur a Acrijos, a sus 81 años, podrá verse en el canal de YouTube de 'El Cromas' a partir del 19 de marzo.
      Me consta que la aventura ha tenido muchos seguidores en Soria, especialmente en Tierras Altas (un cementerio de pueblos, “pueblos sin almas pero con alma”, según escribió el soriano Avelino Hernández en La Sierra del Alba) y espero que entre los antiguos habitantes de Acrjos y sus descendientes. Es una historia que me toca muy de cerca, pues conozco a toda la familia de Satur, nuestros padres eran primos hermanos, y Acrijos siempre está en mi corazón.

      Javier Ortega Hernández (Nacido en Acrijos, autor del libro “Sorianos en Zaragoza”)

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  30. Hola Javier Ortega Hernández. Cual era tu vinculo familiar con José Luis Ortega?

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    1. Hola, Faustino. José Luis ea mi hermano. mientras toda la familia nos fuimos a vivir a Zaragoza cuando vendieron el pueblo, él se subió a San Pedro Manrique con el tío Pedro y la abuela Nemesia. un abrazo. Javier

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    2. Gracias Javier.
      ¿Podrías escribirme al correo electrónico que hay en la columna de la derecha para comentarte algunas cosas de Acrijos?

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