A 1105 metros de altitud se sitúa la pedanía caravaqueña de La Junquera. A 42 km. de Caravaca de la Cruz y casi en los limites con la provincia de Almeria.
Es una finca de propiedad privada. Desde hace 200 años es propiedad de dos familias: los Melgarejo dueños de nueve partes y la familia Chico de Guzmán propietarios de tres partes.
A partir del año 1943 el conde de Peñalva (Joaquin Febrel) pasó a administrar la parte de la finca de la familia Melgarejo al casarse con María Elena Melgarejo.
Algo más de quince viviendas formaban La Junquera. Ocupadas por labradores (en número de 10), guarda y algunos pastores, más las dos viviendas de las familias propietarias. De sesenta a setenta personas según el año llegaron a vivir en el pueblo.
Tenía iglesia, escuela, posada, molino y dos hornos comunales (uno por cada familia).
No hubo luz eléctrica en La Junquera hasta el año 1972.
Para el consumo de agua se abastecían de la fuente de la Cimbra situada a cinco minutos del pueblo.
Sus habitantes eran renteros. No pagaban nada por la casa y de renta entregaban a los dueños una cuarta parte del producto en el cultivo de secano y una tercera parte en el cultivo de regadío. Cada casa solía tener uno o dos muleros y un pastor.
Buenas tierras para la agricultura, en ella sembraban maíz, patatas, trigo, cebada, hortalizas entre otros productos). En época de siega venían cuadrillas de Moratalla, Aledo, La Paca y otros lugares para trabajar.
La oveja era el animal predominante en la ganadería. En principio cada casa tenía su rebaño de ovino, pero a mediados de los 40 el conde decidió quedarse con la zona de pastos y llevar él por su cuenta la ganadería. Venían marchantes de Caravaca o del Campo de Cartagena a comprar los corderos.
Varios vecinos eran aficionados a la caza para lo cual se aprovechaban de los conejos, liebres y perdices que había en buen número en el término de La Junquera. Suponía un aporte gastronómico extra en las cocinas de las casas.
Barranco de Perigallo
Cabecico de La Junquera
Camino de Pedrarías
Camino de Pulpite
Camino de Los Poyos
Cañada del Carmen
Casa Carrascal
Cerro Miñarro
Cerro de Pinar de Gallego
Cerro del Estrecho
Cortijo de Perigallo
Hoya de La Junquera
La Venta
Llano de La Junquera
Puntal de La Serrata
Rambla del Espin
Rincón de Las Monjas
Selvalejo
**Son algunos topónimos de lugares comunes de La Junquera que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**
Había escuela en La Junquera. Estaba situada en la sacristía de la iglesia. Variaba dependiendo del año, pero alrededor de una quincena de alumnos asistían a ella. Venían niños de algunos cortijos cercanos como la Casa de Selvalejo o la Casa de la Venta, incluso algún año vinieron unos niños de La Casa Mula (Almeria) por estar el padre trabajando de pastor en La Junquera.
Casi veinte años estuvo ejerciendo el mismo maestro, desde el año 41 hasta finales de los 50 cuando se quedó La Junquera sin población. Grato recuerdo dejó esta persona entre sus gentes.
"Se llamaba don Martin Martínez Rodríguez. Era natural de Velez-Blanco (Almeria). Manco del brazo derecho y con problemas de movilidad en las piernas, ello no era obstáculo para que fuera una persona muy mañosa y muy dispuesta para todo. Sabía arreglar cantaros que tuvieran algún desperfecto y él mismo se hacía su propio calzado. En el armario de la sacristía se hizo un catre y allí dormía. Comía cada día en una casa establecida por turnos según los niños escolares que hubiera en cada casa. Asimismo se encargaban de lavarle la ropa.
Fue una persona muy querida en La Junquera y los niños de aquellos años lo poco que aprendimos a leer y a escribir fue gracias a él. Tenía muy pocos medios para impartir enseñanza pero muchísima voluntad". JUAN NAVARRO.
El cura primeramente venia de Singla y más tarde de Los Royos en la persona de don Julián Chicano Peñaranda. Había que ir a buscarle todos los domingos con el macho hasta la ermita de los Poyos de Celda en La Capellanía donde le tocaba previamente oficiar la misa. Acabado el acto religioso en La Junquera se le llevaba hasta Los Royos. Posteriormente se compró una moto y ya hacía los desplazamientos por su cuenta.
El médico residía en Topares (Almeria). Se llamaba don Juan García y hacía los desplazamientos en un Citroën, salvo cuando se encontraban los caminos en mal estado para vehículos y recurría al caballo. Se le pagaba por la modalidad de iguala (una vez al año y en dinero o en especies, según lo que hubieran acordado).
El cartero residía en El Moralejo, andando salía hasta la carretera general y allí recogía la correspondencia. Tenía un recadero que se encargaba de repartirla por La Junquera y algunas cortijadas cercanas.
Germán el barbero, venía una vez por semana (los jueves) desde Topares. Cada semana realizaba su trabajo en una casa diferente y como quiera que lo hacía ya por la tarde cuando los vecinos habían acabado las tareas del campo, se le daba de cenar y alojamiento en la casa en cuestión. Antes de la guerra había realizado el mismo cometido su suegro, Fermín.
Una persona muy importante en la vida cotidiana de La Junquera fue Juana María Parra, con sus buenas dotes de partera ayudó a venir al mundo a muchos de los niños nacidos en aquellos años en el pueblo.
Había una posada en el pueblo que además hacía las veces de taberna. La regentaban Juan Parra y Tomasa Castillo. En ella se alojaba toda la gente que les pillaba de paso como el caso de vendedores ambulantes que por allí pasaban: un señor de Benablon que iba por las aldeas con un carro vendiendo arroz, garbanzos, sardinas, etc. En algunos casos era intercambio de productos y así este vendedor se llevaba de La Junquera pollos y huevos a cambio de lo que le solicitaran.
Otro vendedor al que apodaban "el Solo" llegaba desde Velez-Blanco con un burro vendiendo telas, agujas, hilos y otros productos de costura.
También los vecinos de La Junquera se desplazaban a El Moralejo donde había tres comercios a realizar algunas compras.
Para compras de mayor porte quedaban los desplazamientos a Caravaca de la Cruz aprovechando los lunes que era día de mercado.
"Durante un tiempo varios niños de mi generación nacíamos un día cualquiera pero oficialmente era otro distinto el que constaba en nuestra partida de nacimiento. Ello era debido a que cada vez que un niño venía al mundo se tenía que inscribir al recién nacido en el Registro de Caravaca antes de que se cumpliesen veinticuatro horas del nacimiento. Como quiera que a Caravaca no se podía estar yendo siempre porque quedaba lejos y había que ir andando diez kilómetros hasta el cortijo de Casablanca situado en la carretera general para coger el coche de línea que hacía el recorrido Huescar-Caravaca, la gente aprovechaba para desplazarse el lunes y siempre decían que el recién nacido había nacido en la noche del domingo al lunes, aunque llevase ya varios días con vida". JUAN NAVARRO.
Celebraban las fiestas patronales para el Corpus en junio. Se hacía una misa, procesión y baile en alguna plazuela. Venían gentes de El Moralejo, La Capellania y de todos los cortijos cercanos.
Varios domingos y festivos se organizaban bailes locales (parrandas) entre la juventud amenizados por algunos mozos que sabían tocar la guitarra.
Acudían por mayo a la romería de San Isidro que se realizaba en la ermita de Los Poyos de Celda donde se juntaban gentes de toda la comarca.
Jueves y Viernes Santo iban las mozas hasta el cerro de la Cruz rezando el Rosario.
La Navidad como en cualquier parte eran fechas muy señaladas en La Junquera. Los jóvenes acostumbraban a ir casa por casa, haciendo sonar la guitarra y alguna botella y cantando algunas coplas alusivas a alguno de los moradores de la casa. Se les obsequiaba con rollos, mantecados y una copita de aguardiente o de mistela.
Toda la noche me tienes
mirando para el tejado
esperando verte venir
con el plato del mantecado.
La víspera de Reyes por la noche, los mozos acostumbraban a pedir "la tajada" casa por casa. Se les daba chorizo, morcillas, tocino, etc. Con lo obtenido hacían al día siguiente una merienda en alguna casa que daba paso a un animado baile.
En estas fechas tampoco faltaba la Cuadrilla de Topares, que con guitarras y laudes y con la voz de algún trovador iban casa por casa cantando coplas. Se les daba algo de dinero o bien una cantidad de grano y con lo recaudado ayudaban al mantenimiento de la iglesia del citado pueblo.
Por estar a bastante altitud eran muy rigurosos los inviernos, lo combatían con abundante leña proveniente de chaparros y enebros.
Muy recordada fue la nevada acontecida a finales del año 1944. Estuvo nevando sin parar desde el 25 de diciembre hasta el 30 del mismo mes, lo que dio lugar a que se acumulara metro y medio de nieve y estuvieran incomunicados varios días. Este hecho tuvo un final trágico para un vecino del pueblo que había ido a ver a una hija que vivía en el cortijo Espin ya en la provincia de Almeria.
Iba con un burro y se desorientó por lo que desaparejó el animal y se echó varias mantas encima pero las bajas temperaturas hicieron que falleciera congelado. Al cabo de varios días lo encontraron unos vecinos que previamente habían visto al burro solamente. En un principio pensaron que podía ser el maestro que acostumbraba a utilizar dicho animal prestado para desplazarse a Velez-Blanco, su pueblo, pero luego descubrieron que no, que era el dueño del animal el fallecido.
El final para los habitantes de La Junquera llegó cuando el conde de Peñalva decidió cambiar los métodos de trabajo, acabar con las rentas y hacerse él cargo de toda la producción. Rescindió el contrato de los labradores por lo que estos se tuvieron que marchar del pueblo. Apenas se quedaron un par de ellos y algún pastor pero ya como asalariados en vez de renteros. Trajo maquinaria agrícola (de los primeros tractores que hubo en la provincia fueron los que llegaron a La Junquera) con lo cual ya le sobraba mano de obra. Esto sucedió sobre el año 53 y pocos años más tarde la familia Chico de Guzmán decidió utilizar el mismo sistema de trabajo (prescindir de los renteros y contratar trabajadores a sueldo), por lo que para últimos de los 50, primeros de los 60 ya no quedaban vecinos viviendo en el pueblo salvo las dos o tres familias que siguieron trabajando allí.
Así se acabó el ciclo de vida en La Junquera como pueblo pasando a ser una finca.
En la actualidad el pueblo sigue siendo de propiedad privada, está vallado y se continua con la producción agrícola-ganadera, dos familias residen en el pueblo.
Informante: Juan Navarro Fernández, antiguo vecino de La Junquera (Conversación personal mantenida por teléfono). A sus 81 años cuenta con una memoria prodigiosa. Nombres, datos y fechas resaltadas a la perfección, posibilitando con ello dar forma a un excelente reportaje sobre la memoria de La Junquera y de los que allí vivieron.
Visita realizada en julio de 2009.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
La iglesia parroquial de San Cosme y San Damián de La Junquera. Varios vecinos del pueblo compraron diversas imágenes religiosas para el interior. Así Genaro Martínez donó una imagen de la Virgen del Carmen, Santiago Moreno hizo lo propio con una de El Corazón de Jesús y Patrocinio Martínez una de San José con el Niño.
Para cualquier oficio religioso tenían que venir a ella las gentes de El Moralejo hasta el año 55 en que construyeron una iglesia en aquel pueblo.
De planta rectangular, tenía su entrada por el lado sur y en el lado norte este curioso edificio de planta cuadrangular que tenía la sacristía en la planta baja (puerta), parte de la casa del cura (balcón) en la segunda planta y palomar en la planta de arriba. Tenía una torre-campanario de cuatro ojos, en las cuales se situaban dos campanas. Nada queda de la torre puesto que se derribó en los años 80 por su aparente mal estado.
En los años de la guerra civil la iglesia sirvió como cobijo para las caballerías y en la actualidad al no tener uso religioso sus dueños decidieron transformarla en garaje para maquinaria agrícola.
La puerta que se ve era la entrada a la escuela que se situaba en la sacristía.
La iglesia tenía adosado por el lado oeste un edificio que se componía de dos viviendas: la casa del maestro y la casa del cura. Esta era la casa del maestro, orientada hacía el norte. Vivió en ella la viuda de un maestro y posteriormente un pastor.
Orientada hacía el sur estaba la casa del cura. Tenía comunicación interior con la sacristía. No se recuerda cura alguno viviendo en ella y era utilizada como vivienda por un pastor.
Hilera de viviendas en la parte central del pueblo. Casas propiedad de la familia Melgarejo. En primer plano la casa que habitaba el matrimonio formado por Genaro Martínez y Dolores Muñoz con sus cinco hijos. Era uno de los labradores más pudientes de La Junquera y una persona medianamente culta puesto que recibía diariamente por suscripción el periódico La Verdad en años muy difíciles en los que poca gente sabía leer con meridiana claridad. Emigraron a Bugéjar (Granada).
Buena y amplia vivienda de tres plantas con palomar en su parte más alta. Era la casa que utilizaba la familia Melgarejo cuando aparecían por La Junquera. Vivían en Caravaca de la Cruz, pero el conde de Peñalba acudía casi todos los días por el pueblo. Adyacente y con acceso por la escalera visible se situaba el granero donde acumulaban los productos agrícolas obtenidos de las rentas, tenía comunicación interior con la casa. A la izquierda la casa habitada por el matrimonio formado por Patrocinio Martínez y Gloria con sus dos hijos. Emigraron a Caravaca de la Cruz.
Calle de La Junquera. En el lado derecho, fachada trasera de la casa de Patrocinio y Gloria, más al fondo se divisan dos ventanas enrejadas de la casa de los Melgarejo quedando en la planta baja la vivienda de Matías el guarda y hombre de confianza del conde de Peñalva. Vivía en ella el matrimonio formado por Matías Navarro y María Fernández con sus cuatro hijos. Matías falleció en La Junquera y su viuda continuó viviendo en el pueblo con uno de sus hijos (Manuel).
Vivienda propiedad de la familia Melgarejo. Vivía en ella el matrimonio formado por Santiago Moreno y Josefa Muñoz con sus cuatro hijos. Emigraron a Alcantarilla.
Vivienda propiedad de la familia Melgarejo. Habitada por el matrimonio formado José Muñoz y Eufemia Romero con sus siete hijos. Ambos fallecieron en La Junquera. Uno de los hijos (Juan) se quedó viviendo en la casa y se hizo cargo del ganado de la familia Melgarejo llevándolo a medías.
Vivienda utilizada por la familia Chico de Guzmán cuando visitaban el pueblo. Vivían en Cehegín y acudían esporádicamente por La Junquera. En la actualidad un descendiente de la familia la ha rehabilitado instalándose en ella y poniendo una tienda de productos ecológicos de huerta que él mismo cultiva.
Viviendas propiedad de la familia Melgarejo. La de la derecha era utilizada por un pastor y en la de la izquierda vivía el matrimonio formado por Ángel Sánchez y Josefa Martínez con sus tres hijos. Emigraron al cercano cortijo de Macian ya en tierras almerienses.
Vivienda propiedad de la familia Chico de Guzmán. Vivía en ella el matrimonio formado por Tomás Marín e Isabel Cantero con sus siete hijos. Gran parte de los descendientes de la casa emigraron hacía Elche.
La posada. Era también taberna. La habitaba el matrimonio formado por Juan Parra y Tomasa Castillo.
La balsa de agua, imprescindible para el riego. Se llenaba durante la noche con el agua proveniente de una fuente cercana.
A poco más de un kilómetro se encontraba el molino de La Junquera. Era molino de agua. Propiedad de la familia Melgarejo, en los años 40 lo vendieron a Isidro López Torrecilla de El Moralejo y este lo puso a funcionar con un motor de gasógeno. Primeramente era cada labrador el que llevaba a moler allí el grano para años más tarde ser los empleados del molino los que iban por los pueblos y cortijos recogiendo el grano y lo devolvían hecho harina. Aquí vivían los caseros y un par de trabajadores. En fechas posteriores el dueño cerró el molino y se llevó la producción al cortijo de La Noria en las cercanías de El Moralejo.
Junio de 2016. Reunión de gentes que en el pasado tuvieron algún vinculo con La Junquera, bien sea por haber nacido allí o haber trabajado. Día de confraternización y de recuerdos para mantener vivo el vínculo con el pueblo. Celebraron un almuerzo y una comida, brindando con la promesa de mantener el encuentro en años venideros.
Es una finca de propiedad privada. Desde hace 200 años es propiedad de dos familias: los Melgarejo dueños de nueve partes y la familia Chico de Guzmán propietarios de tres partes.
A partir del año 1943 el conde de Peñalva (Joaquin Febrel) pasó a administrar la parte de la finca de la familia Melgarejo al casarse con María Elena Melgarejo.
Algo más de quince viviendas formaban La Junquera. Ocupadas por labradores (en número de 10), guarda y algunos pastores, más las dos viviendas de las familias propietarias. De sesenta a setenta personas según el año llegaron a vivir en el pueblo.
Tenía iglesia, escuela, posada, molino y dos hornos comunales (uno por cada familia).
No hubo luz eléctrica en La Junquera hasta el año 1972.
Para el consumo de agua se abastecían de la fuente de la Cimbra situada a cinco minutos del pueblo.
Sus habitantes eran renteros. No pagaban nada por la casa y de renta entregaban a los dueños una cuarta parte del producto en el cultivo de secano y una tercera parte en el cultivo de regadío. Cada casa solía tener uno o dos muleros y un pastor.
Buenas tierras para la agricultura, en ella sembraban maíz, patatas, trigo, cebada, hortalizas entre otros productos). En época de siega venían cuadrillas de Moratalla, Aledo, La Paca y otros lugares para trabajar.
La oveja era el animal predominante en la ganadería. En principio cada casa tenía su rebaño de ovino, pero a mediados de los 40 el conde decidió quedarse con la zona de pastos y llevar él por su cuenta la ganadería. Venían marchantes de Caravaca o del Campo de Cartagena a comprar los corderos.
Varios vecinos eran aficionados a la caza para lo cual se aprovechaban de los conejos, liebres y perdices que había en buen número en el término de La Junquera. Suponía un aporte gastronómico extra en las cocinas de las casas.
Barranco de Perigallo
Cabecico de La Junquera
Camino de Pedrarías
Camino de Pulpite
Camino de Los Poyos
Cañada del Carmen
Casa Carrascal
Cerro Miñarro
Cerro de Pinar de Gallego
Cerro del Estrecho
Cortijo de Perigallo
Hoya de La Junquera
La Venta
Llano de La Junquera
Puntal de La Serrata
Rambla del Espin
Rincón de Las Monjas
Selvalejo
**Son algunos topónimos de lugares comunes de La Junquera que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**
Había escuela en La Junquera. Estaba situada en la sacristía de la iglesia. Variaba dependiendo del año, pero alrededor de una quincena de alumnos asistían a ella. Venían niños de algunos cortijos cercanos como la Casa de Selvalejo o la Casa de la Venta, incluso algún año vinieron unos niños de La Casa Mula (Almeria) por estar el padre trabajando de pastor en La Junquera.
Casi veinte años estuvo ejerciendo el mismo maestro, desde el año 41 hasta finales de los 50 cuando se quedó La Junquera sin población. Grato recuerdo dejó esta persona entre sus gentes.
"Se llamaba don Martin Martínez Rodríguez. Era natural de Velez-Blanco (Almeria). Manco del brazo derecho y con problemas de movilidad en las piernas, ello no era obstáculo para que fuera una persona muy mañosa y muy dispuesta para todo. Sabía arreglar cantaros que tuvieran algún desperfecto y él mismo se hacía su propio calzado. En el armario de la sacristía se hizo un catre y allí dormía. Comía cada día en una casa establecida por turnos según los niños escolares que hubiera en cada casa. Asimismo se encargaban de lavarle la ropa.
Fue una persona muy querida en La Junquera y los niños de aquellos años lo poco que aprendimos a leer y a escribir fue gracias a él. Tenía muy pocos medios para impartir enseñanza pero muchísima voluntad". JUAN NAVARRO.
El cura primeramente venia de Singla y más tarde de Los Royos en la persona de don Julián Chicano Peñaranda. Había que ir a buscarle todos los domingos con el macho hasta la ermita de los Poyos de Celda en La Capellanía donde le tocaba previamente oficiar la misa. Acabado el acto religioso en La Junquera se le llevaba hasta Los Royos. Posteriormente se compró una moto y ya hacía los desplazamientos por su cuenta.
El médico residía en Topares (Almeria). Se llamaba don Juan García y hacía los desplazamientos en un Citroën, salvo cuando se encontraban los caminos en mal estado para vehículos y recurría al caballo. Se le pagaba por la modalidad de iguala (una vez al año y en dinero o en especies, según lo que hubieran acordado).
El cartero residía en El Moralejo, andando salía hasta la carretera general y allí recogía la correspondencia. Tenía un recadero que se encargaba de repartirla por La Junquera y algunas cortijadas cercanas.
Germán el barbero, venía una vez por semana (los jueves) desde Topares. Cada semana realizaba su trabajo en una casa diferente y como quiera que lo hacía ya por la tarde cuando los vecinos habían acabado las tareas del campo, se le daba de cenar y alojamiento en la casa en cuestión. Antes de la guerra había realizado el mismo cometido su suegro, Fermín.
Una persona muy importante en la vida cotidiana de La Junquera fue Juana María Parra, con sus buenas dotes de partera ayudó a venir al mundo a muchos de los niños nacidos en aquellos años en el pueblo.
Había una posada en el pueblo que además hacía las veces de taberna. La regentaban Juan Parra y Tomasa Castillo. En ella se alojaba toda la gente que les pillaba de paso como el caso de vendedores ambulantes que por allí pasaban: un señor de Benablon que iba por las aldeas con un carro vendiendo arroz, garbanzos, sardinas, etc. En algunos casos era intercambio de productos y así este vendedor se llevaba de La Junquera pollos y huevos a cambio de lo que le solicitaran.
Otro vendedor al que apodaban "el Solo" llegaba desde Velez-Blanco con un burro vendiendo telas, agujas, hilos y otros productos de costura.
También los vecinos de La Junquera se desplazaban a El Moralejo donde había tres comercios a realizar algunas compras.
Para compras de mayor porte quedaban los desplazamientos a Caravaca de la Cruz aprovechando los lunes que era día de mercado.
"Durante un tiempo varios niños de mi generación nacíamos un día cualquiera pero oficialmente era otro distinto el que constaba en nuestra partida de nacimiento. Ello era debido a que cada vez que un niño venía al mundo se tenía que inscribir al recién nacido en el Registro de Caravaca antes de que se cumpliesen veinticuatro horas del nacimiento. Como quiera que a Caravaca no se podía estar yendo siempre porque quedaba lejos y había que ir andando diez kilómetros hasta el cortijo de Casablanca situado en la carretera general para coger el coche de línea que hacía el recorrido Huescar-Caravaca, la gente aprovechaba para desplazarse el lunes y siempre decían que el recién nacido había nacido en la noche del domingo al lunes, aunque llevase ya varios días con vida". JUAN NAVARRO.
Celebraban las fiestas patronales para el Corpus en junio. Se hacía una misa, procesión y baile en alguna plazuela. Venían gentes de El Moralejo, La Capellania y de todos los cortijos cercanos.
Varios domingos y festivos se organizaban bailes locales (parrandas) entre la juventud amenizados por algunos mozos que sabían tocar la guitarra.
Acudían por mayo a la romería de San Isidro que se realizaba en la ermita de Los Poyos de Celda donde se juntaban gentes de toda la comarca.
Jueves y Viernes Santo iban las mozas hasta el cerro de la Cruz rezando el Rosario.
La Navidad como en cualquier parte eran fechas muy señaladas en La Junquera. Los jóvenes acostumbraban a ir casa por casa, haciendo sonar la guitarra y alguna botella y cantando algunas coplas alusivas a alguno de los moradores de la casa. Se les obsequiaba con rollos, mantecados y una copita de aguardiente o de mistela.
Toda la noche me tienes
mirando para el tejado
esperando verte venir
con el plato del mantecado.
La víspera de Reyes por la noche, los mozos acostumbraban a pedir "la tajada" casa por casa. Se les daba chorizo, morcillas, tocino, etc. Con lo obtenido hacían al día siguiente una merienda en alguna casa que daba paso a un animado baile.
En estas fechas tampoco faltaba la Cuadrilla de Topares, que con guitarras y laudes y con la voz de algún trovador iban casa por casa cantando coplas. Se les daba algo de dinero o bien una cantidad de grano y con lo recaudado ayudaban al mantenimiento de la iglesia del citado pueblo.
Por estar a bastante altitud eran muy rigurosos los inviernos, lo combatían con abundante leña proveniente de chaparros y enebros.
Muy recordada fue la nevada acontecida a finales del año 1944. Estuvo nevando sin parar desde el 25 de diciembre hasta el 30 del mismo mes, lo que dio lugar a que se acumulara metro y medio de nieve y estuvieran incomunicados varios días. Este hecho tuvo un final trágico para un vecino del pueblo que había ido a ver a una hija que vivía en el cortijo Espin ya en la provincia de Almeria.
Iba con un burro y se desorientó por lo que desaparejó el animal y se echó varias mantas encima pero las bajas temperaturas hicieron que falleciera congelado. Al cabo de varios días lo encontraron unos vecinos que previamente habían visto al burro solamente. En un principio pensaron que podía ser el maestro que acostumbraba a utilizar dicho animal prestado para desplazarse a Velez-Blanco, su pueblo, pero luego descubrieron que no, que era el dueño del animal el fallecido.
El final para los habitantes de La Junquera llegó cuando el conde de Peñalva decidió cambiar los métodos de trabajo, acabar con las rentas y hacerse él cargo de toda la producción. Rescindió el contrato de los labradores por lo que estos se tuvieron que marchar del pueblo. Apenas se quedaron un par de ellos y algún pastor pero ya como asalariados en vez de renteros. Trajo maquinaria agrícola (de los primeros tractores que hubo en la provincia fueron los que llegaron a La Junquera) con lo cual ya le sobraba mano de obra. Esto sucedió sobre el año 53 y pocos años más tarde la familia Chico de Guzmán decidió utilizar el mismo sistema de trabajo (prescindir de los renteros y contratar trabajadores a sueldo), por lo que para últimos de los 50, primeros de los 60 ya no quedaban vecinos viviendo en el pueblo salvo las dos o tres familias que siguieron trabajando allí.
Así se acabó el ciclo de vida en La Junquera como pueblo pasando a ser una finca.
En la actualidad el pueblo sigue siendo de propiedad privada, está vallado y se continua con la producción agrícola-ganadera, dos familias residen en el pueblo.
Informante: Juan Navarro Fernández, antiguo vecino de La Junquera (Conversación personal mantenida por teléfono). A sus 81 años cuenta con una memoria prodigiosa. Nombres, datos y fechas resaltadas a la perfección, posibilitando con ello dar forma a un excelente reportaje sobre la memoria de La Junquera y de los que allí vivieron.
Visita realizada en julio de 2009.
PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.
La iglesia parroquial de San Cosme y San Damián de La Junquera. Varios vecinos del pueblo compraron diversas imágenes religiosas para el interior. Así Genaro Martínez donó una imagen de la Virgen del Carmen, Santiago Moreno hizo lo propio con una de El Corazón de Jesús y Patrocinio Martínez una de San José con el Niño.
Para cualquier oficio religioso tenían que venir a ella las gentes de El Moralejo hasta el año 55 en que construyeron una iglesia en aquel pueblo.
De planta rectangular, tenía su entrada por el lado sur y en el lado norte este curioso edificio de planta cuadrangular que tenía la sacristía en la planta baja (puerta), parte de la casa del cura (balcón) en la segunda planta y palomar en la planta de arriba. Tenía una torre-campanario de cuatro ojos, en las cuales se situaban dos campanas. Nada queda de la torre puesto que se derribó en los años 80 por su aparente mal estado.
En los años de la guerra civil la iglesia sirvió como cobijo para las caballerías y en la actualidad al no tener uso religioso sus dueños decidieron transformarla en garaje para maquinaria agrícola.
La puerta que se ve era la entrada a la escuela que se situaba en la sacristía.
La iglesia tenía adosado por el lado oeste un edificio que se componía de dos viviendas: la casa del maestro y la casa del cura. Esta era la casa del maestro, orientada hacía el norte. Vivió en ella la viuda de un maestro y posteriormente un pastor.
Orientada hacía el sur estaba la casa del cura. Tenía comunicación interior con la sacristía. No se recuerda cura alguno viviendo en ella y era utilizada como vivienda por un pastor.
Hilera de viviendas en la parte central del pueblo. Casas propiedad de la familia Melgarejo. En primer plano la casa que habitaba el matrimonio formado por Genaro Martínez y Dolores Muñoz con sus cinco hijos. Era uno de los labradores más pudientes de La Junquera y una persona medianamente culta puesto que recibía diariamente por suscripción el periódico La Verdad en años muy difíciles en los que poca gente sabía leer con meridiana claridad. Emigraron a Bugéjar (Granada).
Buena y amplia vivienda de tres plantas con palomar en su parte más alta. Era la casa que utilizaba la familia Melgarejo cuando aparecían por La Junquera. Vivían en Caravaca de la Cruz, pero el conde de Peñalba acudía casi todos los días por el pueblo. Adyacente y con acceso por la escalera visible se situaba el granero donde acumulaban los productos agrícolas obtenidos de las rentas, tenía comunicación interior con la casa. A la izquierda la casa habitada por el matrimonio formado por Patrocinio Martínez y Gloria con sus dos hijos. Emigraron a Caravaca de la Cruz.
Calle de La Junquera. En el lado derecho, fachada trasera de la casa de Patrocinio y Gloria, más al fondo se divisan dos ventanas enrejadas de la casa de los Melgarejo quedando en la planta baja la vivienda de Matías el guarda y hombre de confianza del conde de Peñalva. Vivía en ella el matrimonio formado por Matías Navarro y María Fernández con sus cuatro hijos. Matías falleció en La Junquera y su viuda continuó viviendo en el pueblo con uno de sus hijos (Manuel).
Vivienda propiedad de la familia Melgarejo. Vivía en ella el matrimonio formado por Santiago Moreno y Josefa Muñoz con sus cuatro hijos. Emigraron a Alcantarilla.
Vivienda propiedad de la familia Melgarejo. Habitada por el matrimonio formado José Muñoz y Eufemia Romero con sus siete hijos. Ambos fallecieron en La Junquera. Uno de los hijos (Juan) se quedó viviendo en la casa y se hizo cargo del ganado de la familia Melgarejo llevándolo a medías.
Vivienda utilizada por la familia Chico de Guzmán cuando visitaban el pueblo. Vivían en Cehegín y acudían esporádicamente por La Junquera. En la actualidad un descendiente de la familia la ha rehabilitado instalándose en ella y poniendo una tienda de productos ecológicos de huerta que él mismo cultiva.
Viviendas propiedad de la familia Melgarejo. La de la derecha era utilizada por un pastor y en la de la izquierda vivía el matrimonio formado por Ángel Sánchez y Josefa Martínez con sus tres hijos. Emigraron al cercano cortijo de Macian ya en tierras almerienses.
Vivienda propiedad de la familia Chico de Guzmán. Vivía en ella el matrimonio formado por Tomás Marín e Isabel Cantero con sus siete hijos. Gran parte de los descendientes de la casa emigraron hacía Elche.
La posada. Era también taberna. La habitaba el matrimonio formado por Juan Parra y Tomasa Castillo.
La fuente de La Junquera.
La balsa de agua, imprescindible para el riego. Se llenaba durante la noche con el agua proveniente de una fuente cercana.
A poco más de un kilómetro se encontraba el molino de La Junquera. Era molino de agua. Propiedad de la familia Melgarejo, en los años 40 lo vendieron a Isidro López Torrecilla de El Moralejo y este lo puso a funcionar con un motor de gasógeno. Primeramente era cada labrador el que llevaba a moler allí el grano para años más tarde ser los empleados del molino los que iban por los pueblos y cortijos recogiendo el grano y lo devolvían hecho harina. Aquí vivían los caseros y un par de trabajadores. En fechas posteriores el dueño cerró el molino y se llevó la producción al cortijo de La Noria en las cercanías de El Moralejo.
Foto cedida por Juan Navarro
Junio de 2016. Reunión de gentes que en el pasado tuvieron algún vinculo con La Junquera, bien sea por haber nacido allí o haber trabajado. Día de confraternización y de recuerdos para mantener vivo el vínculo con el pueblo. Celebraron un almuerzo y una comida, brindando con la promesa de mantener el encuentro en años venideros.
Un pueblo con bonitas casas pero un paisaje inhospito por lo que se aprecia en las fotos. No debió ser fácil la vida allí con tanto señorito. Muy interesante, como siempre. Un abrazo, Faustino.
ResponderEliminarBonito pueblo este de La Junquera. Tierras duras pero la gente de aquel entonces podía con todo.
EliminarNo creo que vivieran tan mal aunque no fueran los dueños, puesto que tenían pastores, muleros y contrataban cuadrillas de segadores en época de cosecha.
El problema de esto es que nada era tuyo, no tenías ni casa ni tierras, pero por lo demás no se diferenciaría mucho de la vida en cualquier lugar de la España rural de aquellos años.
Un abrazo David.
Reconozco que a muchos de los que no hemos vivido esa época (años 40, 50, 60) nos da mucha envidia, me imagino que quien lo vivió y recuerda las penurias y las vicisitudes que pasaron no le parecera tan bonito, pero yo no puedo por menos que lanzar a volar mi imaginación y verme viviendo en esos años y pensar que pese a lo poco que tenían que en la mayoría de los casos solo eran sus manos para trabajar al final disfrutaban de ese poco, mientras que ahora tenemos tanto y tantas opciones que todo nos parece poco y muchas veces no sabemos ni que hacer. A los que creo que no se les llegó a hacer la justicia
ResponderEliminarque se merecen es a los maestros rurales, que tuvieron que enseñar en unas condiciones que ahora nos parecen tercermundistas, en muchos casos los que fueron sus alumnos y hoy ya son adultos hablan con auténtica pasión de esos maestros que les enseñaron con pasión y
con una auténtica devoción todos sus conocimientos.
Que curiosa la anécdota de los nacimientos, que al final por el desplazamiento a Caravaca se registraban muchos de ellos en lunes. Todo esto son cosas impensables hoy en día pero que
a mi modesto entender deberían de ser contadas a los niños de hoy, quizás valorasen mas la vida que tienen y creo que les haría valorar también mas a sus mayores.
Excelente reportaje.
Pues si, no puedo estar más de acuerdo en general. Era una vida muy dura, pero como no se conocía otra cosa, a su manera eran felices. Sabían sacarle rendimiento a todo y cualquier cosa por muy sencilla que fuera era aprovechable, no como ahora que todo lo tiramos a la basura en cuanto nos cansamos de ello.
EliminarY luego no hay que olvidarse de la gran armonía reinante en estos sitios, eran como una gran familia, nada que ver con lo de ahora.
En cuanto a los maestros, hubo de todo, maestros que pasaron sin pena ni gloria, que no enseñaron nada (porque no sabían), en muchos casos ni eran maestros de verdad, pero en otros casos si hicieron una labor impresionante, encomiable, sin medios pero con gran voluntad trataron de inculcar y enseñar a los niños a leer y escribir para que pudieran defenderse un poco en la vida el día de mañana. Estos si dejaron una huella imborrable en las gentes que no se olvidó con el paso de los años.
En el caso concreto de este maestro de La Junquera si se ve que hizo una gran labor, muy reconocida por las gentes del pueblo porque además no hay que olvidar los problemas físicos que tenía.
Gracias por dejar tu comentario.
Saludos.
Hola Faustino,por lo que se vé,tuvo que ser una pedanía bastante completa en servicios para ese época ya que prácticamente no carecía de nada esceptuándo la lúz que según cuentas llegó más tarde,leyendo tu enunciado sobre el maestro llama la atención lo mañoso que era a pesar de sus minusvalías que no le impedían arreglar cántaros e incluso hacerse su propio calzado,todo un personaje,por lo que veo en las imágenes aún tienen buena pinta la mayoría de viviendas,por otro lado y como siempre,es una lástima que queden abandonados,menos mal que algunos los vuelven a rehabilitar como es el caso de Granadilla que tuve ocasión de visitar hace unos días,un abrazo
ResponderEliminarLa Junquera esta bien conservada porque nunca ha dejado de haber gente allí. Aunque ya no se viva como pueblo hay vida como finca por lo que la presencia humana es permanente.
EliminarPues si, dentro de sus limitaciones vivían bien pero el progreso los forzó a buscarse la vida en otros lugares.
Por lo menos que quede constancia de la vida en La Junquera en aquellos años y de curiosos personajes que allí vivían como el maestro rural.
Esta memoria del pasado del pueblo es la que hay que salvaguardar, que no caiga en el olvido.
Un abrazo Roberto.
yo naci en la junquera hace cincuenta y seis años y vivi ay que bonito y que pena
ResponderEliminarYo tambien hace 55. Y vivi ahi hasta los 12
EliminarHola Faustino, me gusta y me entristece a la vez, el trabajo que realizas, ¡que pena, con la vida que emanaba en cada uno de ellos hace 50 años!
ResponderEliminaryo nací por ahí cerca, en la finca de La Zarza, en el 64, una hermana dos años mayor, nacio en la cañada tarragolla, aunque la inscribieron que fue en la Junquera.
te digo otro pueblo deshabitado, El Puerto Hondo, allí nació mi madre y mis dos hermanos mayores.
un saludo. facugarmar@terra.com
Hola Faustino. Soy argentina y estoy siguiendo el recorrido de mis raíces. Sabés que mi bisabuelo se llamaba Rafael Muñoz y su padre Rafael Moreno Muñoz. Leyendo tu nota encontré una casa deshabitada donde vivió un matrimonio formado por Santiago Moreno y Josefa Muñoz quienes tuvieron cuatro hijos. Me pregunto si uno de sus hijos sería el padre de Rafael Moreno Muñoz viajaron con sus quien después de casarse con Anna viajaron con sus seis hijos a América. Cómo podría saber si Santiago y Josefa fueron los padres de Rafael?
ResponderEliminarHola Claudia. Este hombre por el que preguntas sería tu tatarabuelo y creo que nos iríamos muy lejos en el tiempo para poder saberlo, pero creo que no coincide esa época con la que sale reflejada en el reportaje, esta es más actual que la que preguntas de tus antepasados.
EliminarDe todas maneras Juan Navarro o alguna otra persona que viviera en La Junquera en aquellos años es la que mejor te podría sacar de dudas.
Me imagino que cuando lean este comentario podrán aclarar la cuestión.
Saludos.
hola Faustino, mi bisabuella nascio em la Junquera, e lei en su texto que algunas familias que viveram até dec de 40, podrian ser de mi famila, los padres de mi bisabuela era jose Rufino Marin y Marin e Justa Martinez. Migraramse para o Brasil em 1905.
EliminarQUE ARTICULO MAS LINDO!
ResponderEliminarERA EL PUEBLO DE MI ABUELA. ALLI VIVIO HASTA LOS 19 CUMPLIDOS.CUANTO LA HABRIA GUSTADO VERLO, AUNQUE NO SALE REFLEJADO SU NOMBRE NI EL DE SUS PADRES, NI TAMPOCO SE VE LA CASA DONDE VIVIA.
ELLOS TRABAJABAN PARA LA FAMILIA MELGAREJO. YO LA OI HABLAR MUY BIEN DEL PATRON. CREO QUE SE LLAMABA DON FERNANDO.
MUCHAS GRACIAS POR TAN BONITA PAGINA
Bien que lo siento que no salga la casa de tus antepasados ni que se haga mención de ellos. Como puedes comprender no podía sacar todas las viviendas, se extendería mucho el reportaje, además algunas casas ya están en el suelo.
EliminarPero ten por seguro que el reportaje esta dedicado a todos los que vivieron en La Junquera, este su nombre señalado o no. Todos se pueden sentir participes de ello.
Gracias por dejar tu comentario Cristina.
Saludos.
Cristina, sinto como usted. minha bisabuella nascio em ai..li algunos dos nombres que parecem ser de sua familia Marin e Martinez
Eliminarya esperaba yo otro pueblo, tiene unas vistas muy bonitas, sobre todo la laguna, es toda una postal.
ResponderEliminarMe alegra que te guste. Hay que hacer un pequeño matiz. No es una laguna es una balsa. Las lagunas son naturales y las balsas son artificiales, creadas por la mano del hombre.
EliminarSaludos.
Aunque comentas que algunas casas están ya en el suelo, se ve que está bien conservado. Me ha hecho gracia lo de La Paca, y también cómo se hacían cargo del profesor ¿qué diferencia con la vida que llevamos ahora!
ResponderEliminarSaludos
Es un numero mínimo de casas las que están caidas, las demás todavía aguantan firmes dentro de lo que cabe.
EliminarLa Paca es una pedanía de Lorca. Cuenta con unos mil habitantes.
Las vicisitudes de los maestros rurales de antaño darían para escribir libros enteros.
Saludos.
Hola mi nombre es Genaro naci en el 65 soy nieto de Genaro y Dolores y de Tomas y Isabel ambos los mencionas en este bonito reportaje, Mis padres Genaro Marin y Josefa Martinez nacieron y vivieron en la Junquera con sus 7 hijos hasta el año 1971 que emigramos a Elche todos nacimos en la Junquera y tenemos bonitos recuerdos, cada dos o tres años solemos hacer una visita y pasar un dia por la Junquera, ultima visita en el 2014
ResponderEliminarFaustino bonito reporteje lleno de recuerdos
Más relación con La Junquera no se puede tener. Abuelos, padres, hermanos y tu mismo. Todas tus raíces están aquí. Así que me imagino que en las reuniones familiares posteriores siempre habrán estado presente los recuerdos sobre la vida en La Junquera.
EliminarAdemás me parece muy bonito que periódicamente hagáis una visita al pueblo para recordar y rememorar tiempos pasados.
Me alegra que te haya gustado el reportaje.
Gracias por dejar tu comentario Genaro.
Saludos.
PARA TODOS LOS PUEBLOS DESHABITADOS
ResponderEliminarUNA POESÍA DE JOSÉ HIERRO, UN POCO A MI MANERA
A LOS PUEBLOS SOLOS
PLAZA SOLA
Qué sosiego volver, hablarte,
abrazarte con mis miradas,
besarte la boca de tiempo
donde el polvo seca la lágrima.
Qué descanso poner mi oído
sobre tu madera encantada,
apurar las gotas de música
de la caja de tu guitarra,
Cuando se fueron todos, yo
me quedé a solas con mi alma.
recordar, preguntar, soñar,
ahora que nada importa nada…
Yo conocí ala familia de genaro y no se si el se acordara de mi tio paco y mi tía Dolores .que estaban de guardeses con el conde..y cuando se jubilaron.en su puesto se quedo .Manuel y Maria que tenían dos hijos que creo que viven en carabaca
ResponderEliminarYo conocí La Junquera en los años 80 y 90 cuando iba desde Los Royos con José "El Bullas" vendiendo en un camión Ebro, yo pasé mis veranos de infancia en Los Royos pues nací y vivo en Madrid pero por parte materna tengo mis origenes en Los Royos y Archivel.
ResponderEliminarLas dos familias que allí vivían si mal no recuerdo las mujeres se llamaban Juana y Prisca, como digo creo que era su nombre pero iba por los cortijos vendiendo y no recuerdo bien el nombre de todas las personas que conocí.
Un abrazo y bonito reportaje, yo sigo acercándome por Los Royos siempre que puedo pues allí tengo casa.
Hola:Somos una familia q procedemos de ahi.mis abuelos Miguel Martínez y prudencia Moreno.tenían 9 hijos.
ResponderEliminarMi madre gloria casada con Juan Cantero.Hijo de Bernardo Cantero y Carmen Fernández.vivían en la Venta.
Nos ha hecho una ilusión terrible a toda la familia mis padres han disfrutado mucho con este artículo.
Decir que todo lo que cuenta lo conocemos de primera mano cada una de las historias que cuenta.
Nos las han repetido muchas veces.
A mis hijos también les ha gustado mucho oír como lo que cuentan sus abuelos lo vivió más gente.
Mis padres se casaron en la Junquera en 1958.
Pero vinieron para palencia en el 67 y aquí se quedaron.
En un pueblo Astudillo.ce
La última vez que estuve en la Junquera con toda la familia fue celebrando una comida familiar en el 2006.
Disfrutamos mucho.
Un saludo.
Consuelo cantero
Consuelo,soy Juan Navarro,muy amigo de tus padres,y toda mi familia le unía una gran amistad en especial con tus abuelos paternos Los que vivían en la finca de La Venta,cuya casa,fue derribada hace unos diez año "aproximadamente" por lo que no aparece en la fotografías:se encontraba a unos 500 metros del Molino.Vaya para tus abuelos ,tíos y demás familia mi recuerdo afectuoso,de todos ellos te puedo contar muchas cosas y anécdotas. pero eso sería en privado.Un abrazo.
EliminarHola mi familia también procede de La Junquera soy nieto de Romualdo Parra hijo de Juan Parra regente de la posada y de Ana Mateos. Tuvieron 4 hijos Ventura, Angel, Antonio y Antonia. Toda la familia vivimos en Caravaca. Un saludo.
ResponderEliminarA raíz de una foto en el telediario-tiempo,la curiosidad por este lugar me ha traído a este blogg y me ha gustado los recuerdos y la sensibilidad que expresa. Yo aunque viviendo en Murcia, tuve mucho contacto con el medio rural en los 60~70 por lo que aprecio el reportaje.
ResponderEliminarHabiendo tenido contacto con el mundo rural de entonces es imposible no tener sensibilidad a la situación que han llegado tantos pueblos en nuestra geografía.
EliminarMe alegra que le haya gustado el reportaje.
Gracias Antonio por dejar su comentario.
Saludos.
Juan Navarro;Quiero responder a algunas preguntas que observo en anteriores comentarios,La primer respuesta es para Claudia Zalazar,puedo afirmar que Santiago y Josefa, no tienen relacción alguna con tu familia.
EliminarA la pregunta de Cristina,en la que dice que la casa de su Abuela,posiblemente,habitaría algunaas de las casas que se derrumbaron totalmente y que no aparecen por ninguna parte,éstas estaban situadas entre la casa habitada por José Muñoz y la casa que habitó Genaro Martinez,dichas casas derruidas fueron ocupadas,una por Rumualdo Parra y Anica Mateos,y sus cuatro hijos,y la otra fue habitada por Miguel Martinez y Prudencia Moreno y sus nueve hijos;en cuanto a la petición que hace Faustino Calderón,de una fotografía de la Posada,quiero aclarar que si observa la primera fotografía de la localidad en la que se ve el conjunto del nucleo de la localidad,la puerta de una casa que se aprecia en la parte más proxima a la carretera en la zona Sur,es donde se encontraba la Posada,y a la izquierda de la puerta de entrada,se aprecian las puertas de las cuadras donde se albergaban las caballerías.
Espero haber aclarado algunas dudas,no obstante,con permiso de De Faustino Calderón,ofrezco mi número de teléfono,para poder preguntar cualquier duda que yo pueda aclarar. 639649396.
Juan, en lo que a mí respecta, me acuerdo que me comentaste en nuestras conversaciones cual era el edificio de la posada. Pero no tenía ninguna fotografía tomada de cerca, por eso lo que solicitaba ahora es una foto con una toma cercana donde se vea todo el edificio.
EliminarEl teléfono ahí quedará visible para todo aquel que quiera hacerte alguna consulta.
Un cordial saludo.
Hermoso reportaje,me he sentido transportada a otro mundo,que bonito.No conozco el lugar pero con la descripción y las fotografías,he estado allí.
ResponderEliminarFelicidades por tan emotivo trabajo!!
Un saludo
En cierto modo es una magnifica ocasión de retroceder cincuenta o sesenta años en el tiempo.
EliminarCon testimonios tan maravillosos como el de Juan y haciendo trabajar la imaginación es fácil sentirse como si estuviéramos en un día cualquiera de 1950 y estar desfilando todos sus habitantes ante nuestros ojos en sus quehaceres cotidianos.
Gracias Nurya por dejar tu comentario.
Saludos.
Hola, me gusta que hable de la Junquera, yo soy nieta de Jose Antonio Motos Parra (Pastor) que creo que su memoria, JUAN ya le falla pues de ningun pastor se ha acordadado, JEJEJEJE. Pues se los recuerdo, las casas las cuales habla de que son pastores, son mi abuelo Jose Antonio Motos Parra vivia con sus 3 hijos y su mujer Isabel Robles (emigraron a Caravaca) y la otra casa del otro pastor era de Romuardo Motos Parra el cual vivia también con su esposa y sus tres hijos (los cuales emigraron a Alcantarilla).
ResponderEliminarPor cierto conocedores del oficio mas antiguo y los mejores pastores que habian por aquel entoces.
Tradición de la que nos sentimos los Motos muy orgullosos.
Un saludo Y GRACIAS POR EL REPORTAJE
Este reportaje esta hecho en homenaje y recuerdo a todas las personas que vivieron en La Junquera y formaron parte de los últimos años de vida del pueblo como lugar habitado.
EliminarLa omisión del nombre de los pastores no ha sido hecha a propósito y Juan seguramente los habría nombrado de carrerilla con sus nombres y apellidos como ha hecho con el resto de personas del pueblo.
Si no citó sus nombres puede ser porque no caímos en la cuenta al elaborar el reportaje o bien porque si hubo varias personas que desarrollaron el oficio de pastor no creyó oportuno nombrar a todos.
Pero en ningún caso ha sido intencionado.
Creo que Juan ha hecho un trabajo para quitarse el sombrero como para que se vea empañado por la omisión de algunos nombres.
Isabel, como mencionas el nombre de los pastores, su descendencia y el destino a donde los llevó la emigración me gustaría que me dijeras cual era la casa donde habitaba cada una de las familias para ponerlo en el pie de foto. Me dices también por favor el nombre de la esposa de Romualdo Motos.
Un cordial saludo.
En La Junquera vivió hasta principios del siglo XX mi bisabuelo Juan Muñoz López trabajando para los Chico de Guzmán, allí nacieron mi abuelo José Muñoz Sánchez y sus hermanos, y posteriormente se trasladaron a Cañada de la Cruz. Siempre que paso por La Junquera recuerdo con cariño el vínculo con mis raíces. Saludos y enhorabuena por la publicación.
ResponderEliminarAhí queda el apunte sobre la relación afectiva que te une a La Junquera a través de las raíces que tienes allí por medio de tus antepasados.
EliminarGracias por la felicitación y por dejar tu comentario.
Un cordial saludo.
Emotivo reportaje. ¡Felicidades!
ResponderEliminarHe llegado hasta este artículo porque han puesto en La Sexta unas imágenes de un charco helado rompiéndoslo con una piedra.
No conocía esta población. Yo también nací, en 1962, en un pueblo de la España vaciada, que actualmente tiene 350-400 habitantes: Vistabella del Maestrazgo, en Castellón, limítrofe con la provincia de Teruel.
Un saludo.
Mercedes Martínez
Últimamente no paran de hablar de la Junquera,yo siempre había pensado que la Junquera era de Gerona,pero que está Junquera murciana ahí no vive ni Dios,yo creo que ni los zorros pasan por ahí,en Blanca(Murcia) también está el Campillo que es mas grande que la Junquera y nadie dice nada,y las casas en buen estado
ResponderEliminarCómo senderista he llegado hasta este enlace.. encomiable me parece tú labor. Ya estamos preparando, siempre contando con el permiso de los dueños, la ruta que nos suba al Gato (1499 m.) y al Puntal del Espin (1475 m.) Esperamos contar con la aprobación de los dueños. Desde luego lo que es inmejorable es tu artículo.
ResponderEliminarEspero que disfrutéis con la excursión y con las buenas vistas desde las alturas.
EliminarMuchas gracias por tus halagadoras palabras. Me alegra que te haya gustado el reportaje.
Un cordial saludo.
Sin duda este es un lugar donde la gente tuvo que trabajar muchísimo para salir adelante pero a su vez eran felices y derrochaban generosidad y hospitalidad para con la gente que por alli pasaba. Mis abuelos vivieron allí hasta el 98. Fue la última familia “autóctona” en abandonar el cortijo.
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