Los Avileses (Jaén)

Aldea perteneciente al municipio de Puente de Génave en la comarca de la Sierra de Segura.
Situada en un suave repecho del terreno sobre la margen derecha del río Guadalimar, del que le separan unos ochocientos metros.
Unas doce casas de sencilla construcción componían esta aldea situada a 550 metros de altitud.

El olivo, como en toda la zona era la principal fuente de producción. La aceituna recogida la llevaban a la almazara de Puente de Génave para la elaboración del aceite.
El  otro cultivo predominante era el cereal (trigo, cebada, avena). Grano que llevaban a moler al molino de la Terrera junto al río Guadalimar.
Las ovejas conformaban el animal predominante en la ganadería. Dedicadas a la cría del cordero, eran vendidos a los carniceros del Puente.

La relación con la cabecera municipal era constante al carecer de todo tipo de servicios básicos en la aldea.
Así además de los asuntos administrativos, bajaban al Puente a todo tipo de oficios religiosos, como eran bodas, bautizos, defunciones o la misa dominical.
El médico residía en Puente de Génave y salvo casos muy extremos era el enfermo él que tenía que acudir a consulta.
No había servicio de cartería y era cualquier vecino que bajaba hasta el pueblo el que llevaba o traía la correspondencia.
Para las compras también se desplazaban hasta Puente de Génave, especialmente los jueves que era día de mercado.
Algún vendedor ambulante hacía aparición por Los Avileses intercambiando productos agrícolas por ropa o calzado.
Bajaban en buen numero a las fiestas patronales de Puente de Génave en honor a San Isidro, el 15 de mayo, días en los que también se celebraba una concurrida feria de ganado.
No había escuela en la aldea y se desplazaban a la de Cortijos Nuevos, siendo en los últimos años de vida de Los Avileses dos los niños que se desplazaban diariamente a recibir enseñanza, los hermanos Diego y Ángeles López Llavero.
Los domingos por la tarde, los jóvenes acudían a la aldea de El Tamaral donde se celebraban unos animados bailes cortijeros con gran presencia de la juventud de las aldeas puenteñas.

Nunca llegó la luz eléctrica hasta las viviendas de Los Avileses. Tampoco el agua apareció por la aldea. Para suministrarse de ella tenían que ir hasta la Fuente Vieja en Puente de Génave, situada a algo más de dos kilómetros de recorrido.
Algo menos de trayecto tenían que hacer las mujeres para lavar la ropa, cometido que realizaban en el río Guadalimar.

Ante la carencia de estos servicios básicos, la ausencia de una carretera y la falta de trabajo para todos en las tareas del campo en familias donde había numerosos hijos, la gente de Los Avileses optó por ir cogiendo el camino de la emigración. Los mayores buscaron acomodo en Puente de Génave con lo cual podían seguir acudiendo a Los Avileses a trabajar las tierras y atender el ganado, mientras que los jóvenes se fueron buscando otros incentivos de trabajo y se esparcieron por diversos puntos de Cataluña y de la Comunidad Valenciana.
Aproximadamente sobre 1965, después de estar más de quince años viviendo solos, la última familia que quedaba en Los Avileses cerró para siempre la puerta de su casa y se marcharon a Puente de Génave.
Dámaso López Hornos y su mujer Ángeles Llavero Cuadros con los dos hijos pequeños que tenían viviendo con ellos (Diego y Ángeles) fueron los últimos de Los Avileses.

Informantes: Antiguos vecinos de Los Avileses (Conversación personal mantenida en Los Avileses).

Visitas realizadas en mayo de 2000 y mayo de 2016.

PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.

Punto y aparte. Han transcurrido dieciséis años desde mi primera visita a Los Avileses y tengo la impresión de que encuentro mejor ahora esta aldea que la otra ocasión. Es curioso porque debería ser al revés y encontrármela ahora más deteriorada. Y no es porque se haya arreglado ninguna vivienda. Todo sigue igual. Quizá el no haber conservado ninguna fotografía de aquella primera visita hace que tuviera la imagen del lugar en mi cabeza un poco confundida. Bien es cierto que en aquella mañana del recién comenzado siglo XXI llovía con fuerza y bajo el cobijo del paraguas no pude entretenerme mucho ni tomar instantáneas. Fue una visita rápida (no recuerdo muy bien, pero no creo que estuviera mucho más de cinco minutos) y eso quizá influyo en no retener una buena imagen de la aldea.
En esta segunda visita no aparece la lluvia pero como mes de mayo que es la temperatura está fresca, agradable. La vegetación esta rebosante de colorido. El sol no aparece porque las nubes no le dejan. Nubes que cogen un color azul intenso muy llamativo. Azul en el cielo y verde en la tierra. El contraste visual está garantizado. Las fotografías son las que salen ganando.
Me adentro en el núcleo urbano donde la ruina es generalizada, apenas alguna vivienda conserva un aparente buen estado exterior. Muros bajos que no dejan reconocer que tipo de edificio eran, fachadas a medio caer, ausencia de tejados y vegetación por toda parte. Mucha vegetación, la hierba está muy alta, tan alta que no me deja ver el contorno de una era cercana que tenía intención de ver. Las flores silvestres (amapolas, margaritas, cardos borriqueros...) ponen un colorido visual extraordinario con su diversidad de colores (blanco, amarillo, rojo, morado). Excelente contemplación. Lastima no ser un entendido en botánica. Echo en falta en estos casos las explicaciones de los que saben.
La banda sonora en esta ocasión no la pone el silencio. El ladrido estridente y repetitivo de unos perros encerrados en una nave cercana es el que pone el sonido ambiental.
Desde la repisa donde está situado Los Avileses se divisa la vega del Guadalimar poblada de olivos, el pueblo de Puente de Génave y la sierra de Segura. Buenas vistas para dedicar unos minutos a la contemplación antes de marcharme del lugar.
Me reafirmo en que me ha gustado bastante más Los Avileses en mi segunda visita que en la primera.
Ahora me ha parecido un lugar pintoresco dentro de su sencillez y su ruina generalizada, en aquella primera ocasión un lugar demacrado y mustio.


Ubicación de Los Avileses en la inmensidad de un mar de olivos. En la parte superior derecha la aldea de Los Pascuales, perteneciente a La Puerta de Segura.



Entrando a Los Avileses por el camino de la carretera. El cerro Portazgo de fondo.



Llegando a Los Avileses por el camino de Puente de Génave.




La casa de Urbano. Puerta de acceso de madera, de tres hojas. Ventanas enrejadas (muy común en toda la aldea). Tejado a dos aguas (sin apenas tejas ya, pero con la viga del caballete visible). El horno adyacente forma un ángulo recto con la vivienda).



Interior del horno. Boquera hecha de ladrillo. Chimenea para la salida de humos por delante (a diferencia de otras partes donde se sitúa en la parte trasera.
Cuatro hornos había en la aldea.
"Estar de amasijo" era una expresión muy común en Los Avileses y en toda la comarca cuando se estaba elaborando el pan. Y no solo se hacía el pan, también las tortas galianeras, los roscos y los mantecados.



La última casa que se cerró en Los Avileses. Mantenida por sus propietarios como apoyo a las tareas agrícolas pero sin uso como residencia. Contrafuertes laterales. Original empedrado en el suelo de cantos rodados anteceden a la puerta.



Viviendas en hilera. Algo inusual en el trazado urbano del caserío. La primavera radiante.



La casa de Antonio. Mantenida por sus propietarios para evitar su deterioro, aunque sin uso residencial. El níspero en el patio pone la nota exótica.



Artería principal de Los Avileses.




La casa de Jacinto Bustamante. De las pocas que está orientada hacia el norte. Tejado a dos vertientes con buena inclinación. Puerta de madera pintada en azulete ya desgastado. Corral y cuadra anexos.



Edificios en estado ruinoso en la parte baja de la población. Sobre un cerro se divisa la aldea de El Tamaral. De fondo el cerro Portazgo.



Algunos edificios a duras penas aguantan en pie. Solo van quedando famélicos muros en forma de muñones.



Saliendo de la aldea por el camino de Puente de Génave. La sierra de Segura como telón de fondo.

14 comentarios :

  1. Estas pequeñas aldeas, como la cercana Cortijos Nuevos, nunca se perderán gracias al trabajo que dan los olivos. Mantendrán sus bellas ruinas con alguna casa habilitada como almacén, con lo cual será posible pasear por ellas y con poco esfuerzo intentar devolverles la vida que antaño tuvieron.
    No lejos de allí, La Agracea va resurgiendo poco a poco.
    Por cierto, el árbol que adorna la casa de Antonio es un níspero, se crían bien por la zona, además se pueden ver higueras, algunos pinos y encinas entre tantos olivos.
    Es una pena que una aldea tan bonita y tan cerca de un pueblo grande se vaya consumiendo.
    Encantador reportaje como siempre. Gracias.

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    1. En una de tus frases das con la clave del ocaso de Los Avileses.
      El estar cerca de un pueblo grande en el cual había todo tipo de servicios e infraestructuras para vivir más cómodamente hizo que la gente fuera dejando la aldea (donde solo tenían lo básico) para instalarse en Puente de Génave (donde tenían todo: mejores viviendas, escuela, médico, comercios, iglesia, etc). Desde allí el cabeza de familia podía seguir yendo diariamente a trabajar la tierra.
      El pez grande se comió al chico.
      Cortijos Nuevos esta en mejor estado y va recobrando vida con la conservación y rehabilitación de algunas viviendas.
      No se palpa la sensación decadente que si se da en Los Avileses.
      Pero es precisamente esa decadencia de ver como se van desmoronando los edificios la que me atrapa más (Los Avileses), justo lo contrario de los que llevan el proceso a la inversa (Cortijos Nuevos).
      Mi nulo conocimiento de los árboles jamás me hubiera hecho pensar que era un níspero.
      Gracias por el apunte (y por el comentario).
      Un cordial saludo.

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  2. Hola Faustino,como bién dices el pez grande se come al chico y en este caso se ha cumplido el dicho,,ha sido una pena porque esa aldea tuvo que tener buena pinta en sus mejores tiempos y por lo que se vé también facil acceso al pueblo cercano lo que a veces puede ser un inconveniente como ha sido ese caso, lo que a veces como comentas,el estado decadente de ver como se ván deteriorando los edificios también me atrapa más que unas edificaciones bién conservadas,bueno Faustino,como siempre nos ofreces un reportaje muy completo y bién documentado,un abrazo.

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    1. Hola Roberto.
      Ha sido un caso muy común en la despoblación en nuestro país. Pueblos pequeños han acabado siendo absorbidos por el pueblo grande.
      Llegados a los años 60 pesaba mucho las incomodidades de vivir de manera tan austera y de la misma manera que habían vivido tus antepasados cuando a pocos km. podías vivir de manera más cómoda y confortable y de paso seguir trabajando tus tierras.
      Pues si Roberto a mi me atrapa mucho más un escenario agonizante y en declive que uno que lleva el proceso al revés.
      Aunque no quita que me alegre porque algunos pueblos se vayan recuperando tímidamente pero siempre que sea por sus antiguos vecinos o descendientes.
      De lo otro te he contestado por correo.
      Un abrazo.

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  3. Sí que resulta curioso que te hayas llevado mejor impresión de la segunda visita que de la primera, con dieciséis años de diferencia. Y qué pena que casi siempre pase eso, que un pueblo más grande acabe por "comerse" a otro más pequeño...

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    1. La explicación está en que esta vez he podido disfrutar de la visita a Los Avileses a conciencia, sin prisa y observando detalles, la primera vez fue "la visita del médico", a la carrera y lloviendo. No hice ninguna fotografía y entonces guardaba en mi memoria una visión difuminada de esta aldea.
      En aquellos años era bastante normal que el grande se comiera al chico. Uno tenía de todo y otro nada.
      Un cordial saludo.

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  4. No conozco ningún pueblo deshabitado de Andalucia. Todo se andará. Pero entre todas las incomodidades que empujaron a la población a abandonarlos, la de que no hubiera una fuente me parece fundamental. Y al mimso tiempo increible. Supongo que será cuestión de que nos hemos acostumbrado a éste bienestar, pero me cuesta entender que se fundara un pueblo donde no había acceso al agua. Seguro que habría otros motivos.
    Qué bien cuidada está la casa de Antonio! Seguro que les tiene que dar muchos buenos momentos de descanso.

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    1. En Jaén, Granada y Almeria tienes bastantes pueblos deshabitados (más bien aldeas), en el resto de provincias andaluzas son casi inexistentes o en bajo numero.
      Coincido contigo en que el agua era y es primordial. Ahora lo tenemos con solo abrir el grifo, pero ¡antes! desplazarse a buscarlo por malos caminos, con las inclemencias meteorológicas adversas, y sin olvidarnos de las mujeres que a veces tenían que hacer largos desplazamientos para lavar la ropa.
      La casa de Antonio si esta en buen estado, pero muchas veces una cosa es la fachada exterior y otra el interior. Son casas que no están para habitar porque además hay que recordar que en este pueblo no hay agua.
      Un cordial saludo.

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  5. Quizás no sea una aldea espectacular, pero algunas de las fotos te han quedado como pinturas. Muy bonitas. Un abrazo.

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    1. La verdad es que sí. Las fotografías han quedado muy vistosas.
      El cielo estaba esplendente, la vegetación estaba engalanada y el color pálido de las fachadas daba el contraste perfecto. En este sentido tuve suerte ese día.
      Un abrazo.

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  6. Hola faustino buenas noches pueblo des habitado¡¡¡ pero tiene los alrededores muy cultivado y con mucho esplendor en nen campo la verdad que a parte de ser un buen historiador eres un gran fotografo que preciosa fotos ¿A? Otra cosa he lehido REflexsiones recuerdos y vivencias no te puedes y maginar loque me emocionado las cartas de los dos hermanos cada uno sus vidas pero al final juntos bueno es lo que entendido ¡¡¡ fauastino no se como de cirlo en hora buena por esos lindo trabajo¡¡ un abrazo muy grande para ti y los tuyos

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    1. Hola Nati. Los Avileses no reúne las condiciones para ser habitado actualmente pero sus tierras si son aprovechadas por ser de buena calidad.
      Las fotos han salido muy guapas pero es que con esos colores que presentaba el cielo, la vegetación y las fachadas de las viviendas todo era más fácil.
      Los hermanos que se escriben las cartas en el articulo de las reflexiones no acaban juntos exactamente. No llegan a encontrarse porque las paradojas del destino no lo permite. Sus vidas se cruzan.
      Un fuerte abrazo para ti y para Francisco.

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  7. Gracias Faustino por contestarme pero de verdad? que se cambiaron pues¡¡ que rabia yo pese que terminaron juntos con su graja de ovejas y una linda familia Mi gozo en un pozo un abrazo mi amigo

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  8. No tenía noticia de este lugar, a pesar de no haber pasado demasiado lejos de aquí. En mi próxima visita a la provincia de Jaén intentaré acercarme. A pesar de los años de abandono, se ven bastantes viviendas en no demasiado mal estado de conservación. Gracias por darnos a conocer esta interesante parte del patrimonio rural.
    Un abrazo

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