Villamorón (Burgos)

En la vega del río Brullés por su lado derecho se asienta el pueblo de Villamorón. Situado a 825 metros de altitud, desde 1491 fue un barrio de Villegas del que le separa apenas un kilómetro. Sus aproximadamente treinta casas no presentaban una estructura urbana definida. Las eras de trillar se ubicaban en un espacio central distribuyéndose el núcleo urbano alrededor de ellas. Calles de poca longitud y viviendas dispersas o en algunos casos agrupaciones de tres casas formando hilera. La mayoría estaban orientadas al sur o al este.
En la mitad del siglo XX aún contaba con ciento cincuenta habitantes. Vieron llegar la luz eléctrica al pueblo en 1920. El agua corriente llegó en 1987.
Cada casa tenía su horno para hacer el pan. Llegados a la mitad de los años 60 apenas un par de familias seguían cociendo el pan en el horno de casa. La gente ya optó por comprarlo a los panaderos que venían desde Villadiego y Sasamón con una furgoneta.
Leña de olmo, chopo, sauce, sarmientos y aulagas era lo que utilizaban para la combustión de la lumbre en las cocinas y con ello combatir los rigurosos inviernos que por aquí se daban, donde no faltaban varias nevadas al año que se llegaban a juntar unas con otras. Algunos hogares tuvieron ese gran invento para calentar las casas que fueron las glorias.
Sus tierras de cultivo estaban sembradas de trigo, avena, cebada, yeros y viñas principalmente.
Iban a moler el grano a los molinos de Sasamón o al de Villadiego.
En época de siega se contrataban segadores que aparecían por la comarca llegados desde diversas partes de Castilla la Mancha.
Ciruelos, manzanos, perales, avellanos, morales, nogales o membrilleros eran una buena representación de los árboles frutales que había en Villamorón.
La oveja era el animal sobre el que se basaba la ganadería de Villamorón. Se llevaban a vender corderos los lunes a Villadiego que era día de mercado. También se aprovechaba para vender lechones.
Varios pastores sacaban a pastar el ganado ovino de todo el pueblo. Las familias ajustaban con uno u otro pastor para que realizaran tal cometido.
Un guarín era el encargado de sacar a pastar el ganado mular cuando escaseaban las faenas agrícolas. Las llevaban a Villegas, al corral de las burras y de allí salían todas las caballerías de los dos pueblos juntas. Lo mismo pasaba con el jatero que sacaba cada mañana los becerros y las vacas que no fueran utilizadas en las tareas del campo a la zona de pastos.
Era costumbre matar en cada casa un cerdo al año.
Conejos, liebres y torcaces suponían un buen reclamo para los aficionados a la caza.
El cercano Brullés les proporcionaba barbos, cangrejos, chirlas de río y algunos cazaban ratas de agua, que a decir de los que la probaron era una carne muy fina.

Camino Hondo
Camino de Villanoño
Carreruela
Carrevillasidro
Cotorro de la Horca
El Tarrero
Fuente Hontoria
Fuenticabezas
La Roma
Las Navas
Los Perales
San Juan
San Quirce
Valdetruedo
Villao

**Son algunos topónimos de lugares comunes de Villamorón que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**


En Villegas los dos bares que había (el de Jerónimo y el de Lomas) eran tienda también y las gentes de Villamorón aprovechaban para hacer compras de productos básicos de alimentación, incluso aceite, pescado y calzado.
Asimismo los lunes, día de mercado en Villadiego aprovechaban para hacer compras de productos de primera necesidad que no había en Villamorón.
Por el pueblo aparecían vendedores ambulantes de Villadiego, de Sasamón o de Arenillas de Villadiego ofreciendo su mercancía. También se dejaban ver otro tipo de artesanos del gremio ambulante como eran los afiladores gallegos, los componedores o los trilleros.
En octubre iban a Villadiego donde se celebraba una importante feria de ganado.
Los que tenían que hacer alguna gestión en la capital tenían que estar a las ocho y media de la mañana junto a la carretera por donde pasaba el coche de linea que hacia el recorrido Villadiego- Burgos diariamente.

El cura, don Prisciliano (nacido en Villamorón) acudía desde Villegas para realizar los oficios religiosos.
También desde Villegas se presentaba el médico cuando la situación lo requería. Don Carlos y anteriormente don Antolín, su suegro, fueron los que realizaron durante años tal cometido.
Clodoaldo, el cartero iba en bicicleta hasta Villadiego y allí recogía la correspondencia para repartirla en Villegas y en Villamorón.

Celebraban sus fiestas patronales el 25 y 26 de julio (Santiago y Santa Ana). Era costumbre hacer el volteo de campanas. Se hacia misa y procesión. En la comida se mataba una oveja vieja en cada casa además de otros productos derivados del cerdo para agasajar a familiares y allegados. El baile se hacia en una era amenizado por dulzaineros. Durante años vinieron los músicos de Mecerreyes. Fiestas muy concurridas. Acudía la gente de Villegas por cercanía y familiaridad y luego también venía juventud de Villadiego, Sasamón, Olmos de la Picaza, Pedrosa del Páramo, Sordillos, Villasidro, Villahizán, Villanoño...
No faltaba tampoco a la cita Jerónimo, el cual tenía un bar en Villegas y el día de Santiago ponía un kiosco en Villamorón ofreciendo bebidas y algunos productos alimenticios.
Para las fiestas de Villegas en honor a Santa Eugenia en diciembre eran los de Villamorón los que se desplazaban en buen número a disfrutar del evento. Lazos familiares, de amistades y de cercanía quedaban reflejados en estos días festivos donde los dos pueblos tenían mucho contacto, aunque a decir verdad el trato era diario y frecuente, siempre fueron dos pueblos en uno. Muchos noviazgos se dieron entre jovenes de uno y otro lugar.
A ello se le unía el que todos los domingos se hacia baile en Villegas a nivel local en el bar de Jerónimo con música de gramola. Allí acudía gran parte de la juventud de Villamorón.

La emigración sacudió a toda la comarca y a ello no fue ajeno Villamorón. La gente joven no veía aliciente en seguir trabajando el campo, las casas necesitaban muchos arreglos y mantenimiento y a un kilómetro tenían un pueblo como Villegas donde tenían mejores servicios e infraestructuras y desde allí el cabeza de familia podía seguir yendo a trabajar las tierras. Así que mientras unos se quedaron en Villegas, otros se fueron a Villadiego y unas cuantas familias eligieron Burgos para iniciar una nueva vida. Con todo ello Villamorón permaneció con presencia humana de manera permanente hasta el año 1998 en que Jesús Gutiérrez e Iluminada Cuesta cerraron para siempre la puerta de su casa y se marcharon para la capital provincial.

Informante: Enrique Gutiérrez Bustillo, descendiente de Villamorón (su abuelo materno nació y vivió allí).

Visitas realizadas en julio de 2008, enero de 2013 y octubre de 2023.

En 2003 se creó la Asociación cultural Amigos de Villamorón dedicada a promover la rehabilitación de la iglesia de Santiago Apóstol. Han llamado a todas las puertas, han salido en medios de comunicación, han hecho campañas de micromecenazgo para conseguir que la "Catedral del Páramo" recupere el brillo que tuvo en el pasado. Han conseguido recuperar el coro y ahora están enfrascados en la restauración del retablo del altar mayor.
En el siguiente enlace se puede acceder a la pagina web de la Asociación donde se muestran todas las actividades realizadas y los proyectos pendientes:
Pincha aquí: Amigos de Villamorón

Punto y aparte. Tenía Villamorón aparcado en mi trastienda virtual sin decidirme a dar el paso de incluirlo en la página de los deshabitados. Había estado visitando el pueblo en dos ocasiones: en 2008 (cuando todavía no tenía el blog en funcionamiento) y en 2013 pero en ambas ocasiones había visto gente en alguna casa del pueblo, unido a la premura de tiempo que hizo que no pudiera explayarme en la visita al lugar con tranquilidad como a mi me gusta, es por ello que no me preocupé de indagar y saber más a fondo sobre la situación en que se encontraba el pueblo a nivel poblacional, así que decidí dejar el futuro trabajo sobre Villamorón para más adelante (si alguna vez me decidía a darle cabida en mi página). Pero un correo electrónico lo cambió todo. El año pasado me escribió Pedro Francisco Moreno presidente de la activa Asociación Amigos de Villamorón comentándome que me había escuchado en un programa radiofónico hablando sobre los pueblos deshabitados y por ello me invitaba a conocer Villamorón y hacer un trabajo sobre el pueblo para mi blog. Le manifesté que el pueblo ya lo conocía pero que todavía no me había decidido a hacer un reportaje sobre él. Me facilitó el enlace de la pagina de la Asociación y me emplazó a que me pasara por Villamorón y que allí sería bien recibido y podría contar con la colaboración de gente que me ayudaría en mi cometido.
La ocasión se presentó este año y para allá que me fui. Allí estaba esperándome Enrique Gutiérrez, vicepresidente de la Asociación, natural de Villegas y con vinculo familiar con Villamorón por ser su abuelo de allí. Después de los saludos de rigor, lo primero que hizo fue abrir la puerta de la iglesia para mostrarme su interior. Dentro pude ver de primera mano el trabajo ya hecho y lo mucho que queda todavía por hacer para volver a dar lustre a un templo que se apagaba irremediablemente si esta asociación no hubiera intervenido a tiempo. Con las sabias indicaciones de Enrique voy conociendo detalles de esta majestuosa iglesia con hechuras de pequeña catedral. A continuación salimos al exterior y me muestra detalles arquitectónicos que pasarían inadvertidos a ojos de cualquiera que no sea entendido en la materia. Finalizada la visita al recinto eclesiástico nos vamos a dar una vuelta por el pueblo y ahí Enrique echa mano de su prodigiosa memoria para irme contando detalles de las diferentes edificaciones y de quien vivió en cada casa. El tiempo ha pasado volando y cuando nos queremos dar cuenta la hora de comer está encima. Me despido de tan grata compañía dándole las gracias porque mejor cicerone no he podido tener para conocer Villamorón.
Después de una buena comida en Olmillos de Sasamón decido acercarme nuevamente a Villamorón. Quiero ver el pueblo en solitario y hacer fotos con tranquilidad. Voy sabiendo lo que voy a ver y conociendo lo que es cada cosa. Dejo el coche junto a la carretera en Villegas. Lo primero que hago es acercarme hasta el edificio conocido como el Palacio situado entre campos de cereal. Nada que ver con el esplendor que tuvo que tener antaño, solo queda una parte de la edificación y actualmente tiene uso como palomar. Desde aquí me voy para el pueblo tras un corto paseo, me asomo a su cementerio, alguna placa funeraria en las paredes da muestra de que el camposanto no ha caído en el olvido. Enseguida me planto ante esta belleza insuperable que es la iglesia de Santiago Apóstol de Villamorón. Se come todo el protagonismo del lugar. Todo queda empequeñecido ante desmesurado templo. Me dispongo a transitar por el pueblo ya con pleno conocimiento de lo que fotografío y de por donde me muevo gracias al excelente guía que fue Enrique en mi visita por la mañana. Llama la atención también el elevado número de bodegas diseminadas por diferentes partes del pueblo lo que da una idea de la importancia que tuvo la vid en tiempos pasados por estas tierras. Continuo contemplando las viviendas, hay alternancia de edificaciones en piedra con otras donde el adobe es el que manda. Lógicamente estas llevan peor camino. Así como también se combinan viviendas en buen uso que reciben visitas temporales, otras mantenidas para evitar que se deterioren y otras que ya están a punto de hincar la rodilla y venirse abajo del todo. Llega una furgoneta, se para en una casa a un centenar de metros de donde yo estoy, se bajan dos personas y observan y hacen gestos sobre el exterior de una de las edificaciones. Me voy a contemplar nuevamente la fuente. Nada nuevo, la tomo unas cuantas fotografías. Otro bonito ramillete de bodegas me salen al paso cuando vuelvo para el pueblo, las dos personas que vi hace unos minutos ya no están, me dirijo al camino principal, pasa un turismo con un ocupante, me saluda con la mano y pronto se pierde de vista por el camino de Villahizán. Voy a ver la balsa de agua que me había recomendado Enrique. Está completamente seca. Me acerco a un palomar cercano. Bonitas y curiosas estas edificaciones. Vuelvo hasta el núcleo central del pueblo. Me paro unos instantes a contemplar las eras donde trillaban. Es curioso pero en pocos sitios he visto las eras ubicadas como aquí en Villamorón, en pleno centro del pueblo, lo normal que estén apartadas y en un lugar un poco elevado. Vuelvo por la parte de atrás a contemplar la catedral del Páramo como es conocida la iglesia de Villamorón. Hay una pareja en el patio exterior del recinto haciendo fotografías y leyendo alguno de los paneles que hay instalados con recortes de prensa e indicaciones varias. No saludan así que yo sigo a lo mío: mirar para arriba y contemplar cualquier detalle exterior del templo. A su vera he echado en falta el edificio de la escuela que si pude ver en mi primera visita y que según parece la derribaron por el mal estado que presentaba. Una persona con traje de faena pasa junto al camino y sigue de camino hacia Villegas. Da las buenas tardes y nos mira con curiosidad tanto a mí como a las otras dos personas que están unos metros más allá. Creo que la gente de Villegas se ha ido acostumbrando poco a poco a ver gente pululando alrededor de la iglesia de Villamorón debido a la frecuencia con que ha salido la situación actual de la iglesia y los proyectos de futuro en los diferentes medios de comunicación. La visita al pueblo va tocando a su fin. Lo he podido hacer con tranquilidad, sin prisas, mirando, remirando, volviendo a pasar por un mismo sitio, parándome a contemplar, observando desde diferentes ángulos, justo todo lo que no pude hacer en las dos primeras visitas. La primera porque ya la noche se echaba encima y la segunda por falta de tiempo porque me estaban esperando en otro lugar y ya iba con retraso. Ahora ya no, he podido visitar Villamorón como a mi me gusta y como recomiendo a todo el mundo que visite estos despoblados: con calma, escuchando el silencio y dejándose abrazar por la soledad.


Año 2023. Llegando al pueblo por el camino de Villahizán de Treviño.



Año 2013. Calle de Villamorón.




Año 2023. Conjunto de tres viviendas en hilera.
La casa de la izquierda la habitó el matrimonio formado por Afrodísio Barbero y Primitiva. Tuvieron siete hijos: Iluminado, Laurentino, Presentación, Dictinio, Lucia, Anunciación y Leónides. Se marcharon a Villegas.
La casa del medio fue la última que se cerró en Villamorón y es en la que se puso el primer teléfono publico que hubo en el pueblo. Vivió en ella el matrimonio formado por Jesús Gutiérrez e Iluminada Cuesta. Tuvieron cuatro hijas: Encarnación, Socorro, María Victoria y Azucena (la última persona bautizada en el pueblo). Emigraron a Burgos.
La casa de la derecha era la conocida como casa nueva de Villamorón por ser la última construida en el pueblo. Estaba habitada por el matrimonio formado por Constantino Gutiérrez y Concepción. Tuvieron dos hijos: Isidoro y Concepción. Se fueron a Burgos.



Año 2013. Vivienda donde se da el uso conjunto de la piedra y el adobe. La habitó el matrimonio formado por Gregorio Bustillo y Cecilia Cidad (natural de Villegas). Tuvieron siete hijos: Silvina, Urbano, Julia, Lupicinia, Gaudencio, Gregorio y Maximina. La madre al enviudar se fue a vivir con Gaudencio que estaba destinado de sacerdote en Sotresgudo.



Año 2008. Otra vivienda que conjuga la piedra en la parte baja de la fachada con el adobe en la parte superior. Vivió en ella el matrimonio formado por Luis Bustillo y Consuelo Martínez. Tuvieron cinco hijos: Laura, Primitivo, Begoña, Eradio y Luisa. Se trasladaron al cercano Villegas.



Año 2008. Buena vivienda de tres plantas construida en piedra. En la actualidad ha sufrido un cambio de imagen. Estaba habitada por el matrimonio formado por Alejo y Aurelia (ambos fallecieron en el pueblo). Tuvieron dos hijos: Santiago y José, este se marcho a Barcelona y fue Santiago el que se quedó en la casa, se casó con Angelines, natural de Arenillas de Villadiego. Tuvieron cinco hijos: Aurelia, Rosarío, Consuelo, Cristina y Santiago. Se marcharon a Villadiego.



Año 2013. Bloque de tres casas en hilera.
La casa de la izquierda estaba habitada por Elías Alonso y María. Tuvieron cuatro hijos: Ananías, Jesús, Basilisa y Casimira. La familia emigró a Bilbao.
La del medio la habitaba el matrimonio formado por José Martínez y Soledad Gutiérrez. Tuvieron seis hijos: María Soledad, Ana María, Raquel, Máxima, Angelines y José Antonio. Se fueron a Burgos.
La casa de la derecha llevaba mucho tiempo deshabitada y se usaba como pajar y almacén.



Año 2013. Vivienda en mal estado de conservación. Vivió en ella el matrimonio formado por Dictinio Barbero y Trinidad Gómez, natural de Villegas. Tuvieron cinco hijos: Emilio, Eloy, Marino, Joaquín y Benjamín. La familia se trasladó a Villegas.



Año 2023. Calle de Villamorón. Casa de Félix Gómez y Amalia Martínez. Tuvieron tres hijos: Crescencio, Adelina y Daniel. Posteriormente vivió en la casa el mayor de los hijos: Crescencio que se casó con Anunciación. Tuvieron cinco hijos: Teresa, Félix, Alfonso, Crescencio Juan Antonio. Se quedaron en el cercano pueblo de Villegas.



Año 2023. Vivienda e iglesia de Santiago Apóstol por su lado oeste donde se encuentra un gran rosetón de iluminación. La casa la habitó el matrimonio formado por Rafael y Eutimia. Tuvieron tres hijos: Florentino, Iluminada e Isidora. El padre falleció en Villamorón. La familia emigró a Burgos.



Año 2008. La iglesia de Santiago Apóstol antes de su rehabilitación exterior. Fue declarada Bien de Interés Cultural en 1984.



Año 2023. La iglesia gótica de Santiago Apóstol con su nueva imagen una vez que se rehabilitó exteriormente.



Año 2023. Portada de acceso al templo.




Año 2023. Detalle exterior. Gárgola.




Año 2023. Interior de la iglesia. Un Cristo crucificado y el retablo de la capilla de San Joaquín y Santa Ana fueron trasladados al Museo del Retablo en Burgos.



Año 2023. Fachada este de la iglesia y la casa del cura. La vivienda estaba alquilada al matrimonio formado por Valeriano Gónzalez y Casilda. Tuvieron dos hijos: María Isabel y José Luis. La familia se marchó a Burgos.



Año 2008. Junto a la iglesia por su lado este se encontraba la escuela y la casa del maestro. Nada queda de ella en la actualidad pues fue derribada por su aparente mal estado. Don Enrique, natural de Grijalba fue el maestro que impartió enseñanza en este aula durante muchos años. Estaba casado con Otilia, natural de Villegas. Tuvieron cuatro hijos: Enriqueta, Irene, José y Emilio. La familia emigró a Burgos.



Año 2013. Calle de Villamorón. En la casa de la izquierda vivía Cristina, una mujer mayor que estaba viuda. En la casa del lado derecho de la calle vivió el matrimonio formado por Lupicinia Bustillo y Fidencio De la Hera, nacido en Villusto. Tuvieron cinco hijos: Virgilio, Benjamin, Teresa, Natividad y Marcos. Se fueron a vivir a Villegas.



Año 2013. La vivienda situada más al este de Villamorón. Estuvo habitada por el matrimonio formado por Benigno Martínez y Pilar Cidad. Tuvieron un hijo: Bernardo. Se fueron a Villegas.



Año 2013. Cementerio de Villamorón. Antiguamente fue la ermita de Santa Leocadia.



Año 2023. El Palacio. Es lo que queda de la antigua edificación palaciega habitada por los Villegas y posteriormente por los Velasco. Reconvertido en palomar.



Año 2023. Eras de trillar.




Año 2023. La fragua de Villamorón. Elías Alonso era el herrero.



Año 2013. La fuente y el lavadero.




Foto cedida por Enrique Gutiérrez.

Año 2016. La balsa de Villamorón. Se utilizaba para beber los animales. Tenía el suelo empedrado y se abastecía con agua subterránea que se filtraba.



Año 2013. Bodegas.




Año 2023. Palomar.

10 comentarios :

  1. Que gran trabajo! Es una maravilla de blog con mucho esfuerzo por detrás. Gracias por compartirlo

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    1. Gracias Trize. Me alegra que te guste el blog y que sepas valorar las horas de trabajo empleadas para que todo esto salga adelante.
      Un cordial saludo.

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  2. Como siempre, un texto y unas imágenes fruto de un trabajo, no solo documental, sino de campo y también de entrevistas a los sobrevivientes. Esto es algo muy valioso

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    1. Es muy valioso Alí y por eso hay que recopilar todo este tipo de información antes de que sea demasiado tarde. Llegara un momento en que ya no haya nadie para contar de primera mano. El trabajo de campo es fundamental. Gracias por tus palabras.
      Un cordial saludo.

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  3. Mientras miraba las fotos me daba cuenta de la desproporción entre el pueblo y la iglesia, que mas parece una catedral, como bien comentas. Rico debió ser el pueblo o rico era algún mecenas. Me ha llamado la atención esta disparidad, frecuente en otros pueblos y también que, como en otros pueblos agrícolas, la cercanía a un pueblo mayor, con mejores servicios, a veces es la causa de su abandono, puesto que tuvo agua y electricidad. Un abrazo.

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    1. Esta iglesia tiene toda la imagen de ser una catedral en pequeño. Imagínate la primera impresión cuando llegas al pueblo y ves un templo de esta envergadura en un lugar casi inerte.
      Como bien dices el estar cerca de un pueblo grande fue causa de que se quedaran vacíos muchos pueblos. El dicho de que el pez grande se come al chico se puede aplicar a los pueblos.
      En el pueblo grande tienes mejores servicios e infraestructuras con el añadido de que podías seguir yendo a trabajar las tierras.
      Así que imagínate en el caso de Villamorón que está a menos de un kilómetro de Villegas.
      Un abrazo.

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  4. Hola Faustino,por lo que veo y comentas,ese pueblo tuvo que ser bastante importante en alguna época por la bonita Iglesia que tiene y que por suerte ha sido rehabilitada dentro de sus posibilidades,gran labor de la asociación cultural de amigos de Villamorón,,también veo en tu artículo que disponían de luz eléctrica,agua y buen surtido de árboles frutales,caza variada e incluso algo de pesca en el río,desde luego si que es de agradecer el empeño y dedicación que pones en cada artículo que nos ofreces en tu Blog acompañado de fantásticas imágenes,enhorabuena Faustino por semejante trabajo, un abrazo.

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    1. Hola Roberto. Pues si fue un pueblo que tuvo su importancia en tiempos pasados y donde se vivía relativamente bien, con buen acceso, luz y agua, pero Villamorón aún así sucumbió a los efectos migratorios. Muchos se fueron al cercano Villegas desde donde podían seguir haciendo lo mismo y además vivir en un lugar donde había mejores servicios. Otros quisieron cambiar el estilo de vida y probar suerte en la capital, en Burgos. Y muchas veces sucede que cuando la gente ve que los demás se van marchando pues no se quieren quedar atrás y también se van buscando una mejora en su calidad de vida.
      Un abrazo.

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  5. Sigo fielmente tus reportajes Faustino y la verdad es que te superas dia a dia, que bonito y que próspero tuvo que ser este pueblo, es de esos sitios que siempre te queda la sensación de que podia haber tenido muchos años mas de vida. La asociación cultural amigos de villamoron, la cual no conocía hasta que entré en tu blog creo que después de ver en su página las actividades que llevan a cabo es de estas asociaciones que hacen una labor abnegada y altruista para que su querido pueblo no caiga en el olvido, es muy de agradecer que exista este tipo de asociaciones para velar por su pueblo. Enhorabuena a ambos, Faustino por tú trabajo y la asociación por ese querer mantener viva la memoria del pueblo.

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    1. Pues si, es verdad, en cierto modo no se llega a comprender que Villamorón se fuera apagando lentamente. En verano recobra un poco de vida y sobre todo la labor de restaurar el templo y dotarle del empaque que tuvo antaño está haciendo que Villamorón recobre su dignidad. No era justo que este pueblo cayera en el olvido.
      Coincido contigo totalmente en tu comentario sobre la Asociación de Amigos de Villamorón, están haciendo una labor espectacular y encomiable, no hay más que asomarse a su página web y ver todas las actividades y mejoras que han hecho y los proyectos de futuro que tienen relacionados con la iglesia. Con mucho esfuerzo y tesón conseguirán las metas que se han propuesto.
      Gracias por tus elogiosas palabras.
      Un cordial saludo.

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