Cubillos (Soria)


Cubillos es un despoblado perteneciente al término de Cubilla en la parte sur de la Tierra de Pinares.
Alrededor de ochenta personas residían en las veinticuatro viviendas que componían esta población. Casas de sencilla construcción, todas ellas orientadas hacia el sur.
Cada casa tenía su horno, donde se hacía pan cada quince días.
Conocieron la luz eléctrica en 1947 con la instalación que realizó Iberduero por una línea proveniente de Cubilla. Costó trece mil quinientas pesetas y se costeó parcialmente por los vecinos, más algunos trabajos vecinales y la venta de arbolado (sabinas) que pertenecían al común del pueblo. Atrás quedaron los candiles de aceite o petróleo, las velas y las teas.
Rigurosos inviernos se daban en Cubillos que se combatían con leña de roble, enebro, sabina y estepa.

" En el año 54, por febrero estuvieron todo el mes las calles cubiertas por más de medio metro de nieve, teníamos que abrir camino con palas, hubo muchos problemas para alimentar el ganado y también para abastecernos de agua para consumo puesto que la fuente del pueblo se helaba y teníamos que ir a buscarla a otras fuentes más alejadas". RICARDO GÓMEZ.

Sus tierras de cultivo estaban sembradas de trigo, cebada, avena y centeno.
A moler el grano se desplazaban a la Harinera de Valdealvillo o a los molinos de Cantalucia y Talveila.
Vacas, ovejas y cabras conformaban la ganadería de Cubillos.
Los corderos y cabritos se vendían al tío Bonifacio (residente en el pueblo) y él se encargaba de venderlos en los pueblos cercanos.
Eran muy abundantes en su término las setas, muy solicitadas por gentes de otros lugares.

Camino de las Carretas
El Altito
El Bardal
El Cascajar
El Cerro
El Chorrón
El Chozo
El Cuadro
El Peral
El Portillejo
La Carrera
La Dehesa
La Losa
La Pedriza
La Serna
La Vega
Las Cañadas
Las Cuadrillas
Las Suertes Viejas
Los Cubillos
Los Huertos
Morro la fuente
Pradera Redonda
Prado Regajo
Vercolar

**Son algunos topónimos de lugares comunes de Cubillos que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**


El cura venía andando desde Cantalucia a oficiar la misa. Años más tarde pasó a ser el de Cubilla el que acudía andando a la iglesia de Cubillos a celebrar el acto religioso.
El médico venia desde Talveila, había que ir a buscarle con una caballería para que se desplazara a Cubillos a visitar al enfermo. Ya en los últimos años era Don Saúl el que acudía desde Talveila pero motorizado.
Para la compra de medicinas se tenían que desplazar a las farmacias de El Burgo de Osma o de Rioseco de Soria.
El veterinario venía desde Cabrejas del Pinar.
El cartero (Faustino) residía en Cubilla y se desplazaba andando hasta la estación de Cabrejas del Pinar donde recogía la correspondencia y la repartía por los pueblos del contorno, posteriormente empezó a hacer los desplazamientos en bicicleta.
El herrero venía de Aylagas para en los últimos años realizar tal oficio uno del mismo pueblo de Cubillos (Doroteo).

Las fiestas patronales eran el 18 y 19 de octubre en honor a San Lucas,
La víspera se hacía una ronda por las calles anunciando la fiesta.
Ya el día festivo comenzaba con una diana mañanera por las casas, donde se obsequiaba a la comitiva con pastas acompañadas de anís o vino rancio.
La misa precedía a la procesión por las calles del pueblo donde se le iban cantando jotas a la Virgen.
A la hora de la comida se mataba un cordero, pollo, liebre o conejo para agasajar a familiares y allegados. Lo mismo ocurría con la cena donde nadie se quedaba sin probar bocado, se compartía mesa y mantel con la juventud proveniente de pueblos cercanos.
Antes de cenar ya se había realizado la primera sesión del baile en una placeta situada al este del pueblo llamada La Carrera; la segunda sesión ya después de la cena se realizaba en la Plaza Mayor, frente al ayuntamiento y la escuela.
Los gaiteros de Fuentearmegil y en otras ocasiones los gaiteros de Fuentecantales eran los encargados de la música, músicos que se alojaban cada uno en una casa siguiendo un orden establecido por el ayuntamiento.
Bailes que eran muy concurridos por ser las últimas fiestas del año en la comarca por lo que asistían en gran numero gentes de los pueblos vecinos. Así venían desde Cubilla, Cantalucia, Talveila y Fuentecantales y ya a última hora los de Muriel Viejo.
No faltaban a la cita los confiteros de Fuentearmegil y el Burgo vendiendo caramelos y almendras garrapiñadas.
El Corpus era la otra gran fiesta de Cubillos, aunque ya de manera local sin la presencia de forasteros.

"Por la mañana temprano sacábamos el ganado para que pastase unas horas y sobre las diez lo encerrábamos de nuevo en el corral hasta el día siguiente.
Sobre las doce y al aviso del volteo de campanas íbamos todos bien aseados y vestidos a la iglesia donde participábamos de la misa solemne y de la procesión. Terminada dicha ceremonia, acudía una persona de cada casa al ayuntamiento a recibir una jarra de vino que la Corporación municipal repartía para que la comida resultase más agradable. Por la tarde nos reuníamos todos en la Plaza Mayor, tanto jóvenes como mayores y cada uno participábamos de distintas diversiones. Así los hombres se decantaban por la calva, la tanguilla y el guiñote y las mujeres por los bolos y la brisca. Todo ello dentro de un ambiente de gran armonía y con gran alegría puesto que el ayuntamiento seguía repartiendo vino en porrones. Después de cenar era el turno del baile con músicos nativos del pueblo que tocaban la guitarra y la bandurria (Domingo y Pablo).
Estos mismos músicos amenizaban el baile que se efectuaba los domingos por la tarde en los bajos del ayuntamiento para la juventud del pueblo".
RICARDO GÓMEZ.


Acudían a la romería que celebraban los llamados pueblos de la Concordia (Talveila, Cubilla, Cubillos, Abejar, Muriel de la Fuente, Muriel Viejo, Herrera y Cabrejas del Pinar) a la ermita de la Virgen de la Blanca en el término municipal del último pueblo citado. Cada pueblo acudía con su estandarte parroquial y a los de Cubillos les tocaba un recorrido de más de 12 kilómetros hasta llegar a la ermita. trayecto que lo solían hacer a pie o en burro. Romería multitudinaria que se dejó de hacer en los años 50 debido a que había emigrado mucha población, solo quedó a nivel local para los de Cabrejas.
Algunos vecinos acudían a la romería de San Bartolo en el cañón del río Lobos en termino de Ucero que se hacía cada año el 24 de agosto, la gente iba andando o en caballerías y se hacía una comida campestre junto a la ermita.

Para abastecerse de los productos que no tenían en el pueblo aprovechaban los sábados que era día de mercado en El Burgo de Osma a donde se desplazaban en caballerías.
Para compras de menor calibre se valían de la tienda que había en Cubilla, cuyo propietario iba periódicamente por Cubillos vendiendo pescado, arroz y otros alimentos.
Para suministrarse de vino y aceite hacían desplazamientos más largos hasta Alcubilla del Marqués y San Esteban de Gormaz.
El pan cuando ya se dejó de hacer en los hornos caseros iban a comprarlo a Cantalucia.
Llevaban a vender terneros y vacas a las diversas ferias provinciales que había, como era la de Soria capital el 17 de septiembre, El Burgo de Osma el 12 de octubre, San Esteban de Gormaz el 11 de noviembre o Berlanga de Duero el 8 de diciembre. En años más antiguos se hacía dicho desplazamiento con el ganado andando para en los años 60 hacer el mismo recorrido en camiones transportando los animales.

En los años 60 el campo y el ganado ya no daba trabajo para todos en familias donde había varios hijos. puesto que los bienes a repartir no eran muy amplios, por lo que los más jóvenes fueron emigrando en busca de una mejor calidad de vida a las grandes ciudades, principalmente Barcelona, otros se fueron para Madrid y otros se establecieron en Soria capital y distintos lugares de la provincia, si a ello se le añade que los más mayores fueron falleciendo en el pueblo pues Cubillos estaba abocado a quedarse vacío, así en el año 1970 las tres últimas familias que quedaban se fueron a vivir a Cubilla y aunque siguieron trabajando las tierras, el termino municipal fue absorbido por el de Cubilla por lo que desapareció administrativamente.
Los cuatro hermanos Molinero, hijos de Toribio y Celedonia fueron los últimos de Cubillos. Se marcharon a vivir al cercano Cubilla y desde allí acudían diariamente al pueblo a trabajar la tierra y atender el ganado.

En el año 2009 hubo un reencuentro en Cubillos de antiguos vecinos y descendientes.
"Fue un veintidós de agosto. La reunión entre otras cosas consistió en hacer un día de confraternización. Juntarnos amigos y familiares que en algunos casos hacía más de cincuenta años que no nos veíamos. Gentes que tenían algún parentesco y no se conocían. Nos llegamos a juntar alrededor de doscientas personas entre gente nativa, descendientes y amistades. Acudieron de casí todas las provincias de España. Se hizo un recorrido por todas las calles diciendo a la gente joven donde vivieron sus antepasados. Se realizó una misa campestre y con posterioridad nos fuimos todos a comer en buena armonía al Hotel Virrey en El Burgo de Osma. Así finalizó este día entrañable para muchos de nosotros. Antes de la despedida se les entregó a cada uno un pequeño folleto elaborado por mí donde se hacia un pequeño resumen de la vida cotidiana y los años de convivencia en el pueblo". RICARDO GÓMEZ.

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Visitas realizadas en febrero de 1996 y en junio y octubre de 2009.

Agradecimiento muy cordial para Ricardo Gómez Andrés, gran amigo y excelente colaborador a la hora de aportar datos y nombres en todo lo relativo al pasado. Autor de un sencillo y emotivo diario; "Camino del emigrante. Cubillos".

PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.

Cubillos. Año 1996.



Entrada al pueblo desde la carretera.




La iglesia parroquial de La Asunción de Nuestra Señora. En el otro lateral tiene adosado el cementerio.



Altar mayor y capillas laterales. La talla de San Lucas se conserva en la iglesia de Cubilla.




Interior de la iglesia. Puerta de entrada al templo. Coro. Bautisterio. Espadaña. Las campanas se salvaron del expolio y se encuentran en el Museo Diocesano de El Burgo de Osma.



La Plaza Mayor de Cubillos. Aquí se situaba la escuela (izquierda) y el ayuntamiento (derecha).




La escuela.

Mucho frío en el interior del aula en los días invernales. Cada mañana dos alumnos iban casa por casa con un brasero recogiendo brasas para subir un poco la temperatura ambiental en la clase.
"No tuvimos suerte esos años con los maestros, porque raro era el año que terminaban el curso completo, por unas causas u otras se ausentaban temporadas largas, cualquier vecino del pueblo que tenía algún conocimiento se hacía cargo de la escuela durante ese tiempo para que los niños no estuviéramos sin hacer nada y permaneciéramos recogidos. Para colmo de males uno que tuvimos varios años casi era mejor que no hubiera venido. Era de la parte de Belchite en Zaragoza y no enseñaba nada. Nulo aprendizaje el que tuvimos durante su estancia en Cubillos. No quería vivir en la vivienda habilitada para los maestros por lo que había que acogerle en las casas. Mi padre como tenía casi todos los hijos en la escuela en esa época se sintió moralmente obligado a darle alojamiento y así de paso pensaba que al tener el maestro en casa podíamos aprender más allá de lo que estudiáramos en la escuela. Pero craso error. Nunca nos corrigió un solo escrito ni nos enseñó ninguna regla ni nada de nada, ya nos podía ver haciendo deberes que nunca se interesó por ver como lo desarrollábamos, es como si no estuviera en casa. Se limitaba a ser un huésped y punto. Para colmo no tenía un comportamiento muy civilizado que digamos pues entre otras cosas fumaba en pipa acostado en la cama, lo que exasperaba a mi madre. Con estas mi padre acabó por comunicar al alcalde que en su casa no iba a estar más, que se alojara un mes en cada casa.
Y cuando acabé mi etapa escolar más de lo mismo, Hubo una maestra cuando yo contaba dieciséis años de cuyo nombre no me acuerdo ni quiero acordarme que fuimos toda la juventud (sobre una docena) a hablar con ella para que nos diese clases de adultos, clases que se las pagábamos cada uno. Se hizo bastante de rogar, pero al fin cedió a nuestra petición. Estando en la primera clase, al llegar a las matemáticas e intentar explicarnos el resumen de un problema que para nosotros resultaba muy fácil a pesar de nuestro escaso conocimiento, no fue lo mismo para ella, se atascó y no tuvo capacidad para aclararlo. Ello motivó que al día siguiente nos comunicara que no iba a seguir dando clases de adultos porque se sentía indispuesta. ¡Solo un día duraron las clases para mayores!
RICARDO GÓMEZ.


Pero no todos iban a dejar un amargo recuerdo en la memoria colectiva de los jóvenes de Cubillos.
La excepción fue el caso de Palmira Tello natural de Ólvega.
"Yo pasaba ya de los veinte años de edad y en unión de otros dos jóvenes le propusimos que nos diera clases de adultos en el invierno a lo que accedió gustosamente. Nos dio clases desde las ocho de la tarde a las diez de la noche durante cuatro meses pero fueron los meses más rentables e instructivos de nuestros años de enseñanza. Con ella aprendimos lo que no habíamos aprendido en todos los años anteriores. Prueba de ello es que los tres gracias a los conocimientos que de ella habíamos recibido nos presentamos a distintas oposiciones públicas y conseguimos plaza a la primera. Siempre le tendremos que agradecer mucho a aquella mujer". RICARDO GÓMEZ.




Calle Alta o de la Iglesia.




Calle Baja o de la Fuente. La casa del tío Gervasio, la primera a la izquierda. Tuvieron siete hijos. El matrimonio falleció en el pueblo y los hijos emigraron parte de ellos a diversos lugares de la provincia, otro a Guadalajara y otro a Bilbao.




La fuente de Cubillos. Se construyó en 1933. Se trajo el agua desde un manantial situado en la Pradera Redonda a mil trescientos metros de distancia del pueblo.
A la izquierda se divisa el ayuntamiento. La sala de reuniones estaba en la planta de arriba quedando en la planta baja un salón de baile. Transformador de la luz al fondo.




La fuente vista desde el ayuntamiento.




La casa del tío Frutos. Quedó viudo en el año 1967, a raíz de lo cual se trasladó a vivir con una de sus hijas a Vadillo. El resto de sus cinco hijos emigraron a Barcelona, El Burgo de Osma y Huesca. La vivienda constaba de dos plantas, quedando distribuida la primera por tres habitaciones, cocina con su respectivo horno, salón, despensa y portal en la entrada. La segunda planta constaba de una habitación y el resto como almacén para los cereales. A la izquierda de la casa estaba la cuadra para los distintos animales (caballerías, vacas, cerdos, gallinas, etc).



Casa en buen estado exterior. Ladrillo y mampostería con argamasa. Propiedad del tío Frutos, se construyó en 1955. Solamente se habitó unos cinco años, por medio de su hija Leonor, su marido Pablo y alguna de las cuatro hijas del matrimonio, ya que Pablo al ser empleado de Iberduero fue trasladado a Ucero y posteriormente a El Burgo de Osma.



La casa del tío Bonifacio. Aquí estaba el único comercio que hubo en el pueblo, una carnicería. Aunque prácticamente no ejercía como tal pues casi todas las casas del pueblo tenían suministro propio de carne. El amo de la casa iba con una caballería vendiendo genero por los pueblos de Cubilla, Talveila y Muriel Viejo donde había bastantes familias que trabajaban en los pinos y no tenían animales de cría. Más tarde esta labor la realizaba su hijo David con una moto. El tío Bonifacio tuvo cinco hijos, los cuales residieron en la misma provincia excepto el menor, Edmundo, el cual ingresó en la orden de los jesuitas. Toda su vida la ha pasado en varios países de Sudamérica. A sus 83 años solamente ha vuelto a España de visita en contadas ocasiones.



Buen ejemplar de arquitectura popular. Mampostería tosca en la primera planta y entramado de varas de avellano con adobe en la segunda planta. Fue la última casa que se cerró en Cubillos. Eran sus propietarios el tío Toribio y su esposa Celedonia. Ambos fallecieron en el pueblo y fueron sus cuatro hijos los que habitaron la casa al final. Se marcharon a Cubilla y desde allí acudían diariamente al pueblo para cuidar las tierras y atender el ganado lanar que tenían.



La casa del tío Juan (Juanete). El matrimonio falleció en el pueblo. Tuvieron seis hijos, los cuales emigraron en su mayoría a Cataluña.




Vivienda que también era propiedad del tío Juan (Juanete). Su acabado interior no se llegó a terminar. Nunca estuvo habitada.
"En el año 1950 se escenificó en su interior una obra de teatro, cuyos actores fueron en parte la juventud del pueblo. Estaba dirigida por la maestra que ejercía aquel año en el pueblo, de la cual no recuerdo su nombre, como tampoco el titulo de la obra, a pesar de escribir de mi puño y letra casi todos los guiones por ser uno de los alumnos mayores. Fue muy divertida y acudieron gentes de todos los pueblos de alrededor, posteriormente hubo de representarse la misma obra en los pueblos cercanos con los mismos actores". RICARDO GÓMEZ.



La casa de Alejandro Moreno y Antonia García. Tuvieron cuatro hijos. Emigraron a Soria capital. Fue una de las últimas familias en marchar.




El lavadero. Al igual que la fuente se construyó en 1933.