Granadilla (Cáceres)


La impresionante población de Granadilla se encuentra en un cerro sobre el embalse de Gabriel y Galán a modo de península, pantano al que le debe el "honor" de figurar como pueblo deshabitado, de que hoy día Granadilla no tenga habitantes, de que sus vecinos tuvieran que marcharse, de que no puedan volver nada más que de visita, de impotencia, de desarraigo, de tristeza, de exilio; en fin, de tantas historias que solo los granadillanos pudieron sentir cuando les obligaron a dejar atrás una vida entera y salir rumbo a lo desconocido.
Catalogada como la tercera población mejor amurallada de España por detrás de Ávila y Lugo, se diferenciaba de estas en que no creció población extramuros, como sí sucedió en las dos capitales de provincia. El terreno que había en el interior de la muralla era suficiente para ir prolongando el crecimiento edificatorio que se iba dando.
Antigua cabeza de partido judicial, Granadilla fue una localidad fundada en el siglo IX y llamada anteriormente Granada, su dominio pasó por diversas manos hasta llegar a la Casa de Alba y en la actualidad a la Confederación Hidrográfica del Tajo tras la expropiación.

Unas doscientas cincuenta viviendas conformaban el pueblo, que se estructuraba en un eje principal que iba de una puerta a otra de la muralla, teniendo como centro neurálgico la plaza mayor; de aquí salían diferentes calles de manera radial.
Mil ciento veinticinco vecinos llegó a contar el pueblo en los años 50, época de mayor esplendor demográfico.
Nunca conocieron las modernidades que en esos años iban llegando al resto de pueblos, como la luz eléctrica, agua, teléfono, carretera de acceso, etc, debido a que la Administración lógicamente no iba a invertir en infraestructuras en un pueblo que estaba sentenciado a muerte.
Sus tierras de cultivo estaban dedicadas al cereal y olivos, principalmente.
La ganadería se repartía entre ovejas y cabras.

Tenían las fiestas patronales el 15 de agosto dedicadas a su patrona, La Asunción.
Celebraban otras fiestas el 14 de septiembre (el Cristo), además de los Carnavales que, pese a su prohibición durante el régimen franquista, siempre se celebraron, y las fiestas de Pentecostés.
Misa mayor y verbena y baile en la plaza eran los actos principales. Baile que solía ser amenizado por Fructuoso Montero (Fruto), natural del pueblo a la batería; Fermín, acordeonista de Cerezo y un trompetista de Navalmoral. Músicos que también solían actuar los domingos y festivos en que había baile y en las bodas que eran muy celebradas en el pueblo y donde acompañaban a los novios tocando hasta la iglesia y donde, durante la misa, tocaban el Himno nacional en el momento de la elevación del Cuerpo de Cristo como signo de reverencia.

Hubo cura residente hasta 1962 (don Juan Vaquero Urbano) y después, en los últimos años de vida del pueblo fue don Vicente De Luis coadjutor de Zarza de Granadilla quien acudía a oficiar la misa.
También perdió el médico en propiedad cuando empezó a mermar la población y al final era el del pueblo de Abadía el que iba a pasar consulta una o dos veces por semana.
El cartero recogía la correspondencia en el cruce de la carretera de Hervás a Valverde del Fresno; pero una vez embalsado el pantano y cortada la carretera, acudía en su jaca a Zarza de Granadilla a por la correspondencia para repartirla en el pueblo.

Así iba transcurriendo plácidamente la vida en Granadilla, como en cualquier otro pueblo extremeño, con las gentes dedicadas a sus quehaceres y reuniéndose los domingos en la plaza mayor, centro de la vida cotidiana del pueblo, donde los hombres se reunían en el café-bar Angelito a echar unos vinos y jugar la partida; otros a jugar a la petanca, a conversar tranquilamente: los niños a jugar al fútbol y a pídola y las niñas a la comba y a las piedrillas, hasta que llegó el fatídico año de 1955, en que se decretó la expropiación forzosa de la mayoría de tierras cultivables de Granadilla para la construcción del embalse de Gabriel y Galán.
Fue un auténtico mazazo para la población que veía partida su vida por la mitad. Con esta medida, a los granadillanos se les quitó por la fuerza su medio de vida, por lo que optaron por alquilarle a la Confederación sus propias tierras, ya expropiadas, al no tener otro medio de subsistir sin la base de la agricultura, así como sus casas para seguir viviendo en ellas que, aunque expropiadas en los años 1964-1965, no les fueron pagadas hasta 1972.
Los justiprecios de las expropiaciones se efectuaron tarde y mal, pues se iba pagando según iba anegando el agua las tierras y hasta el año 1972 no se abonaron los perjuicios indirectos y los justiprecios de las viviendas dándose así la terrible paradoja de que la gente que tardó en marcharse tuvo que alquilar a la Confederación las que habían sido sus moradas; para poder seguir viviendo en ellas y sus tierras, hasta el día que se marcharan y los que lo hicieron, se fueron sin haber percibido todas las indemnizaciones que les correspondían.
A ello se unía los malos modos de las fuerzas vivas del régimen que hostigaban a los más remisos en marcharse: " ¡Váyanse ya...! ¡Llévense hasta las sillas... y que no quede ni una...! "
Con esta situación se produjeron auténticos dramas de dolor y de rabia por la injusta situación creada.
El pueblo fue entrando en una agonía y cada pocos días era una familia la que cerraba la puerta de su casa para marcharse y donde todo el pueblo acudía a despedir a los que se iban entre lágrimas, abrazos y los mejores deseos de una nueva vida. Adiós para los que se iban e incertidumbre para los que se quedaban sobre quién sería la próxima familia en marcharse viendo que el éxodo ya era imparable.
La mitad de las familias optó por marcharse al nuevo pueblo de colonización de Alagón del Rio, a unos 60 km. de Granadilla, aquí tuvieron unas difíciles condiciones de adaptación los primeros años, debido a las nulas infraestructuras que había en la nueva población. El resto de familias se diseminó por todas partes: Cataluña, País Vasco, Madrid, Salamanca, Plasencia, Cáceres o la cercana población de Zarza de Granadilla.

En 1966 se quedó completamente vacío el pueblo.
El 29 de Mayo de 1965 se publicó en el BOE el Decreto 1347/1965, de 6 de Mayo, por el que se acuerda la disolución del Municipio de Granadilla (Cáceres) e incorporación de su término municipal a los limítrofes, Zarza de Granadilla, la orilla este del embalse, y Mohedas de Granadilla, la orilla oeste del mismo.
Bajo las aguas del embalse quedó el cementerio viejo y el puente que cruzaba el río Alagón y el del arroyo Aldovara.
A partir de aquí, el consabido expolio, saqueo y abandono absoluto del pueblo.

En el año 1980, cuando llevaba quince años vacío, el pueblo fue declarado Conjunto Histórico-Artístico. ¿un pueblo totalmente amurallado y con castillo y a nadie se le había ocurrido esta decisión antes?
En el año 1985 fue elegido junto a Búbal (Huesca) y Umbralejo (Guadalajara) por los ministerios de Obras Públicas, Agricultura y Educación como objetivo del Programa Educativo para la Recuperación de pueblos abandonados en el que jóvenes estudiantes de toda España vivirían en contacto con el mundo rural, donde los alumnos ayudarían en el levantamiento de muros y edificaciones, limpieza de huertos y jardines y cuidado de los animales, entre otras actividades, siempre en consonancia con el medio ambiente. Fue en 1990 cuando este proyecto empezó a funcionar y desde entonces se han rehabilitado y restaurado diversas edificaciones de la calle Mayor, y de la Plaza Mayor que sirven de usos múltiples y actividades diversas.

Los granadillanos que se fueron y sus descendientes se reúnen dos veces al año para recordar y confraternizar; tienen libertad para moverse por el pueblo: el 15 de agosto (la Asunción, patrona del pueblo) y el 1 de noviembre (Todos los Santos).
El resto del año tiene horario de visitas y no se puede entrar fuera de esas horas.
Horario de visitas: Mañanas de 10 h. a 13 h. Tardes de 16 h. a 18 h. (hasta las 20 h. en verano). Lunes cerrado.
Para todos los amantes de la despoblación, resulta imprescindible visitar esta villa (y para los que no lo son, también).

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Agradecimiento muy cordial y entrañable para Félix Pinero, excelente historiador de su pueblo natal, del cual está preparando en la actualidad un libro. "Granadilla en la mirada". Magnífico informante con multitud de datos y valiosas fotografías antiguas. Autor de un excelente blog: Puerta de la villa, en el que muestra retazos de Granadilla, de política en general o reflexiones sobre la vida en particular.

Otra página muy interesante y completa es la de José Andreu Muñoz-Orea: Granadilla, la antigua villa de Granada

Visitas realizadas en agosto de 1991, julio de 1993 y julio de 2011.

PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.

Entrada al pueblo. Puerta de la villa.




La calle Mayor vista desde la Puerta de la Villa.




El autor del blog en la calle Mayor en 1993. Había empezado la rehabilitación del pueblo, se había limpiado de maleza la calle, las viviendas todavía conservaban la fisonomía original.



El mismo tramo de calle en 2011: las viviendas ya han sufrido "un lavado de cara", se ha arreglado el empedrado de la calle y la caída de aguas central.



Calle Mayor, llegando a la plaza.




Plaza mayor de Granadilla. Antiguamente era de cemento, sustituida ahora por esos jardines que desvirtúan un poco la fisonomía original. Tenia dos moreras que daban buena sombra en verano. Por lo general, aquí en la plaza se hallaban las casas más pudientes del pueblo. La mayoría de las viviendas se rehabilitaron sin respetar el modelo original, excepto en algunas fachadas.




Foto cedida por Félix Pinero.

Familia granadillana a principios de los 60 en la Plaza Mayor. Detrás el edificio del ayuntamiento.




El mismo lugar cincuenta años después. El café-bar Angelito a la izquierda, la actual casa de las Conchas en el centro, fue propiedad de familiares del poeta Gabriel y Galán, quedando el ayuntamiento a la derecha.



El café-bar Angelito. Antiguamente eran dos viviendas que, con la remodelación actual, se han convertido en una.
"Era la casa de mis padres, Sebastián Pinero Guerrero y Narcisa Sánchez Carrero, fallecidos en 2003, donde nacimos los cuatro hermanos y que abandonamos el 6 de agosto de 1965 para venirnos a Cáceres. Era bar, posada para maestros/as. lugar de reunión para charlas de café y echar partidas, especialmente los domingos. Se despachaba carne fresca los domingos y festivos (corderos), que adquiría y sacrificaba mi padre y que había que vender al día porque no había frigorífico al no existir la luz eléctrica. También despachaba carne de cerdo y sus jamones que, de cuando en cuando, sacrificaba. En los últimos años, cuando iba a Plasencia en su vehículo de servicio público (taxi), traía alguna caja de sardinas que se vendía el mismo día. Era el único pescado, junto a los peces y anguilas de río, que se consumía en el pueblo". FÉLIX PINERO.



Rótulo en pizarra terrosa en el suelo situado a la entrada de lo que un día fue el café-bar Angelito. Vestigio del pasado.
"En honor de mi hermano mayor, de nombre Ángel, que se lo dedicó su padrino, albañil de profesión, Rosendo López Carrero". FÉLIX PINERO.



Viviendas de la plaza mayor, rehabilitadas de forma distinta a su construcción original. El minarete de color amarillo era propiedad de Isidra Carrero y la vivienda de color vino tinto eran dos viviendas antiguamente, propiedad de los hermanos Jiménez (Feliciano y Esteban), la de Feliciano fue tienda en los años de vida de Granadilla.




Lateral de la plaza. La casa-cuartel a la izquierda (siempre hubo un destacamento de ocho guardias que fueron trasladados a Zarza de Granadilla a comienzos de los 60) y a la derecha, las escuelas de Granadilla; Abajo estaba la de niñas y arriba la de niños.




Foto cedida por Félix Pinero.

Suelta de vaquillas en la plaza un día de fiesta en los años 60.



La calle de la iglesia, rebautizada en la actualidad con el nombre de la Ascensión. A la derecha la casa de Celedonio Hernández, el molinero.




La iglesia parroquial de la Asunción. Construida en el siglo XVI, fue el único edificio que no se pudo expropiar debido a la negativa del obispo de Coria. El retablo del altar mayor desapareció y nunca más se supo de él.




Fachada posterior del templo parroquial.




La tahona, propiedad de Eustaquia Pérez Calvo, en ella se hacía el pan diario, hornazos y bollos de Pascua, además de dulces.



Calle de la Iglesia, actualmente de la Ascensión.




Calle Mayor, bajando hacia la puerta de la Villa.




Foto cedida por Félix Pinero.

Calle de Granadilla a principios del siglo xx. La casa rectoral a la izquierda y el castillo de frente.




Castillo de Granadilla en la actualidad. Construido por la Casa de Alba en 1473. Vendido en 1893 a Bartolomé Chamorro y Clemente. La Confederación Hidrográfica del Tajo pagó 800.000 pesetas a sus descendientes por la expropiación. Durante el siglo XX estaba abandonado y solo servía para juego a los niños. Sus estancias estaban muy deterioradas y no se podía acceder a ellas. En 1979 se acometió su rehabilitación terminándose dos años más tarde.



Vista desde el castillo, con la puerta de la villa y el arranque de la calle Mayor; por detrás, viviendas en estado ruinoso y a las que no llegó la rehabilitación.



Vista desde el castillo. El pantano de Gabriel y Galán y la Peña de Francia al fondo.




Foto cedida por la Fundación Gregorio Marañón.

Visita del rey Alfonso XIII. Parada y descanso de la comitiva real en su camino hacia Las Hurdes en junio de 1922.



Aspecto exterior del castillo.




La casa rectoral. Restaurada y usada actualmente como comedor y cocina para los alumnos.




Calle Mayor, de camino hacia la Puerta de Coria.




Puerta de Coria y lienzo de muralla. La otra entrada que tenía la villa.




Calle del Hospital. Llamada así porque parece que hubo en tiempos pasados un hospital un poco más abajo.



La misma calle en sentido inverso.




Calle de Santo Tomás.




Calle de la Agricultura.




Las Longueras. Huertos intramuros situados entre las viviendas y las murallas.