Yuba (Soria)

Fantástico y enigmático este escondido pueblo de Yuba. A 1020 metros de altitud, enclavado en un paraje recóndito de gran belleza, se sitúa encaramado sobre una loma encima del barranco que forma el arroyo Valladar en su búsqueda del río Jalón.
Precioso lugar este antiguo pueblo de renteros, sus habitantes pagaban la renta a un cura residente en Medinaceli, sin que se supiese con exactitud quien era el propietario del pueblo y de las tierras, algo que venía de siglos pasados.
Doce viviendas conformaban Yuba, dedicadas sobre todo al pastoreo de las ovejas, su principal fuente de recursos, del que aprovechaban los corderos para su venta a carniceros de Medinaceli y su posterior traslado a Barcelona.
La agricultura se componía casi en su totalidad de trigo y cebada aparte de los pequeños huertos para consumo propio.
Iban a moler el grano al molino de Lodares.
Otros recursos complementarios en la economía de los vecinos eran las nueces y las perdices. Nogales había en gran número junto al pueblo, de tal manera que muchos vecinos las vendían o bien las intercambiaban en fanegas por otros productos con gente de pueblos cercanos. Las perdices abundaban en sus montes, y en menor medida los conejos y liebres, y como casi todos los yubatos eran aficionados a la caza no faltaban estas aves en las cazuelas de las casas.

El cura (don Segundo) venía desde el pueblo de Medinaceli.
De Beltejar venia el médico en casos extremos.
El cartero (tío Celedonio) recogía la correspondencia en Medinaceli y la repartía andando por Valladares, Las Llanas, Yuba y Corvesin.

El 24 de agosto celebraban las fiestas patronales en honor a su patrón: San Bartolomé, con una procesión por el pueblo, una misa y el baile como actos principales. Baile que se realizaba en una era o en la pequeña explanada delante de la ermita, amenizado por la guitarra y la bandurria con músicos venidos de Beltejar.
De Corvesin, Valladares y Blocona se desplazaban familiares y amigos para acompañar en la fiesta. Eran típicas las tortas amarillas que se acompañaban de vino rancio o anís.
El 24 de septiembre celebraban la fiesta pequeña (San Bartolillo).

Por el camino de Corvesin, principal salida hacia el exterior se desplazaban los yubatos a Medinaceli a realizar compras grandes, a pagar la renta o para coger el tren cuando tuvieran que hacer algún desplazamiento largo.
Por la otra salida se dirigían a Blocona donde estaba la fragua para cualquier apaño que les tuviera que realizar el herrero.
De Beltejar solía venir un vendedor ambulante (Narciso) con una mula vendiendo fruta, chocolate, jabón, azúcar y otros productos y a su vez compraba huevos. Otro vendedor solía venir desde Jubera vendiendo ropa. De Maranchón (Guadalajara) venia el tío Ceronero a comprar cerones (residuos de los panales de la cera).

Yuba tenía su vinculo con el misterio como cualquier otro pueblo y así en sus inmediaciones se encontraron huesos humanos, monedas de la época de los Reyes Católicos y en el camino de Corvesin había un lugar llamado la Cueva del Bosque, con una entrada a gatas de unos dos metros y luego una amplia estancia donde se podía poner en pie y hasta donde llegaron en más de una ocasión los jóvenes del pueblo, pero de donde no se atrevieron a seguir por el interior a ver hacia donde llegaba por no tener medios adecuados para hacerlo. Tampoco faltaban en las inmediaciones del pueblo lugares de resonante entonación como el Risco de la Peña del Perro o la fuente de la Peña la Mora.

Alto de la Cruz
Arroyo de la Cárcel
Arroyo Valladar
Barranco del Bosque
Corral de Las Pedrizas
Corrales de La Peña del Perro
Corrales de La Sinova
Cueva del Bosque
El Cerradillo
Fuente de la Mora
Llano Negro
Parideras de Los Costeros
Peña Quemada
Peña del Perro
Redondo de Yuba
Valdelalosa
Valdeviñas

**Son algunos topónimos de lugares comunes de Yuba que quedaran para siempre en el recuerdo de las gentes que habitaron el pueblo**



A pesar de vivir en un lugar de gran belleza la vida aquí era muy dura y fue lo que determinó la marcha de los vecinos.

"Vivir en Yuba era bastante duro, los inviernos eran muy fríos con abundantes nevadas, los caminos eran de caballería y estábamos mal comunicados, las tierras eran malas para la agricultura y las ovejas estaban en las parideras un poco retiradas del pueblo y había que ir a atenderlas diariamente. La luz eléctrica nunca llegó al pueblo, nos iluminábamos con los candiles de aceite y de carburo. En el año 58 nos marchamos nosotros y apenas quedaron seis familias en el pueblo que fueron marchando acto seguido, hacia el año 60 y 61 ya se quedó vacío el pueblo". VICENTE GARCÍA.

La gente se repartió por varios sitios: a Madrid, Zaragoza, Barcelona, Arcos de Jalón y a los pueblos de colonización como Frula (Huesca) y Ontinar del Salz (Zaragoza).
Así sucumbió este pueblo al abandono, aunque en años posteriores se siguieron reuniendo los antiguos vecinos el día de la fiesta donde se oficiaba una misa en la ermita para después hacer una comida campestre junto a la fuente a base de costillas y sardinas a la brasa, acto que se perdió con el paso de los años. El pueblo lo adquirió un particular de Medinaceli años después y se ha venido utilizando como coto de caza y refugio de cazadores.

Lodares y Valladares,
Las Llanas y Corvesin,
hacen un concejo ruin,
y al lado esta Yuba,
que para nada les ayuda.



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Agradecimiento para Vicente García Cruz, agradable informante del pueblo que le vio nacer y donde discurrió su infancia. Añoranza del pueblo en la distancia (Conversación por vía telefónica y posteriormente encuentro personal en su casa).

Visitas realizadas en marzo de 1996 y septiembre de 2010.

PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.

Vista del pueblo llegando por el camino de Corvesin.




Ubicación de Yuba al pie del barranco visto desde el camino de Blocona.



Entrada al pueblo por el camino de Blocona.




La escuela de Yuba. Una docena de niños aproximadamente acudía a ella.
Doña María Leal, de Madrid fue la maestra que impartió enseñanza los últimos años aquí. Fue además la que trajo el primer transistor a Yuba, lo que significó un pequeño acontecimiento para el pueblo.



La ermita de San Bartolomé con el cementerio anexo.




La casa del tío Mariano con su horno adosado a la fachada, a la izquierda el cementerio y la ermita.



La ermita de San Bartolomé y la casa de la maestra.




La casa de la maestra.




Calle principal de Yuba, en primer término la ermita, a mitad de la calle las zarzas y la maleza impiden el paso y han taponado la entrada a la casa del tío Juanito.



La casa del tío Mariano.

"Mi padre era una persona muy querida por toda la gente, muy amable con todo el mundo. Aquí se venía la maestra por las noches, los vecinos se reunían aquí a jugar al guiñote (juego de cartas), pernoctaba también el cura y la pareja de la guardia civil cuando andaba de ronda por Yuba, hasta un mendigo que le decían Pobre Sombrerillo se le daba alojamiento en el pajar".
VICENTE GARCÍA.




La casa del tío José cierra la calle en su parte de arriba.




Calle de Yuba. La casa del tío Miguel a la izquierda y la del tío Eustasio a la derecha.



Subiendo desde el río.




La fuente de Yuba.




El sobrante de la fuente era canalizado hacia la balsa que servía para regar los huertos del pueblo.