Marchalico Viñicas (Almeria)


Otra de las pedanías de Sorbas que perdió toda su población, situada en la solana de un terreno desértico con abundancia de piedra yesifera, es un excelente balcón sobre el valle del río Aguas y la Autovía del Mediterraneo.
Unas quince viviendas separadas en dos barrios componían la aldea, que se dedicaban al cultivo de trigo, cebada, almendros, algarrobos entre otros productos y con la oveja como referente en la ganadería.

Su cabecera municipal la tenían a más de tres horas de camino en caballerías.
A La Huelga acudían a los oficios religiosos.
El médico llegaba desde Sorbas en casos muy necesitados, de lo contrario era el enfermo él que acudía a consulta al pueblo. Don Agustín o don Pedro son algunos de los que se recuerdan. Iban hasta el Marchalico montados en un burro.
Los niños en edad escolar bajaban a la escuela de La Herrería.

Tanto a La Herrería como a La Huelga bajaban las gentes de Marchalico para realizar compras de productos básicos.
Carecían de fiestas patronales pero participaban de la fiesta de La Herrería el 21 de septiembre y de la de San Agustín en La Huelga el 27 de agosto.
No obstante esa falta de fiesta propia la suplían con animados bailes los domingos en alguna era o vivienda al son de guitarra, bandurria y laúd tocados por gentes del pueblo.
Los hombres ese mismo día jugaban al tute o al subastado en alguna casa o en el exterior de ellas.
Muy concurridos también eran las comparsas de carnaval, los aguilandos de Navidad (se iba casa por casa pidiendo el aguinaldo y en todas les obsequiaban con algún presente) o las cencerradas (jolgorio que se montaba a base de hacer ruido con cualquier cacharro y cantar coplas subidas de tono a la puerta de alguna casa en la que un viudo o viuda se había juntado a vivir con otra persona. Finalizaba cuando los de la casa invitaban a alguna bebida a los improvisados "músicos").

Uno de los principales problemas que tenían las gentes del Marchalico era la falta de agua, pues la fuente que tenían era de agua yesosa y no era potable por lo que habían de desplazarse con las caballerías a más de una hora de camino hasta la aldea de La Umbría a buscar el preciado liquido.
Esta falta de agua unida a la ausencia de otros servicios y la falta de futuro fue lo que empujó a la gente del Marchalico a marchar en los años 50 y 60, emigrando en su mayoría a Barcelona en busca de una mejora de vida. Otros se quedaron en pueblos cercanos como La Huelga, Los Gallardos o Turre.
Gabriel Requena y su mujer Isabel Muñoz fueron los últimos de El Marchalico, marcharon sobre el año 1969, instalándose en La Huelga.

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Fuentes de información:
-Antiguo vecino de Marchalico Viñicas.
-Vecinos de La Herrería.
-Revista cultural El Afa. Sociedad de amigos de Sorbas.


Visita realizada en septiembre de 2010.

PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.

Entrada al Marchalico Viñicas.




La casa de la tía Ginesa, fue de las últimas en cerrar.




Calle del Marchalico.




Viviendas escalonadas en la pendiente del terreno.




Vivienda.




Vivienda. Algunas tenían su era de trillar delante.




La segunda barriada del Marchalico Viñicas distante unos 200 metros de la primera.




Vivienda.




La vivienda más alta del Marchalico, encaramada sobre piedras graníticas.




Escaleras que servían para salvar los desniveles entre las distintas calles.




Horno de hacer pan y vista panorámica: el valle del río Aguas con el pueblo de La Herrería y la sierra Cabrera por detrás.



Ruina generalizada por esta parte de la aldea.




Acceso a la Cueva del Agua, una de las entradas al complejo del Karst en yesos de Sorbas. A la derecha la fuente y el lavadero del Marchalico.