Valdemoro de San Pedro (Soria)


En las estribaciones de la sierra de la Alcarama, a 1150 metros de altitud se sitúa el pueblo de Valdemoro.
Al pie del barranco de la Media Aldea y recostado en la ladera de la Peña el Contrero, unas treinta casas componían la población (a principios de siglo XX casi duplicaba el número de viviendas). A mediados de los años 40 eran diecinueve las casas habitadas, quedando reducidas a ocho en 1960.


Barranco del Horcajo
Cabeza Mostajo
Cantalobera
Casilla Barrena
Casilla de los Moros
Cuesta Martín
El Alto de Aidilla
El Amuñego
El Bajuelo
El Caracierzo
El Cogote de las Peñas
El Corral Bajero
El Costero de la Pradera
El Duredo
El Gayubar
El Hoyo del Pomar
El Huerto de las Tronzas
El Mojón de los Collados
El Peñón
El Prado Costero
El Puente de Valdevanillas
El Sentón del Cura
El Terreruelo
La Balsa
La Cabezada de Valdevanillas
La Dehesa
La Era Somera
La Era del Moral
La Fuente Mingoso
La Fuente Ongarcia
La Fuente Somera
La Fuente de la Umbría
La Losa
La Mata de la Vallijuela
La Peña de la Zorra
La Peña del Contrero
La Pesquisa
La Redondilla
La Solanilla
Las Abarrancadas
Las Esportelladas
Las Pozas
Los Abriguillos
Los Cantalazos
Los Cantarrales de Balbiano
Los Centenares
Los Costeros del Hoyo
Los Nabares
Las Tres Cruces
Los Ulagares
Zalabardo

**Son algunos topónimos de lugares comunes de Valdemoro que quedaran para siempre en el recuerdo de las personas que habitaron el pueblo**


Como correspondía a la zona el invierno era duradero y frío en extremo.
Abundantes nevadas con las consiguientes heladas paralizaban la vida cotidiana del pueblo.
La leña de estepa y los troncos de roble era lo más utilizado en la combustión de la lumbre en las cocinas valdemoreñas para combatir los rigores invernales.
El mes de febrero del año 1956 pasará a la historia como el más frío que se recuerda en Valdemoro. Las temperaturas nocturnas llegaron a situarse entre 25º y 30º bajo cero. Se heló toda la cosecha de cereal.
 El agua para consumo y aseo personal se traía desde el cercano riachuelo que pasaba por el barranco de La Media Aldea. Se transportaba en cántaros y pozales y una vez en casa se metía en tinajas de las que se iba sacando según las necesidades.
La luz eléctrica llegó a Valdemoro en el año 1954.
 Tierra de secano mayormente por lo que sus campos estaban cultivados de trigo, cebada, avena y centeno, no faltaban tampoco las lentejas, los yeros y los cucos.
El trigo se empleaba para hacer el pan y se llevaba a los molinos del río Linares, entre San Pedro Manrique y Vea. Se llevaba a lomos de caballería por caminos de herradura. El resto del cereal se utilizaba como pienso para los animales.
Las ovejas y las cabras conformaban la ganadería en Valdemoro. Los cabritos y los corderos venían a comprarlos tratantes de Arnedo y de Enciso.
Las cabras se ordeñaban para consumir la leche y para hacer quesos, las ovejas no eran ordeñadas pues de ellas se amamantaban los corderos. Las cabras se llevaban a pastar todas juntas, en lo que se denominaba la "cabrada" las sacaban por turnos rotatorios entre los vecinos según las que tuviera cada uno mientras que las ovejas era cada familia la que se ocupaba de sacar a pastar las suyas, generalmente iban de pastores los más jóvenes de cada casa a partir de los doce o trece años.

"Mi hermana Esperanza y yo fuimos de pastoras con nueve y once años respectivamente. Con días de frio y de ventiscas. ¡¡Las ovejas eran más grandes que mi hermana!! Llevábamos una taleguilla con un trozo de pan, una tortillita y algo de labor para pasar el día. En días de lluvia y tormenta no se oían los cencerros ni se veían las ovejas pero al caer la tarde todas regresaban a los corrales".
IGNACIA JIMÉNEZ.


"Cierto día las ovejas llegaron solas a los corrales al atardecer pero yo no regresé con ellas. Avisaron a mi padre y en compañía de algunos vecinos con candiles y luces empezaron a buscarme porque ya había anochecido. Al llegar ellos a Los Abriguillos empiezo a oír voces que me llamaban: ¡Esperanza...! ¡Esperanza....! A lo cual contesté: ¡Aquí estoy! y es que..... ¡me había quedado dormida! ¡Menudo susto les hice pasar a todos! ESPERANZA JIMÉNEZ.

La matanza era un ritual muy celebrado. Se hacía en familia y se decía "estar de cachuela" o "moraga". Días de mucho ajetreo en el cual participaban todos, con muy buena armonía. A los vecinos de más confianza se les obsequiaba con una morcilla y un trozo de tocino.
                                                         
                             Todos preparados
                             para la matanza
                             con alegría y contento
                             y los chicos en algarabía
                             y amigos venidos de lejos.

                            Toda la familia reunida
                            hermanos, tíos y abuelos
                            para atacar por sorpresa
                            a este animal indefenso.

                            La dueña... delantal blanco,
                            peinada con buen pañuelo,
                            lo guardaba muy planchado
                            para el último adiós al puerco.
                                      BASILIO JIMÉNEZ.


Para hacer compras hacían los desplazamientos a San Pedro y a Enciso. Al primero iban los lunes que era día de mercado, donde se juntaban gentes de toda la comarca en una jornada plena de ebullición de personas y animales. Se compraba y vendía de todo.
También se acudía a las ferias que se celebraban el catorce de junio (la de San Antonio) y el primer domingo de octubre (la del Rosario).
Todo lo que se llevaba a vender y posteriormente las compras se realizaban a lomos de los machos. Unas tres horas suponía el trayecto a San Pedro.
Los domingos pero con menos asiduidad se acercaban hasta el mercado del pueblo riojano de Enciso, distante otras tres horas de recorrido.
Los cochinos de siete semanas llamados tetones se llevaban a vender al mercado de San Pedro Manrique, en menor medida al de Enciso.
Vendedores ambulantes aparecían también con cierta frecuencia por Valdemoro a vender su mercancía. Tal era el caso del ¨Puay¨ que venía desde Enciso a vender baratijas y poco más.
De Valdeprado llegaba otro vendiendo cosas de quincalla.
De San Pedro venía Mario que vendía telas, géneros de punto, agujas, alfileres, carretes y bobinas de hilo. En casa de Arcadio Jiménez dejaba para vender cervezas, galletas o chocolate entre otros productos. En ocasiones traía sardinas frescas. Venía a caballo y llevaba dos burros para el transporte de la mercancía. Acostumbraba a pernoctar en casa de Arcadio, con el cual mantenía una buena amistad.
Del pueblo riojano de Igea venía Leandro " el Sastre", compraba huevos y pieles de oveja, cabra o conejo.
Todos estos vendedores estaban obligados a pagar un impuesto llamado la "Alcabala".

Cada mes un vecino estaba obligado a tener vino a disposición de quien lo solicitara. Apenas se hacía uso de esta norma porque en cada casa solía haber vino para consumo, solamente los mozos en alguna ocasión especial utilizaban esta taberna rotatoria para alguna celebración.
Para comprar el vino se desplazaban al pueblo riojano de Prejano.

Las fiestas patronales se celebraban en honor a San Juan Bautista. En principio eran el 29 de agosto pero debido a que en esas fechas los vecinos estaban en plena faena de la trilla se trasladaron al veintisiete de septiembre con una duración de dos días.
El primer día la música la pagaba el ayuntamiento y el segundo los mozos, hubo algún año en que se alargó un día más por deseo de los jóvenes que sufragaban los gastos de los músicos.
Las mozas solían ir a esperar a los músicos a la entrada del pueblo, los cuales llegaban la víspera por la tarde y nada más hacer su aparición daban una vuelta por las calles tocando. Después de cenar se hacía baile en la plaza Vieja.
Al día siguiente, 27, fiesta mayor. Primeramente se hacía la procesión por las calles con los estandartes, pendones y cruces correspondientes, además del volteo de campanas. Finalizado este acto se realizaba una misa solemne cantada por Valentin y Salustiano (hijos del pueblo).
El baile se hacía indistintamente en las dos plazas, la Nueva y la Vieja, o en el frontón, en alguna ocasión también en una era (la de Arcadio Jiménez). Si el tiempo no acompañaba se celebraba el baile en el salón del ayuntamiento.
Era costumbre en las fiestas hacer alguna rifa como podían ser rosquillas o alguna prenda. Se preparaban unos boletos numerados que compraban los forasteros y la gente del pueblo.
Los músicos que venían eran el Santos del pueblo riojano de Garranzo que tocaba el clarinete y el Indalecio del pueblo de Leria que tocaba el tambor.
Años más tarde venían músicos de San Pedro Manrique: Juan José al violín y Beni con la trompeta. Otros años venían tres hermanos del pueblo riojano de Muro de Aguas: Pepe que tocaba el violín, Guillermo que tocaba la guitarra y otro más tocando la trompeta.
Los músicos se alojaban un año en cada casa por orden correlativo entre el vecindario.
Venía la juventud de Buimanco, Vea, Armejún, Peñazcurna....
A todos se les invitaba a comer y a cenar. Se mataba una oveja vieja para la ocasión, se hacían rosquillas, magdalenas y dulces en el horno comunal, se compraban botellas de licor para la ocasión y los jóvenes hacían el zurracapote.
En primavera, los domingos por la noche los mozos hacían rondas por el pueblo tocando la guitarra y cantando canciones a las puertas de las casas donde había mozas.
Los domingos y días de fiesta los jóvenes acostumbraban a jugar a la pelota en el frontón, se jugaba al mus o se hacía baile en el salón del ayuntamiento con música de guitarra. Las mujeres se reunían a contar historias y jugar a la brisca.

Cada domingo se celebraba misa en la iglesia parroquial de Valdemoro. El cura primeramente venía de Vea en la persona de don José. Posteriormente el cura venía desde Buimanco, don Pedro Nolasco, don José Luis Eguizabal (natural de Prejano en La Rioja) o don José Soto (natural de Albelda en La Rioja) eran algunos de los que acudían a oficiar los actos religiosos. Siempre solían hacer el trayecto entre Buimanco y Valdemoro andando.
El médico residía en San Pedro Manrique. Don Epifanio primero y luego don Manuel (era dentista también) fueron algunos de los que se desplazaban a visitar a los enfermos por los pueblos de la comarca. Iba montado a caballo aunque en ocasiones había que ir a buscarlo con un macho.

"En una ocasión que contaba yo con unos cuatro años de edad me caí desde el balcón situado en la primera planta hasta el suelo y a pesar de que el vestido que llevaba puesto hizo de "paracaídas" y amortiguó la caída, mi padre se asustó por las consecuencias que pudieran derivarse del golpe e hizo llamar al médico de San Pedro.
Una vez que llegó don Manuel y en vista de que el golpe no era mayor cosa refunfuñó malhumorado dirigiéndose a mi madre: ¡¡Y para esto me han hecho venir!! ARACELI JIMÉNEZ.


El cartero recogía la correspondencia en San Pedro Manrique y posteriormente la repartía en los pueblos que tuviera asignados. Primeramente venía de Vea, posteriormente lo hacía Florentino de Villarijo, a este le sucedió Isidro que era de Buimanco, siendo el último Vicente Pastor, residía en Valdemoro y todos los días se hacía el trayecto de seis horas entre ida y vuelta a San Pedro a por la correspondencia y la repartía en su pueblo y en Buimanco.

En septiembre se cortaban lotes de robles en la dehesa y se sorteaban. El ayuntamiento daba un litro de vino por vecino y día para la ocasión.
Se arreglaban los caminos una vez al año y se decía "ir de vereda".
Tanto para las juntas de ayuntamiento como cuando venía el tío Joaquin, el herrero de Ambasaguas se acudía al toque de campana.
En septiembre una vez recogida la cosecha, los mozos celebraban "las machorras". Se compraba una oveja gorda y a ser posible machorra. Se mataba para consumirla, a lo cual se invitaba a las mozas, mientras que duraba la fiesta se bailaba al son de guitarras. Unos días de mucho alborozo entre la juventud.
El día de Todos los Santos, por la noche y después de cenar los mozos rezaban y cantaban el rosario por la calle. Iban a la iglesia, cogían dos farolas que se encendían y con una cruz y una campanilla una comitiva de jóvenes iba por el pueblo entonando una tonada un poco quejumbrosa durante el rosario. Al mismo tiempo dos mozos subían al campanario y en cada vano de las campanas ponían una luz y tocaban a muerto. Como todo el pueblo estaba a oscuras (aún no había llegado la luz eléctrica), el conjunto de la iluminación y el sonido recreaba en el ambiente una atmósfera patética y lúgubre.

"En invierno las mujeres se juntaban a pasar la velada nocturna en algún lugar que no hiciera mucho frío y se hacía el "trasnocho". Cosían, jugaban a cartas o se contaban historias. También los mozos acudíamos, se hacían bromas y chistes y se pasaba bien. Una de las bromas consistía en poner en un recipiente lumbre y guindilla picada, se llamaba "pimentonada". Irritaba los ojos y la garganta y no se podía estar allí, había que salirse. Cosas de entonces". PABLO JIMÉNEZ.

En los años 50 y 60 la gente se iba marchando de Valdemoro debido a que el progreso no aparecía por el pueblo. La productividad de la tierra era escasa, el pueblo tenía malos accesos, solo deficientes caminos de caballería. Los jóvenes no querían seguir viviendo en el campo y la gente mayor iba falleciendo.
Fueron buscando acomodo en pueblos industriales de La Rioja como Calahorra, Arnedo, Alfaro o en la propia capital riojana. Otras familias buscaron empezar una nueva vida en Zaragoza, en Soria o en Sevilla, y los más atrevidos dieron el salto cruzando "el charco" y se fueron hasta Argentina.
Patrimonio Forestal del Estado expropió todas las tierras para la repoblación forestal de pinos.

Qué me has dado Valdemoro?
pueblo siempre recordado
que aunque solitario estás
para mi serás siempre amado.

Qué me has dado Valdemoro?
que recordando el pasado
tanta nostalgia sentimos
y hoy solitario has quedado.

Que me has dado Valdemoro?
qué las gentes que tú has dado
a pesar de amarte tanto
te han entregado al Estado.
JOSÉ MARÍA JIMÉNEZ


Hacía el año 1962 se acabó para siempre el ciclo de vida en Valdemoro cuando cerraron la puerta de su casa Basilio Jiménez y Basilia Hernández (natural de Vea). Vivían también con ellos sus hijos: Manuel, Antonio, Nilda, Emilio, Juan Jesús y la abuela Francisca. Se marcharon a Logroño.

De los hombres que un día habitaron este pueblo
quiero rendir homenaje
a un hombre puro y sincero,
pequeño en estatura
 y agudo en el ingenio
que supo sacarle a la tierra
 el fruto con esmero.
Él se llamaba Basilio
y nos espera en el cielo,
él descansa en Logroño
ya muy lejos de su pueblo.
CÉSAR JIMÉNEZ


Agradecimiento a Araceli Jiménez por su entusiasta colaboración para dar forma a este reportaje sobre su querido y añorado pueblo.

Han colaborado:
Pablo Jiménez
Aracelí Jiménez
Esperanza Jiménez
Ignacia Jiménez.
Otra fuente de información:
-Libro: Este es mi pueblo "Valdemoro" de Araceli Jiménez.


PUBLICADO POR FAUSTINO CALDERÓN.

Visitas realizadas en junio de 1997 y diciembre de 2018.

Punto y aparte. Después de visitar el hermosísimo despoblado de Buimanco enfilo el camino que me llevará en algo más de una hora hasta Valdemoro.
Hace ya veintiún años de mi anterior visita. Tengo el recuerdo de verlo aparecer de repente al bajar por el camino metido en una hondonada. No pude entrar en aquella ocasión apenas por su interior, la maleza era la dueña, me imagino que ahora va a ser igual o peor.
El camino va sorteando los desniveles que producen los barrancos y sube y baja un par de veces. Algún corzo se me cruza por el camino pero se pierden pronto de vista entre los pinos.
Ambiente otoñal cien por cien. Temperatura fresquita, los árboles han soltado prácticamente toda la hoja. Mucha humedad de las últimas lluvias caídas. Hay que sortear numerosos charcos.
Diviso ya la silueta de Valdemoro. Allí están las casas recostadas contra un cerro. El transformador de la luz solitario a la derecha. El pueblo a la izquierda del camino. Contemplo las casas del barrio bajero, las que dan al camino, la vegetación está exultante, imposible buscar un resquicio para entrar. Continuo caminando por el exterior. Veo un regato que baja entre las casas y la iglesia, atisbo un puente que comunicaba los dos lugares pero la maleza no permite acercarse a él. Me dirijo hacía la iglesia. Mi primer intento es infructuoso, arañazos, enganchones en la ropa, a rastras literalmente puedo llegar a la parte alta de la iglesia. Diviso parte del pueblo. Las viviendas silenciosas y derrotadas al paso del tiempo miran con tristeza. Aquí sentado en una piedra doy cuenta de mis viandas.
Bajo hasta la puerta de la iglesia después de sortear zarzas y piedras. Entro en su interior. Desnuda de todo elemento religioso. Se puede intuir donde estaba el altar, el coro, el púlpito, la sacristía.
Salgo del templo y bajo otra vez hasta el camino, llego hasta el transformador, busco algún resquicio para adentrarme un poco en el interior del pueblo. Por fin doy con ello, un sendero estrecho entre las zarzas permite llegar hasta la plaza del pueblo. Viviendas a todos lados, la escuela en medio. La imaginación comienza a trabajar.
Busco alguna manera de seguir adentrándome por otras calles pero ya es misión imposible. Las zarzas no lo permiten. Me hubiera gustado subir hasta la parte alta del pueblo donde están los corrales y ver desde allí otra perspectiva de Valdemoro, pero no lo considero conveniente. Está a punto de caer la tarde y me quedan todavía diez kilómetros de camino hasta donde tengo el coche (en el camino entre Buimanco y Taniñe). El cansancio también juega en mi contra de intentar explorar más rincones, así que ni me lo planteo y abandono Valdemoro con un regusto amargo por no haber podido recorrer con deleite todas las calles y rincones del pueblo. Paso por Buimanco todavía con algo visibilidad pero será ya bien entrada la noche y después de una áspera y fatigosa caminata cuando llego al coche.


Valdemoro. Año 1997




A punto de llegar a Valdemoro




Aparecen las primeras edificaciones junto al camino que lleva a Armejún. El transformador de la luz a la derecha.




Calleja que daba a la plaza Vieja. A la izquierda la casa de "Los Manolones". La habitaba el matrimonio formado Tomás y María. Al fallecimiento de ambos continuaron viviendo allí sus hijos: Manuel, Primitiva, Andresa y Joaquin.
A la derecha la casa de Nicomedes y Engracia. Tuvieron seis hijos: José, Casimiro, Aurea, Isaac, Isidoro y Saturnino.




Entrando a la plaza




La plaza de Valdemoro. El edificio de la escuela y del ayuntamiento en medio. Las zarzas son las dueñas del lugar.




El ayuntamiento quedaba en la planta baja y la escuela en la planta de arriba. A mediados de los años 40 asistían a clase alrededor de veinticinco alumnos (catorce niños y once niñas), disminuyendo el número paulatinamente hasta su cierre a dos niños y seis niñas.
Entre los diversos maestros y maestras que impartieron enseñanza aquí se recuerda a doña Mercedes Obregón, natural de Teruel, estaba de patrona en casa de Salustiano.
Posteriormente estuvo don Santiago Calvo, natural de Palencia. Era soltero, vivía solo, en la antigua casa de los maestros, situada en la Callijuela. Era muy aficionado a tocar la guitarra.
El siguiente fue don Hipólito, natural de Castellón, vivía con su esposa María y con su hijo. Dejó buen recuerdo como maestro. Vivía en la casa que había sido de Dámaso, en la calle por encima de la escuela.
A continuación llegó don Manuel Alfaro, natural de La Rioja. Vivió en casa de Faustino y posteriormente se pasó a la casa de Arcadio y Marcelina.
Le sucedió doña María Barbero, natural del pueblo vallisoletano de Valdunquillo de Campos. Vivía en la casa que fue de Dámaso.
La última que dio clase en Valdemoro fue doña Angelines Hedo, natural del pueblo soriano de Morón de Almazán. Vivía de patrona en casa de Arcadio y Marcelina.

                      Humilde escuela rural
                      donde todos aprendimos
                      las normas gramaticales
                      la aritmética y sus signos
                      y tantas y tantas cosas
                      del maestro y de los libros
                      Y en días de frío invierno,
                       chicas y chicos llevamos
                       tarugos para la estufa
                       para poder calentarnos.
                       Jugábamos siendo críos
                       al escondrijo y al lazo,
                       al corroncho y a la patata,
                       a tres navíos y al marro.
                       Así pasaba la infancia
                       hasta cumplir doce años
                       y pasar a convertirte
                       en el pastor del ganado
                       de la mañana a la noche
                       en la soledad del campo.
                              PABLO JIMÉNEZ.

                                                             




Otra perspectiva de la plaza. La pared de la escuela a la izquierda.




Viviendas en la parte alta de la plaza. A la izquierda y ya caída la casa de la tía Fidela. En el centro la casa de Faustino y la de la derecha la casa del tío Dámaso, que posteriormente fue casa de los maestros.




Viviendas en la parte baja de la plaza.




Subiendo hacía el barrio Somero.
   
      Tus calles están desiertas
        y están tus casas cerradas,
                ya no hay mozos en las rondas,
              los que a las mozas cantaban,
     en noches de primavera
       al compás de la guitarra.
           Valdemoro.... ya se han ido
       tus hijos y te han dejado
solo con tu soledad.
PABLO JIMÉNEZ.




La casa de "Los Manolones" a la derecha y la casa de Nicomedes a la izquierda. Entre medias se divisa el transformador de la luz. La vegetación a sus anchas.




Viviendas en escalonada pendiente adaptándose al perfil del terreno. Arriba del todo la última casa que se cerró en Valdemoro.




La iglesia parroquial de San Juan Bautista.
     
                                                En Pamplona, SAN FERMIN
                                               En Zaragoza, EL PILAR 
                                               En Soria, SAN SATURIO      
                                              Y en Valdemoro, SAN JUAN




Portada de acceso al templo en arco de medio punto. Cruz latina tallada en la clave, la cual corre serio peligro de desprenderse.



Interior del templo. Ábside cuadrado con el altar mayor de fondo.



Interior del templo.
     
      Como olvidar a San Juan
        nuestro patrón venerado,
el del indice de yeso
    y el Cristo crucificado.
JOSÉ MARÍA JIMENEZ




La iglesia y el pueblo contemplándose mutuamente. Si los edificios tuvieran expresiones llevarían una profunda carga de tristeza en sus piedras viéndose lo que fueron y lo que son ahora.



Vista parcial de Valdemoro desde la iglesia. Estampa de la desolación. La casa situada a más altura fue la última que se cerró en el pueblo.
                    
                     Mirad hombres de Castilla
                     su silueta recortarse,
                     mirad como muere un pueblo
                     sin lagrimas, ni quejarse,
                     qué lo está haciendo en silencio,
                     sin pedir ayuda a nadie.
                         CÉSAR JIMÉNEZ.




Foto cedida por Araceli Jiménez

A la izquierda la casa de Amelia y Martín. La emigración se los llevó a Calahorra.
A la derecha la casa de Arcadio Jiménez y Marcelina Jiménez. Tuvieron seis hijos: Esperanza, José María, Ignacia, María Josefa, Teresa y Araceli. En 1959 cerraron la puerta de su casa y se marcharon a Argentina.
"Fue el 16 de enero. Ese día nevaba, el pueblo estaba blanco y hacia mucho frío. Recuerdo pasar junto al cementerio y dando la vista atrás... allá quedaba nuestra cuna.
Llevábamos pocas pertenencias, entre ellas una maquina de coser "Alfa", ropa y lana para los colchones, además de unas maletas que mi padre mandó hacer para la ocasión con madera de cerezo. Recuerdo escuchar a mi madre que se había hecho un pequeño bolso para esconder las pesetas y se lo puso dentro de la ropa.
El itinerario fue Arnedo-Corella-Tudela-Barcelona y allí en el vapor "Salta" a Buenos Aires.
Mi hermana Esperanza ya se había ido previamente puesto que allí vivían mis tíos Emilio y Antonia.
El desarraigo y el posterior proceso de adaptación fue difícil, nos ayudábamos entre todos y aunque hubo momentos duros, conseguimos el objetivo.
Argentina nos dio esperanza, trabajo y bienestar.
Y nuestro querido Valdemoro siempre en el recuerdo". ARACELI JIMÉNEZ.
 



Fachadas traseras de las casas de Germán y de Vicente.




Viniendo de Armejún se tiene esta panorámica de Valdemoro.



Casas del barrio Bajero y transformador de la luz. El camino lleva hasta Buimanco y posteriormente a Taniñe.



Torreta del transformador de la luz. La energía eléctrica llegó a Valdemoro en 1954 por medio de un tendido eléctrico proveniente de San Pedro Manrique.
El día 24 de diciembre fue un día histórico pues ese día se encendieron las bombillas en Valdemoro. Hubo fiesta, jolgorio y zurracapote.
"A todos nos produjo una inmensa satisfacción pero he de resaltar que si una persona se alegró infinito de la llegada de la electricidad fue mi abuelo paterno Francisco Jiménez, amante del progreso. Fue una de las mayores alegrías de su vida.
Como anécdota resaltar que a los pocos días los mozos requisaron todos los candiles y se les hizo "un juicio sumarísimo" siendo condenados a "morir en la horca". Se hincó un poste en la Plaza Vieja y allí fueron colgados todos los candiles. Durante mucho tiempo allí estuvieron expuestos como escarnio para toda "la raza candilera". ARACELI JIMÉNEZ.

27 comentarios :

  1. cuanta tristeza y nostalgia de los colaboradores que te cedieron sus anécdotas y entrañables recuerdos, gracias por transportarnos en el tiempo Faustino y deleitarnos una vez mas con tan amenos y nostálgicos relatos, un saludo desde México.

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    1. Los testimonios, los poemas y las poesías están cargados de nostalgia y añoranza a raudales, pero a la vez encierran una sobredosis inmensa de belleza.
      Araceli y su familia se fueron bien lejos pero nunca olvidaron.
      Quizá indirectamente le debamos a Argentina la posibilidad de que este maravilloso reportaje sobre Valdemoro esté hoy publicado en el blog.
      Gracias Many por este bellísimo comentario.
      Un cordial saludo.

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  2. Hola Faustino,estoy contigo en que a veces los testimonios de los antigüos habitantes de esos pueblos están cargados de nostalgia y añoranza pero como bién dices,también llenos de belleza,una pena que pueblos que antaño estuviesen llenos de vida acaben así,en fin...,un abrazo Faustino y te deseo unas felices fiestas navideñas

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    1. Hola Roberto.
      Fue una etapa muy importante en la vida de todos ellos, con lo cual los recuerdos surgen con esa mezcla de sencillez y de nostalgia por un tiempo pasado que se fue para no volver.
      Cuanto más lejos se encuentre actualmente el informante de turno de su pueblo natal la carga de añoranza aumenta.
      Los mismos deseos navideños para ti Roberto, un verdadero honor (y un placer) para mi que hayas estado ahí siempre al pie del cañón dejando tu testimonio sobre cada pueblo tratado.
      Un fuerte abrazo.

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  3. Muy interesante este blog. Se aprecia que de esos pueblos, hoy deshabitados, se pueden contar muchas historias. Felicito al autor de este blog desde la ciudad de Bayamo, provincia de Granma, Cuba.Feliz añó 2019.
    riobayamo@yahoo.es

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    1. Muchas historias (y a cual más hermosa) se pueden sacar de estos lugares deshabitados. Y cuantas se perderán en el abismo del olvido si no se recogen a tiempo.
      Gracias amigo cubano por dejar tu comentario y los mismos deseos de felicidad para ti.
      Un cordial saludo.

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  4. Faustino, qué emoción haberte descubierto. Siempre me ha atraído la vida de nuestras generaciones pasadas. Como me gustaban las casas antiguas con sus enseres, cómo me imaginaba sus vidas. Me emociona entrar en una casa deshabitada encontrada al azar en un paseo por el campo, de siempre me ha gustado hablar con los mayores y que me cuenten de su pasado. Ello me hizo estudiar historia aunque por azares de la vida no me dedique a ello, pero ver tu blog me ha encantado. Como me identifico con tus palabras!!!! Enhorabuena. Nada muere si permanece en nuestra memoria

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    1. De alguna manera son sentimientos y emociones muy parecidos los que se dan a todas las personas que vemos algo más allá de esas "cuatro casas caídas" como dirían despectivamente otros.
      Coincido sobre manera con tus reflexiones. El entrar a una casa vacía pero con el alma de los que allí vivieron todavía presente. La imaginación se pone a trabajar.
      Y especialmente el hablar con los mayores y escucharles contar retazos de su pasado. Eso es impagable. Nos enriquece mentalmente una barbaridad.
      Gracias Ana por dejar este precioso comentario.
      Un cordial saludo.

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  5. Marta 29 de enero de 2019
    Hola Faustino,te conozco gracias a una persona que me llevo a ver varios pueblos deshabitados, y puede ver de primera mano como ente la maleza y los escombros corría el sonido del viento tan distinto cuando entraba por los ventanales a cuando soplaba cerca del riachuelo y los árboles, las ramas hablaban querían contarte su historia.
    El pueblo se llamaba Escobosa de Calatañazor.
    Me gustaría que algún día pudieras contarme algo de su gente y sus andanzas.
    Desde tu perspectiva que es tan distinta pareces un escritor de novela como si lo estuvieras contando en primera persona, haces que los demás o yo personalmente pueda introducirme dentro de tus relatos.
    Un saludo Faustino y espero que sigas deleitándonos con tus pueblos.

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    1. Hola Marta.
      ¡Qué bonito es escuchar el sonido del viento en un despoblado! Viento que te habla de unas gentes que se fueron, de unas casas silenciosas e inertes, de un tiempo que se fue y no volverá.
      Un viento que te dice que te empapes de la soledad que allí impera, que escuches el silencio, que dejes volar la imaginación, que valores lo que ves y que admires a los que allí vivieron.
      Precioso pueblo el que visitaste de Escobosa de Calatañazor. Sorprende pasear por sus desiertas calles y no aciertas a comprender porque se quedó vacío y tampoco ha sido capaz de tener una segunda oportunidad de volver a la vida y convertirse en un pueblo de verano.
      Espero algún día poder contar más cosas sobre este pueblo. De momento no tengo una exhaustiva información. No pude hablar con ningún nativo del pueblo. Lo que escribo sobre él me lo contó un informante de un pueblo vecino.
      Bueno pues ahí sigo publicando nuevos reportajes que espero que sigan siendo de tu agrado. Hace dos día he realizado uno sobre una aldea de Albacete.
      Gracias por dejar este bonito comentario.
      Un cordial saludo.

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  6. Hay Valdemoro,Valdemoro que queda de este pueblo tan hermoso,solo quedan víboras y escombros.Una plaza en su día inmensa y redonda seme hizo en mi recuerdo de niña ( a la edad de 5 años) cuando volvi fue mi desilusion ver que se habia quedado pequeña y vacia.Donde un día yo vi la luz,(1937)en casa de Germán Perez y Epifanía Jiménez. A los de 5 años con mi hermano Regino,uno a cada lado del macho en las alforjas y en medio el gato en la caracolera,con la mirada hacia abajo veía las patas del macho casi rozando el precipicio de los montes y barrancos. Guardo un grato recuerdo de mi pequeña infancia en la escuela con el profesor Mariano que nos enseñaba con el libro del pato pasábamos todos los cursos. Tambien tengo en mi recuerdo desde las alforjas la voz de mi prima Genara, decía ya se va la Teresota para que no nos pegue,jaja. Mi abuela Emerenciana(viuda de mi abuelo Elias)con mi Tía Nativos(Natividad Palacios) me hacían corto el dia, pasaba más que en mi casa, con dos bancos alrededor del hogar merendabamos una sardina de cubo. Me alegro poder plasmar algo de mi pequeña vivencia en mi pueblo Valdemoro fue mi hermana la que me dijo de este reportaje y entre mi hija y su prima se comunucaron. Me llamo Teresa Perez Palacios tengo 82 años, me ha emocionado,todo lo que sea dicho y tambien la dedicatoria a mi primo Basilio.Espero leer el libro de Araceli me ha dicho mi hija que intentará conseguirlo. Un saludo a todos los que me escuchen.

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    1. Hola Teresa, cuanta emoción al leer tu comentario. Valdemoro nunca morirá mientras uno lo recuerde. Prometo mandarte explicación de tus descendientes, se lo preguntaré a mi hermana Esperanza (85 años) ella se vino a Argentina con solo 19 años y recuerda mucho a sus pobladores. Yo solo tenía 9 años. Te voy a buscar en facebook así te mando información. Abrazos.

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  7. Soy nieto de Felipe Palacios. Mi abuela vivió en Valdemoro hasta que se fue con mi abuelo a La Rioja. Cuenta mi madre que siempre le peno aquella decisión porque su pueblo era su querido pueblo y no perdía ocasión en ir en fiestas a su pueblo con mi madre y mi tía en burro,por caminos de Dios sabe cómo y unas diez horas viaje. Tenía que gustarle su pueblo de verdad para tal azaña.
    Yo he estado en Valdemoro tres veces y lo he andado de arriba a abajo. Es complicado llegar andando y andar por el pueblo ,pero la curiosidad puede con eso y con mucho más.
    Para mi llamarlo pueblo deshabitado no es del todo exacto,más bien es un pueblo olvidado.
    Olvidado porque nadie piensa en como vivía la gente entonces y cómo viven ahora y lo que ocurrió entonces y lo que ocurre ahora. La historia de Valdemoro está olvidada y es de agradecer los testimonios aquí presentes y la voluntad de recordarlos por unos y por otros.
    Por último ,lo que más me impresionó cuando vi el pueblo de mi abuela,no fue un pueblo deshabitado y destruido por el paso del tiempo,sus historias y
    la forma de sobrevivir de aquellas personas,sino sentir que mi abuela paso su vida en aquel lugar que yo tenía delante.
    Un saludo a todos y gracias por acordaros del pueblo de mi abuela: Valdemoro.

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  8. Perdón por el lapsus: mi abuela se llamaba Felipa Palacios,era hermana de Epifanía,Guillermo,Carmelo y Natividad. Era hija de Emerenciana y de Elías. Y tuvo tres hijos: Felix,Luisa y Pilar. Yo soy Ángel,hijo de Pilar y nieto de Felipa.
    Le recomiendo a todos que vayáis a Valdemoro!
    Se puede ir por pista desde Tañiñe o bajar a Armejun por la Rioja campo a traves y luego pista.

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    1. Hola! Me emociono leer tu comentario, todos los nombres que dices me suenan en mis oídos, quizás seamos familia. Yo llegué a Argentina con solo 9 años, recuerdo pocas cosas pero mi hermana Esperanza con sus 84 años recuerda muchas cosas. Se lo preguntaré a ella. Me gustaría contactarme por Face book así te daría toda la información que quieras. Puedes buscarme como Araceli Jimenez.
      Agradezco el recuerdo y que hayas transitado mi Valdemoro como si fuera una pintura. Mientras uno lo recuerde., nunca morirá. ABRAZOS DESDE BUENIS AIRES.

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    2. Hola ,Ángel yo se de la existencia de Félix que esta en Aldeanueva de Ebro ( Rioja) y Luisa vive en Tafalla, Pilar siempre le llamábamos Pili, por eso no caía quien era vive en Calahorra,no. Son primos mios yo soy hija de Epifanía . Tengo una foto de tus abuelos que si quieres me encantaría enviarte.Puedes buscarme en Facebook por Marina Garrote Rota.Un saludo.

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    3. Hola, ahora tengo dos años más y sigo emocionando mucho cuando mi hija me lee,lo qué escribimos y lo qué aquí se escribe. Porqué pasándose los años la memoria no es la misma. Pido disculpas en Facebook es María Garro Rota(es una niña vestida de Caperucita) me encantaría tener más fotos y demás familia si leen esto,de todas formas Araceli este en contacto con nosotras.

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  9. Mis abuelos son Germán Pérez y Epifanía Palacios los dos de Valdemoro. Quiero visitar el pueblo de Valdemoro y ver la casa donde vivian, he visto una foto de las del artículo que pone que es la casa de Germán si alguien sabe o me puede decir algo sobre la ubicación lo agradecería mucho gracias.

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    1. Buenas tardes. Agradezco tu comentario. Te pediré amistad por facebook y te daré todos los datos para aclarar lo que quieras. ABRAZOS.

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  10. Lo primero muchas gracias, Faustino, por esta labor de valor incalculable que realizas.

    Me llamo Manuel Jiménez, soy bisnieto de Hilario Jiménez quién se casó con una chica de Enciso, y allí se quedaron a vivir, al abrigo de las antiguas fábricas.

    Me llama mucho la atención que el apellido Jiménez acompaña a muchos de los autores de los Testimonios :) No sé si alguien sabrá la posible relación que puedan tener con mi bisabuelo Hilario Jiménez...

    He estado varias veces en el pueblo, siempre yendo desde Enciso, cogiendo la senda que cruza la carretera hacia Armejún, y luego por la pista hasta Valdemoro. De ahí, pasando por el Hayedo, vuelta a Enciso. En varias paredes de casas he conseguido ver inscripciones dónde se lee "Jiménez".

    Un saludo a todos!

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    1. Hola Manuel. Estuve averiguando y mi hermana Esperanza que tenía 19 años cuando dejó Valdemoro, me pudo aclarar alguna de tus dudas. Ella me dice que ese tal Hilario Jimenez debe ser el fundador o uno de los dueños de la fábrica de harinas de Enciso. También me dijo que tenía una hija llamada LUZ que iba siempre a Valdemoro a coger cerezas. Tanto le gustaban que ella misma las escondía para no comérselas todas.
      Además te cuento que mi tío ANTONIO JIMENEZ trabajó en esa fábrica y como anécdota siempre contaba que se metía con sus alpargatas donde estaba el trigo para guardarse el trigo adentro y luego se las daba a sus gallinas.
      Me alegro que hayas visitado mi pueblo. Nunca lo olvidare, solo tenía 9 años cuando lo dejé nevado. Abrazos desde Buenos Aires.

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  11. Hola Araceli. Muchas gracias por contestar y por preguntarle a tu hermana sobre mi bisabuelo Hilario Jiménez, natural de Valdemoro. No sé si estamos hablando del mismo Hilario. Mi abuelo Manuel Jiménez (hijo de Hilario) tuvo varios hermanos. De entre ellos dos chicas, que se llamaban Juana y Filo. Creo que no había ninguna llamada Luz. Sé que su hermano Alberto, y la propia Filo, emigraron a Argentina (Buenos Aires). Hilario Jiménez debió de fallecer en la década de los 40, así que tu hermana Esperanza sería muy pequeña por entonces.

    Hoy mismo he visitado Valdemoro de nuevo. Me ha sido muy difícil acceder, las entradas principales están llenas de zarzas enormes. He conseguido entrar dando un rodeo por encima de la iglesia, pasando por unas eras y un camino que cruza un pequeño barranco que atraviesa el pueblo. He llegado hasta un par de casas, situadas en la
    parte alta del pueblo, que aún se mantienen en relativo buen estado. Hay inscripciones del apellido Jiménez en muchas puertas y paredes.

    Si me das una dirección de email te envío las fotos que he realizado.

    Un saludo desde Enciso.

    Manuel.

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  12. Hola! Me llamo Ángel Cendón Maroto (mi cuarto apellido es Barbero). Soy nieto de María Barbero Méndez. Mi abuela solo vivió en Valdemoro con un hijo (a lo sumo, dos). Nunca pudieron ser cuatro porque tuvo solo 3 hijos: mi madre, mi tía y mi tío. Tengo la hoja de servicios de mi abuela y allí aparece Valdemoro. Siempre me contó mil y una historias sobre el pueblo, cómo llegaba allí en el macho por un desfiladero, la crudeza de los inviernos. Siempre he tenido ganas de conocer el pueblo y ahora veo que está desaparecido. Me apena, pero es lo que hay. Me encantaría hablar con alguien que hubiese conocido a mi abuela. Un abrazo a todos.

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  13. Perdón, se me ha olvidado decir que mi abuela fue maestra en Valdemoro. ;)

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  14. Mi madre me ha confirmado que, de los tres hermanos, nunca estuvieron viviendo en Valdemoro más de uno a la vez con mi abuela, María Barbero, la maestra. Y solo son 3 hermanos. ;)

    Mi abuela tenía una vecina que se llamaba Oliva y tenia dos hijos (varones). También tenían muy buena amistad con Salustiano. Solían ir por la noche a su casa a pasar un rato y charlar. Salustiano era viudo, su difunta esposa se llamaba María. Salustiano vivía con su hija (Bernardina) y su yerno (el marido de Bernardina). Bernardina tenía una hermana que vivía en Soria capital y que se llamaba Emilia. A María y Salustiano se les había muerto otra hija. Mi madre guarda unos recuerdos muy muy valiosos de todo esto. Habla maravillas de Valdemoro y sus habitantes... espero que estas líneas os sirvan de inspiración. Un abrazo a todos.

    Ángel

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  15. Me corrijo: me ha dicho mi madre que Oliva y sus dos hijos eran vecinos en La Perera, también en la provincia de Soria, que fue el siguiente destino de mi abuela. Pido disculpas si repito información pero un par de veces he creído que se me había borrado lo que había escrito. ;)

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  16. Buenas noches igual es un pocontsrde pero bueno está mañana he ido con mi novia a ver el pueblo y la verdad que para llegar nos lo esperábamos peor hay una pista forestal que está muy bien cuidada no hay mucha cuesta empinada pero por desgracia hemos tenido que volver porque había unos toros sueltos en medio del camino y ya mí chica le ha dado miedo
    Mi abuelo se llamaba JESUS JIMENEZ PEREZ vivio allá y termino en Corella Navarra si aluien sabe algo le estaría agradecido
    Saludos

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